Roberto Ponce

Hablemos de Ávila

Roberto Ponce


Una foto desde el cielo

18/05/2022

Reconozco que me emocioné. Puede sonar exagerado, pero describo la realidad. Por mi profesión de periodista deportivo debo mantener, creo, una imparcialidad delante de la cámara de televisión, en público. Aunque, por supuesto, de manera privada tenga mis preferencias en cuanto a los equipos de fútbol.
Parto de una base que entiendo será común para las personas que forman parte del mundo del deporte: cuanto más arriba estén los clubes de Ávila y provincia mejor para todos en el ámbito social, laboral y económico. 
Porque el deporte genera actividad, movimiento de aficiones y familias. Eventos multitudinarios que tanto echamos de menos con algún equipo de manera principal, como fue en su día la Casa Social Católica de voleibol o el Óbila en sus mejores años.
Está claro que en fútbol tenemos al Real Ávila a unos meses de empezar la temporada de su centenario, con dos play off disputados de manera consecutiva pero cayendo en el primer cruce. Será otra campaña en Tercera RFEF, una quinta categoría.
Repito, si el conjunto encarnado, como entidad de referencia, tuviera un número de abonados que se contara por miles, la capital dispusiera de unas instalaciones municipales adecuadas y existiera un tejido industrial y empresarial mínimamente decente para una capital de provincia todo sería más fácil.
Pero no me quiero desviar, porque hoy esta columna se la quiero dedicar al Club Deportivo Zona Norte. Una entidad fundada en el año 1986 que comenzó siendo el A.D.E. y no ha perdido su esencia de barrio, cercanía, esfuerzo y gestión en favor de los suyos.
Uno tiene cariño al escudo que ha defendido, y más aún a la camiseta granate que conservo desde entonces, de cuando jugábamos en el Semi sobre la tierra. 
Luego llegó el color azul, celeste, más oscuro o con ribetes, pero la Zona siempre se ha mantenido fiel a su estilo. Una impronta que parte de hombres como Juan Herráez, presidente, referente y alma de La Cátedra.
A él fue al primero que llamé con la voz entrecortada. Me respondió sereno, con la templanza que dan los años, pero contento por las noticias que había recibido desde Salamanca. La Zona Norte, su buque insignia, el juvenil regional, había conseguido el ascenso a Liga Nacional.
Después mandé mensajes a miembros de la directiva, hubo más llamadas y estoy seguro que todos, aunque no lo dijéramos, nos estábamos acordando de la misma persona: Santiago Sanz Arcones.
Uno de los instantes que quedará para la historia de esta celebración es el de los jugadores sujetando, con orgullo y respeto, la camiseta que recuerda al bueno de Santi, fallecido en febrero de 2021. 
Santi fue otro de los pilares fundamentales y como reza el "In Memorian", que permanece fijo en las redes sociales de la Zona Norte, siempre será un norteño más. Él, sin duda, ha hecho esa foto desde el cielo. Fueron centenares las que dejó como legado. La del primer ascenso en la 2008-2009 con Rubén Peña, que siempre nombra al "Barbas" cuando habla de sus inicios, y en la 2011-2012 con la generación (que jugaba al fútbol de maravilla) de Pablo García, que ahora como entrenador ha vuelto a llevar al club al panorama nacional.
Los Cachorritos crecen, pasan las camadas, y nosotros seguimos animando en nuestra esquina, pase lo que pase, los de siempre. Aplaudiendo y gritando por dentro, cada inicio de partido: ¡Zona Norte, oé!