«El lenguaje está para pervertirse»

D. Casillas
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El escritor y cineasta Rodrigo Cortés presentó ayer en el ciclo 'Literarios' su libro 'Verbolario', en el que reúne más de 2.000 definiciones de palabras de uso habitual a las que 'desnuda' para descubrirles significados nuevos

Rodrigo Cortés, cineasta de gran éxito internacional (ha cosechado numerosos premios y dirigido, por ejemplo, a Robert de Niro, Sigourney Weaver o Uma Thurman) y también escritor, fue el protagonista de este lunes del ciclo Literarios.

'Desnudando las palabras' fue el título de la charla que ofreció Cortés en el ecuador de este programa que organizan Fundación Ávila, CaixaBank y Librería Letras, cita en la que hablando de su doble labor de director de cine y escritor dijo que «pienso que no hay pluma sin cámara ni cámara sin pluma, no sabría ordenar ambas dedicaciones; en lo cronológico fui antes escritor, aunque sólo sea porque tienes acceso a una libreta antes que una cámara por razones muy fáciles de comprender, pero me gusta jugar con ambos géneros, teniendo muy claro que uno y otro son lenguajes muy distintos y no los confundo».

En cualquier caso, apuntó, «tengo también claro que el lenguaje literario y el cinematográfico están hermanados y a la vez no tanto como parece, porque la verdadera literatura es difícil de llevar al cine. Creo que la literatura muchas veces no es necesariamente el terreno de la trama sino el de la evocación, el de las resonancias, el de las texturas, y en cambio en el cine el personaje se define a través de la acción y no de su pensamiento; aunque evidentemente comparten cosas y es un juego de vasos comunicantes constante, y también de espejos, uno y otro son lenguajes muy diferentes que no conviene confundir».

Frente a quienes lamentan que el lenguaje está muy pervertido, Rodrigo Cortés defendió que «el lenguaje está para pervertirse, entre otras cosas; no hay más remedio que sea así porque las palabras cambian constantemente de significado».

En Verbolario, el libro que venía a presentar, «juego un poco con las definiciones de las palabras comunes; el lenguaje, lamentablemente, no está a mi alcance reinventarlo, pero sí aprovecharme de su ductilidad, del modo en el que se estira y encoge, de ver cómo un mismo término puede contemplarse desde diferentes ángulos para llegar a su significado secreto, que a menudo es el contrario al oficial». El libro, formado por más de dos mil definiciones sorprendentes llenas de imaginación, «es el producto de un trabajo de investigación que he realizado dentro de mí, porque casi al modo del satirista o del cómico exploro donde rebotan dentro de mí las palabras, qué sugieren para poder encontrar un cabo del que tirar y encontrar un nuevo significado, a veces poético, a veces directamente humorístico, a veces más filosófico, o a veces más prescindible directamente, que permita contemplar nuestra realidad con la diferencia de un grado, lo que aparentemente da acceso a una realidad nueva que siempre estuvo ahí y quizás no hemos sabido ver».

Para retorcer el significado de esas palabras a las que redescubre no sólo ha 'mirado' Rodrigo Cortés en los libros, «también he escuchado con atención y he visto que muchos términos solamente sobreviven en los cerebros y bocas de la gente mayor, a veces por razones lógicas porque desaparece del uso cotidiano el objeto que daba nombre a algo, y en otras ocasiones por simple pereza o papanatismo; así que del mismo modo que hay musicólogos que rescatan viejas melodías de los rincones más ignotos del mundo, conviene escuchar a nuestros mayores para ver qué significan de verdad la cosas».