Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


«Cambiar la mano»

03/11/2022

Desde niño, siempre me ha gustado estar al lado de gente mayor, porque saben más que tú y te cuentan y enseñan muchas cosas. Muchos disponen de inteligencia natural, vivida.  
Pues bien, les cuento, estando un día en la carpintería del Sr. Mariano, que se encontraba en nuestra casa, me hizo una observación para que reparase en lo que le había sucedido en ese momento, cepillando un tablón. Pablo, me dijo, «mira, me ha salido repelo, y cuando sale repelo hay que cambiar la mano».
El «repelo» es una imperfección que le sale a la madera cuando se cepilla, y consiste en que se levantan astillas. Si sigues tratando de cepillar en esa dirección, mellas la cuchilla y deterioras el tablero, pero si giras el tablón 180 grados, superas el repelo sin problema. 
La enseñanza del Sr. Mariano, así lo entendí y lo he aplicado toda mi vida, no se refería únicamente al tablón, a la madera, sino a todos los actos de los seres humanos. Si hay algo que no funciona, no puedes ser obstinado y mantenerte en el error, hay que saber rectificar: «cambiar la mano».  
En España hay en éste momento un gran y desastroso «repelo» y es necesario cambiar la mano, so pena de que se destroce la cuchilla y el tablón, esto es, el País y los Ciudadanos.
La cuestión, de inicio, es doble, saber quién es el «carpintero» que ha de cambiar la mano y si ese carpintero tiene la pericia y habilidad que tenía el Sr. Mariano. Para mí, los carpinteros somos todos y cada uno de los ciudadanos. Y, respecto de la habilidad para saber cambiar la mano, permítanme poner en duda que tengamos hoy en día la pericia suficiente.
Se ha celebrado, con gran boato partidista, el 40 aniversario de la subida al Poder del PSOE de Felipe González. No deja de ser curioso que desde la Guerra Civil y hasta que llegó la Democracia hubiera casi 40 años de Dictadura. A lo mejor, es una buena señal de cambio.
Miren, por más que se quieran encumbrarse unos pocos al pedestal, la realidad es que el cambio de mano, pacífico y brillante, que supuso el paso de la Dictadura a la Democracia la llevamos a cabo fundamentalmente los Ciudadanos, que fuimos los verdaderos «carpinteros», aunque contamos con Ciudadanos especiales que colaboraron a ello.     
Por inutilidad, incapacidad e idocia, muchos de los políticos que ahora nos gobiernan niegan la Transición y lo que hicimos los Ciudadanos.    Niegan nuestra inteligencia; nuestra capacidad y voluntad de entendimiento; nuestro sacrificio; y, en definitiva, el paso dado y los logros obtenidos, y eso que viven de todo aquello.
Echando la vista 40 años atrás, resulta que Pedro Sánchez se quiere servir de aquel PSOE en su particular provecho, cual si fuera el mismo que el actual. Nada que ver. 
Miren, votó la inmensa mayoría de la Ciudadanía en el año 1982 al PSOE de Felipe González porque supimos ver y entendimos que la Nación tenía un camino a seguir que continuase el inicial y fantástico tránsito realizado por nuestro paisano Adolfo Suárez, la otrora UCD, y que fracasó como consecuencia de la idolatría de algunos barones. La Ciudadanía había manifestado claramente lo que quería y estaba dispuesta a llevarlo a cabo: quería un País de personas libres e iguales en toda la Nación; el bienestar para sus hijos y nietos; y que nadie en el Mundo estuviera por encima de nosotros ya que teníamos fuerza y voluntad para estar a la altura de cualquiera. Felipe González, Alfonso Guerra y otros líderes del ya desaparecido PSOE socialdemócrata supieron ver ese impulso mayoritario, casi unánime, y el Pueblo, a su vez, percibió que podían ser unos buenos y comunes «carpinteros» con el resto de la Ciudadanía. Duró lo que duró, como las cosas buenas, que se pervierten pronto por los intereses personales y partidistas, pero nadie con sentido común y honestidad puede discutir que los Españoles supimos «cambiar la mano» y que en ese momento quien tomó el relevo de Adolfo Suárez y dirigió la nave fue Felipe González, y su PSOE, que no es el PSOE Sanchista. Nadie, a su vez, se quedó atrás, con incluso los otros Partidos.  
No debo en este artículo, porque se está terminando el espacio, adentrarme en demasía en aquellos datos que evidencian que resulta ineludible «cambiar la mano», porque es una lectura muy larga.    Diré, no obstante, a título de ejemplo, que Pedro Sánchez y el actual PSOE no es apreciado y respetado por más de la mitad de la población de éste País. Tampoco, por descontado, quienes gobiernan con ellos, Podemos, desde dentro, y Bildu, ERC, PNV, Junts Per Cataluña, desde fuera. Y si no se tiene el respeto y el aprecio de la Ciudadanía, a ningún puerto puede llegar la Nación. Diré, que esa falta de respeto y aprecio se debe a razones muy convincentes y poderosas, derivadas de sus Políticas, de las Leyes que aprueban, que buscan destrozar a las personas, sus familias y, por descontado, el propio País. El anhelo de igualdad, libertad, bienestar para nuestros hijos, en todos los lugares de la Nación están desapareciendo, cuando no ya están enterrados.
Buen y emblemático momento para que tenga lugar un cambio de mano es el 40 Aniversario de la subida al Poder aquel PSOE, en contraposición con el actual. Respecto de aquel PSOE, debería haber sido la Ciudadanía quien reconociera aquella labor, porque con ello se estaría celebrando a sí misma, como verdadera artífice del cambio, pero no ha sido así porque ha visto claramente la burda apropiación por parte de Pedro Sánchez y de su «PSOE», y todos sabemos que son el reverso de la moneda. Ni siquiera todos los dirigentes socialistas de entonces, con Alfonso Guerra a la cabeza, han participado del paripé; tampoco varios dirigentes actuales; por eso de «salvar» las siglas.     
«Cambiar la mano», ya les digo, resulta ineludible. No se puede perder el tiempo. La cuestión es la que antes he puesto de manifiesto: ¿Existen verdaderos «carpinteros» para hacer el cambio?, ¿Hay Ciudadanos con la misma inteligencia, capacidad y voluntad de dar un cambio de política como hace 40 años? Lo dudo. Pero ojalá que me equivoque. Si no se produce el «Cambio de Mano», adiós Nación y adiós Ciudadanos. Ya lo verán, al que Dios le dé Vida para verlo.