De Prada ensalza el «amor» que se siente por la Comunidad

SPC
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El escritor reconoce, en nombre de todos los galardonados, que este «valioso» premio les ha hecho ver que sus trabajos «son verdaderos y no fantásticos»

De Prada interviene durante el acto. - Foto: Campillo (Ical)

«Amamos a nuestra tierra con alegría, abnegación y entrega generosa, como se ama a una madre, sin que ese amor desvelado nos nuble la razón tanto como para impedirnos reconocer sus defectos». El escritor Juan Manuel de Prada, verbalizó con estas palabras su «amor» por esta tierra durante la entrega de los Premios Castilla y León correspondientes a 2021, y reconoció, en nombre de todos los premiados, que este «valioso» reconocimiento que concede la Junta, les ha hecho ver a cada uno de ellos que sus trabajos «son verdaderos y no fantásticos» al tiempo que ensalzado el amor a esta tierra, a esta Comunidad «tanto como se ama a una madre». Así lo ha puesto de manifiesto De Prada, Premio de las Letras, en el acto celebrado en el teatro Municipal de La Bañeza (León), en el que como es tradicional en el ganador de ese galardón, habló en nombre de los seis distinguidos con los Premios Castilla y León: Juan Pedro Bolaños en Investigación Ciencia y Tecnología; el Museo Casa Botines de Gaudí, en Artes; Miguel Ángel Verdugo en Ciencias Sociales y Humanidades; Marta Fernández en Deporte y Fundación Eusebio Sacristán, en Valores Humanos y Sociales.

Nada más tomar la palabra, de Prada aseguró que todos y cada uno de los premiados «reúnen méritos muchos más granados» que los suyos para poder hablar en nombre de todos ellos aunque la tradición establece que lo haga quien es el premio Castilla y León de las Artes. Durante su intervención, Juan Manuel de Prada reconoció que es «un honor inmerecido y una muy seria responsabilidad» tomar la palabra en nombre de aquellos «que tan generosamente han sido distinguidos» al tiempo que ha aseverado que este reconocimiento «se guardará en el tabernáculo del corazón».

«Es una distinción que nace de los lazos cordiales con esta tierra hospitalaria donde hemos nacido o criado y que ha alimentado nuestra vocación e inspiración», sostuvo el escritor, quien utilizó un pasaje de El Quijote para decir al recibir este premio «tan valioso», todos los premiados han «conocido y creído, como don Quijote», que sus trabajos «son verdaderos y no fantásticos». Además, no dudó en destacar que con este galardón se unen «al pasmoso elenco de eminentes artistas y escritores, investigadores y científicos, deportistas y académicos, humanistas y promotores de las más nobles causas» que han sido «un espejo» en el que siempre habían deseado verse «reflejados» por son sus «maestros más venerados» y sus «colegas más venerados».

Tomar el relevo

«A nosotros nos ha sido encomendada la responsabilidad de tomar el relevo de quienes nos precedieron, de continuar la carrera que ellos iniciaron. Sabemos que somos insignificantes al lado de estos gigantes; pero, subidos a sus hombros, podemos todavía ver más lejos, no porque tengamos mejor visión que ellos, sino porque aupados sobre su grandeza podemos añadir modestamente un granito de arena a la montaña que ellos alzaron», expuso el premiado ante el auditorio leonés. Asimismo, Juan Manuel de Prada explicó que el elenco de ganadores de esta edición «demuestra que todas las grandes empresas se construyen a lo largo del tiempo y requieren el concurso de sucesivas generaciones que vibran al unísono» a lo que añadió que «nadie tiene derecho a derribar de un capirotazo lo que las generaciones previas erigieron con infinito esfuerzo».

Por ello, reconoció la obligación de «custodiar» el «tesoro» que dejaron los que les han precedido, «pero no pasivamente, como si fuese una pieza arqueológica, sino con el esmero creativo» con el que se cuida un árbol restallante de savia para que de «una sombra cada vez más frondosa».

Antigua y moderna

Durante su intervención, Juan Manuel de Prada defendió Castilla y León, «una comunidad vital, muy antigua y muy moderna a la vez», donde el sentido del arraigo a la tierra y el sentido de la reverencia a los predecesores, «a su hermosa y ecuménica lengua», a sus formas de vida y a sus logros individuales y colectivos, «crean vínculos fuertes» que permiten asomarse al futuro «con bríos renovados», con la confianza de poder «alumbrar nuevas realidades, porque somos enanos a hombros de gigantes». «Esta es la Castilla y León que nos llena de contento; y no diremos de orgullo porque el orgullo, que es pecado de inspiración diabólica, acaba tarde o temprano engendrando nacionalismo. Por último aseguró guardarán estos galardones en el «tabernáculo del corazón», por ser una distinción que nace de los lazos cordiales que mantienen con esta tierra.