El 70% de trabajadores emigrados tenía menos de 36 años

David Alonso
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El éxodo laboral de la Comunidad durante la útima década ha supuesto la fuga de 108.691 asalariados castellanos y leoneses a otras comunidades, casi 40.000 más de los que llegaron a la región a trabajar

El 70% de trabajadores emigrados tenía menos de 36 años - Foto: Reyes MartÁ­nez

Un irónico mantra se instaló en la Comunidad durante los años de la crisis económica: «Las salidas laborales de Castilla y León son por tierra y aire». Un chascarrillo que, lejos de mentir, se ha traducido en números con unos resultados desalentadores. En los últimos diez años la región ha visto como 108.691 trabajadores han abandonado la Comunidad para emplearse en otras autonomías de España. O lo que es lo mismo, cada día durante la última década 30 personas han decidido dejar Castilla y León para ocuparse en regiones cercanas, preferentemente Madrid y Cataluña, frente a las 19 que llegaron. Una cuantía que no ha hecho más que incrementarse durante los últimos ejercicios, hasta los 12.518 de 2018, la segunda cifra más alta desde 2009, año en que estalló la crisis y los trabajadores salieron despavoridos en busca de oportunidades a otras comunidades. De hecho, en el último lustro el número de empleados que se marcharon de Castilla y León a otras regiones ha repuntado un 40 por ciento, con 3.600 casos más. Por el contrario, algo menos de 70.000 hicieron el camino inverso, aterrizando en la Comunidad para emplearse, dejando el déficit en cerca de 40.000 trabajadores en la década.

Una dramática realidad que se extrae de la matriz de movilidad de asalariados entre Comunidades Autónomas de la Agencia Tributaria, y que evidencia que el 70 por ciento de los trabajadores autonómicos que optaron por el éxodo laboral tenía menos de 36 años. Casi 73.000 castellanos y leoneses de entre 16 y 35 años decidieron abandonar Castilla y León para trabajar en otras comunidades durante la última década, 8.000 de ellos solo en 2018.

Mientras, los comprendidos entre 36 y 55 años no alcanzaron los 33.000 trabajadores desde 2009, y los que superan los 55 apenas fueron 3.100 en diez años. Unos datos que evidencian la intensa y continuada fuga de talento joven que Castilla y León ha sufrido durante los últimos ejercicios en favor de otras comunidades que han ido recabando mano de obra autonómica, cualificada y no cualificada, ante la falta de oportunidades presentes.

El 70% de trabajadores emigrados  tenía menos de 36 añosEl 70% de trabajadores emigrados tenía menos de 36 añosComo en la mayoría de las ocasiones, la Comunidad de Madrid vuelve a ser un agujero negro que devora todo lo que tiene a su alrededor, en este caso, trabajadores de Castilla y León. Solo en 2018 la región vecina captó a casi 6.000 empleados autonómicos, casi la mitad de los 12.518 que abandonaron la Comunidad. Por el contrario, Madrid envió de vuelta a 2.617, un 45 por ciento menos.Una tónica que se ha repetido durante la última década y cuyo segundo máximo exponente es Cataluña. A tenor de los datos, los castellanos y leoneses han obviado la crisis independentista a la hora de desplazarse por trabajo, y 1.144 emprendieron el viaje hacia el noroeste peninsular. Andalucía, con 844, fue la tercera región elegida por los empleados autonómicos para desplazarse a trabajar.

1.373 euros de diferencia

Unos flujos laborales que no parecen estar muy vinculados al tema económico y salarial. Según se desprende de los datos de la Agencia Tributaria, los castellanos y leoneses que se fueron a trabajar a otras comunidades lo hicieron para ganar, de media, 1.851 euros más al año (23.116 euros anuales) que los empleados autonómicos (21.265), es decir apenas 150 euros más al mes.Por el contrario, los que llegaron ingresaron 500 euros más al año (21.743 euros). Es decir, que la diferencia salarial entre los que se fueron a otras regiones y los que permanecieron en la región no fue tan abultada como puede parecer.

Además, Castilla y León tiene perdidos los flujos laborales con todas las comunidades excepto Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, regiones de las que llegaron más personas que castellanos y leoneses emigraron. A excepción de estas, el resto de autonomías recibieron más trabajadores de la Comunidad que los que ellos perdieron en beneficio de Castilla y León.

Falta de estabilidad

Una realidad que los sindicatos achacan, indudablemente, a la «falta de estabilidad» que ofrece el mercado laboral autonómico. «Se ha creado empleo, eso es cierto, pero es temporal, precario y de muy baja calidad», asegura Ana Isabel Martín, secretaria de Igualdad y Juventud de la UGT, que reconoce que los menores de 36 años, el grueso de trabajadores ‘fugados’, «busca estabilidad laboral para formar una familia, y eso aquí no lo hay, y provoca que estos jóvenes se marchen», lamenta. En términos similares se expresa Carlos Castedo, de CCOO, que apunta que se trata de una «cuestión estructural» de la Comunidad. «Estamos produciendo mucho talento para luego desperdiciarlo», explica Castedo, que también alerta de otra problemática:«La mayoría de los trabajadores que se van a otras comunidades son mujeres, que son las encargadas de fijar población». Además, asegura que «a pesar de que Madrid tiene mucho poder de atracción», recuerda que «Castilla y León tiene perdidos los flujos con casi todas las autonomías», por lo que «el ‘efecto Madrid’ no es la única causa».