«Tengo que intentarlo, pero también debo ser realista»

A.S.G.
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Ante un escenario complicado, Diego Rubio quiere apurar todas sus opciones para poder volver a competir. «Si es por la opinión de los médicos, creen que no voy a poder volver»

Diego Rubio, con la ortesis que le han colocado tras retirarle la escayola del brazo.

Las opciones son pocas. Lo sabe Diego Rubio, pero no se va a rendir. «Tengo que intentarlo pero también tengo que ser realista» reconoce el ciclista de Navaluenga, en el fino alambre de lo posible y lo imposble, de quien quiere agrarrarse a las pocas opciones de volver a competir después de un 2022 horrible y que le puede llevarle a una retirada tan prematura como indeseada. Todo por un año de esos que «nadie espera, por muy mal que pueda pensar que pueda a ir», un año para olvidar pero que por desgracia nunca olvidará, que si pudieras «borraría» pero cuyas consecuencias mantienen al abulense en la incertidumbre. Ya acabó mal el 2021.Entonces una infección le obligó a bajarse de la bicicleta en el final de la Vuelta a España para pasar por quirófano. Pero el 2022 fue peor. Apenas había llegado el mes de febrero y en una de las primeras carreras del año, el Trofeo Port d'Alcudia de la Challenge de Mallorca, el abulense se iba al suelo. Al quirófano con una fractura del cuello del fémur derecho. Se aplicó el ciclista de Navaluenga en la rehabilitación para volver lo antes posible. Y lo hizo. En el mes de mayo, y tras mucho trabajo, el abulense se subía de nuevo a la bicicleta para disputar el Tour de Estonia. Ni 48 horas le duró la alegría, porque en la segunda etapa se iba al suelo. Fractura abierta de cúbito y radio que le llevó a ser operado de urgencia en Estonia. Una chapuza. Aquello quedó mal. De nuevo, al quirófano para resolver una fractura que no soldó y una muñeca desviada 40 grados. De todo aquello se recupera ahora. Lo primero, con el objetivo de quedar bien para la vida diaria.Lo segundo, y más complicado, para poder competir.

Su última visita al médico ha sido hace apenas unos días. «Lo positivo, dentro de que es una recuperación muy lenta, es que ya se ve algo de callo óseo. Al ser una segunda operación con injerto es algo muy lento, pero al menos va bien.Ya empezaba a estar preocupado».Le han quitado la escayola.Ahora lleva una ortesis. «Puedo hacer la extensión del brazo, lo único es que no puedo hacer la rotación.Así un mes y en enero a ver qué me dicen» comenta el navalongueño, que pregunta pero no encuentra respuestas. «Por más que lo hago, no me dicen nada.A cruzar los dedos, que suelde bien». Ha pedido más opiniones entre traumatólogos de confianza. «Esperan que si todo va bien pueda tener el brazo en condiciones óptimas para la vida normal pero recuperar la fuerza y la movilidad completa... No lo ven» señala. Y aquí ya estamos hablando de terminos para volver a competir. Lo va a tener complicado.

«Según su opinión, va a ser difícil. Si es lo que ellos piensan, creen que no voy a poder competir» reconoce con dureza el abulense ante la situación en la que se encuentra. «Tengo que intentarlo pero también debo ser realista. La gente te pide ser optimista, pero sé lo que hay. Lo estoy intentando pero no es fácil a nivel mental». Todo lo que está viviendo Diego Rubio no es un episodio emocional sencillo de digerir. «He pasado un par de rachas malas. Al final te toca asimilarlo todo. No puedo hacer más.Ahora estoy mejor pero no quita que hay días que no son sencillos, pero hay que ir asimilando las cosas».

Mirar con estas perspectivas al 2023 es difícil. «Espero que no sea un año perdido porque si el 2023 está perdido, es que está perdido todo» asume. «Es una posibilidad, sí. Yo pregunto y pregunto pero no me dan muchas respuestas. En enero volveré al médico y seguiremos viendo. No va a ser rápido» comenta consciente de que no va a poder apurar mucho más. Se trata de un proceso largo en el que aún no se sabe cuál será el punto final. «Siempre cuesta asimilar este tipo de cosas pero cuando tienen un final, una fecha puede ir cerrando pasos, pero las incertidumbres son muy complicadas» señala. Intenta seguir rutinas diarias, está terminando sus estudios de Grado Superior de Nutrición y ha comenzado a sacarse el curso de Director Deportivo, pero «es una situación complicada».

Ahora mismo está sin contrato. No pudo renovar con el Burgos BH. «Es entendible» reconoce. Mantiene contacto con ellos. «La puerta no está cerrada.Espero poder tener la oportunidad –si se presenta– de probar pero ellos tienen la opinión de los médicos de que no será fácil que el brazo quede para competir».  Han sido cinco años con los burgaleses y la relación personal está presente. «Está claro que si hubiera sido mi primer año u otro equipo imagino que la puerta estaría totalmente cerrada.Les he transmitido que mi intención es intentarlo». Apurará hasta el final.