La paz es la solución

Agencias
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El acuerdo entre EEUU y los talibanes puede poner fin a más de 40 años de exilio de 2,4 millones de refugiados afganos

La paz es la solución - Foto: UTPAL BARUAH

Afganistán aguarda a que el proceso de paz iniciado entre los talibanes y Estados Unidos se consolide. Y también fuera del país, en Pakistán, donde el futuro de los 2,4 millones de refugiados afganos depende de que las negociaciones lleguen a buen puerto y se abra la posibilidad a un regreso después de décadas de exilio obligado.

«La solución (al problema de los refugiados) no es humanitaria. La solución es la paz. Y, por ello, debemos en estos momentos concentrar todos nuestros esfuerzos en apoyar el proceso de paz en Afganistán», afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres, esta semana, tras conocer que los insurgentes y EEUU estaban a las puertas de sellar un acuerdo que previsiblemente se rubricará en los próximos días.

El mandatario portugués remarcó que la «guerra es un negocio» y siempre hay gente que quiere mantenerla por lo que hay que «pelear» para alcanzar la paz.

«La repatriación está vinculada con la paz y la paz con la estabilidad», aseguró el jefe de Naciones Unidas, quien señaló que a eso hay que añadir inversiones económicas en Afganistán para que sus expatriados puedan acceder a trabajos y tengan motivos para regresar a su país de origen.

Pakistán alberga a 1,4 millones de afganos registrados legalmente y se estima que cerca de otro millón reside en situación ilegal. Se trata de una de las comunidades de desplazados más grandes y antiguas del mundo que comenzó a huir con la invasión soviética en 1979. Todo ello, sin apenas apoyo de la comunidad internacional, según Guterres, que llamó a los demás países a «dar un paso» adelante ahora que se discute una posible repatriación si se alcanza la paz.

Respecto al proceso de paz, el negociador de Estados Unidos con los talibanes, Zalmay Khalilzad, se mostró «cautelosamente optimista», después de que Washington anunciase un próximo acuerdo con ellos si se confirma que aceptan la reducción de la violencia.

«Hemos progresado», afirmó, aunque, eso sí, reconoció que se trata de una situación «muy complicada» en la que todas las partes deberán «ceder» para alcanzar un acuerdo. «Soy consciente de que hay muchos desafíos», matizó.

Por su parte, el portavoz insurgente Suhail Shaheen aseguró que las «negociaciones con los estadounidenses han finalizado», al igual que «el acuerdo entre las partes», lo que acerca más la firma de ese documento para finales de mes.

«Deben volver»

Sobre el conflicto, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, subrayó también en varias ocasiones que su Gobierno solo busca la paz en el país vecino, tras años de acusaciones por parte de Washington y Kabul de que no colaboraba y daba refugio a los talibanes.

«Puedo decir que no hay refugios de terroristas aquí. Cualquiera que fuese la situación en el pasado, ahora os digo que solo queremos una cosa: la paz en Afganistán», aseveró. El ministro paquistaní de Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, dejó muy claro, por su lado, que el objetivo de Pakistán es repatriar de su territorio de forma gradual y voluntaria a los 2,4 millones de afganos, aunque el 60 por ciento de ellos hayan nacido en territorio paquistaní. «Es su país. Deben volver», insistió.

En este sentido, el responsable de Acnur, Filippo Grandi, coincidió en la necesidad de un proceso de repatriación «voluntario y digno», pero aclaró que la situación es muy compleja -solo el año pasado se registraron 400.000 desplazados internos por la guerra en Afganistán-. Tal y como agregó, la violencia en ese país asiático provocó que solo 8.000 refugiados regresasen a su nación de origen en 2019, un número muy por debajo de los 370.000 que cruzaron la frontera en 2016 o los 50.000 de años posteriores.

Tras casi dos décadas de conflicto desde el derrocamiento del régimen talibán con la invasión estadounidense de Afganistán en 2001, esa paz parece más cerca que nunca, lo que dará paso a que los refugiados afganos puedan regresar a su país tras 40 años de exilio.