El asentamiento definitivo en poblaciones fue en el Hierro

D.C
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Jesús Rodríguez-Hernández presentó el libro sobre la historia de Ávila en el primer milenio a. C., editado por la IGDA

El asentamiento definitivo en poblaciones fue en el Hierro

En su afán por dar a conocer a la sociedad sus últimas publicaciones centradas en ahondar en el conocimiento del pasado de nuestra provincia, fruto de trabajos de estudio desarrollados por investigadores abulenses, la Institución Gran Duque de Alba, dependiente de la Diputación Provincial, presentó el libro Poder y sociedad: El oeste de la meseta en la Edad del Hierro, de Jesús Rodríguez-Hernández.

El diputado de Cultura, Patrimonio, Juventud y Deportes, Eduardo Duque (afirmó que esta publicación ofrece al lector una «visión actualizada de la arqueología de los grupos protohistóricos del oeste de la meseta»), y el director de la Institución Gran Duque de Alba, Maximiliano Fernández (que apuntó que se trata de «un publicación del más alto nivel científico, que servirá para conocer con todo detalle como era la sociedad meseteña y las características de sus poblados»), acompañaron al autor del trabajo de investigación, un estudio arqueológico de las comunidades de la Edad del Hierro en el occidente de la Meseta en general y de las que ocuparon lo que ahora es la provincia de Ávila en particular, centrado en el análisis social de sus patrones de poblamiento, las características de sus poblados y sus modelos de organización social. 

Jesús Rodríguez, tras agradecer a la IGDA y a la Diputación la «buena disposición» a editar esta obra, explicó que el libro «parte de una tesis doctoral presentada a finales de 2017 que desde el primer momento tenía claro que quería que tomase la forma de un libro, y para ello, sin renunciar al rigor que tiene que tener la tesis, utilicé un lenguaje y unos contenidos que pudieran ser perfectamente comprendidos y accesibles para el público en general».

El objetivo fundamental de esta obra, resumió, «era presentar una visión actualizada de la arqueología de las comunidades que habitaban durante la Edad del Hierro en el occidente de la Meseta durante un ámbito cronológico que abarca todo el primer milenio a. C., y en un amplio espacio geográfico que incluye la meseta occidental que limita al norte por río Duero y al sur por el río Tajo», generosidad de kilómetros cuadrados en la que «el protagonismo fundamental lo tienen los datos de los importantes yacimientos de la Edad del Hierro que atesora la provincia de Ávila».

A modo de resumen del amplio contenido de su trabajo, comentó Jesús Rodríguez que son cuatro los «aspectos fundamentales que se derivan de la lectura sobre las transformaciones que detectamos los arqueólogos en el registro material de las poblaciones de la Edad del Hierro en este ámbito geográfico». El primero, referido a los poblados, es que «se produce un elemento fundamental que es el asentamiento definitivo de los grupos humanos en poblaciones permanentes; en primera instancia en forma de aldeas, que en algún caso se llegan a fortificar y que albergan un pequeño número de construcciones circulares, y podían albergar a alrededor de 300-400 habitantes. De estas aldeas al final del periodo, en la segunda Edad del Hierro y fundamentalmente en los momentos finales, asistimos a la aparición de los primeros núcleos urbanos en la zona, que habitualmente conocemos como oppida o castros, y en Ávila hay ejemplos tan importantes como los de Cogotas, Mesa de Miranda, Ulaca o El Raso».

En segundo lugar, siguió, «durante la Edad del Hierro se produce la aparición de grandes necrópolis de incineración, cementerios que aparecen asociados a esos grandes poblados en la segunda Edad del Hierro, y que son el espacio para los ancestros del grupo y a la vez escenarios en los cuales exhibir el poder y la riqueza de los distintos grupos que componen los poblados, ámbito en el que en el libro destacan los datos inéditos de las excavaciones realizadas por la UCM en los años 2003 y 2004 en la necrópolis de Ulaca».

El tercer eje central analizado es el económico, explicando «como la economía de la Edad del Hierro se fundamenta en una agricultura cerealista y en la ganadería, formas económicas que se intensifican a lo largo del periodo poniendo en explotación nuevos terrenos tanto para la agricultura como para pastizales. Esa intensificación también la vemos en las producciones artesanales, cerámica, metalurgia y el surgimiento de las labores de cantería asociadas a los verracos, e incluso en el descubrimiento de talleres artesanales especializados como el alfar de las Cogotas y también en la aparición de barrios artesanales fuera de los poblados como hemos detectado en las excavaciones realizadas en la ladera norte de Ulaca».

El cuarto aspecto fundamental del libro se centra en el estudio de la organización sociopolítica, del cual se deriva que eran «sociedades desigualitarias, en las cuales determinados individuos tienen posiciones privilegiadas dentro de los poblados; a lo largo del periodo vemos cómo se pasa de las élites incipientes de la primera Edad del Hierro a unas élites ya más consolidadas, élites guerreras en primera instancia y luego ya urbanas al final del periodo, que detectamos perfectamente en los enterramientos con ajuares y armamento».

Todo este proceso social, económico y organizativo, acabó el investigador, «se ve truncado por la conquista romana de esta zona de la meseta, cuando a partir de las poblaciones de esos viejos castros meseteños se crearán en algunos casos enclaves urbanos de nuevo cuño, como por ejemplo la propia ciudad de Ávila».