Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Barómetro sanitario

10/11/2021

Estamos peor, pero estamos mejor. Porque antes estábamos bien pero era mentira. No como ahora, que estamos mal pero es verdad. Frase de un humorista que en su época ya nos decía cierta verdad del engaño. El gasto en tratamientos médicos, y otros bienes y servicios sanitarios, no plenamente cubiertos por el sistema público, puede llegar a ser un problema para las personas de bajos ingresos económicos, y con problemas de salud. La cobertura universal del sistema sanitario dice que nadie debe renunciar a ir al médico por dinero, distancia, etc., pero en ocasiones después de conseguir la tan necesaria cita  esta puede tardar en realizarse por un periodo de tiempo superior a dos o tres meses, con el agravante que esto supone del sufrimiento para el paciente. Esto conlleva que en algunos casos los familiares toman la decisión de tener que pagar ciertas consultas privadas, para abreviar el problema de la persona enferma, con el agravante económico que esto pueda suponer para la propia familia, los mismos que por amor a los suyos lo realizan con sumo gusto.
 Las barreras de acceso a la atención sanitaria no solo provienen de la escasez de ingresos, de algunas familias para afrontar copagos, o costear por su cuenta prestaciones no cubiertas por la sanidad pública. Si el sistema sanitario no funciona correctamente, los ciudadanos pueden no recibir a tiempo la atención requerida para preservar su salud. La escasez de recursos materiales y humanos  genera listas de espera, como venimos diciendo, excesivas, y reduce el tiempo dedicado a los pacientes, incrementando el riesgo de errores de diagnóstico, o de tratamiento. Igualmente, los fallos organizativos y de gestión pueden hacer que no se utilicen de forma óptima los recursos disponibles. Que la sanidad funcione bien es aún muy importante para las familias de ingresos medios y bajos, pues no suelen contar con un seguro privado complementario.
Otro porcentaje de familias de ingresos bajos tienen dificultad de acceso a áreas como la consulta de atención dental; si observamos a nuestros mayores de bajos recursos, abandonan el tema dental por los altos costos que estos tienen, y que solo se realizan por lo privado. Yo me pregunto: ¿Cómo es posible que la Seguridad Social solo extraiga las piezas bucales sin darle importancia de tratar de curar y sustentar por dignidad humana las piezas bucales? Protegiendo con ello algo tan importante para la salud, como es masticar bien sin dolor, sin problemas para nuestros mayores.
Eso sí, las campañas hablan de la tercera edad dorada, no es cierto. A partir de los setenta años, a la mujer ya no se le hacen mamografías contra el cáncer de pecho, esa campaña famosísima a algunas ya no les llega, tampoco la especialidad de ginecología, esto lo pasan por alto. Qué  incongruencia, sacar estadísticas de edades donde nos dicen que a partir de los ochenta es cuando se es mayor, y se les  abandona diez años antes. De ahí lo escrito al principio de esta columna, no como ahora que estamos mal y es verdad.
La protección de la salud debe ser entendida no solo como la ausencia de enfermedades, sino como un estado de bienestar físico, mental y social… El acceso equitativo a la atención sanitaria es un derecho social, básico en un país avanzado. Para hacerlo efectivo es preciso contar con un sistema sanitario que proporcione la atención requerida a las personas que lo necesiten, con independencia de sus características y edades personales. Garantizando así  el acceso a la atención, a la esperanza de vida. Se ha hecho necesario incorporar los cuidados de larga duración a personas dependientes como un nuevo derecho social.