Editorial

La cumbre de la OTAN en Madrid deja deberes pendientes a España

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Corría el año 2014 y la OTAN celebró una cumbre en Gales. De allí, el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, salió con un triple compromiso. Por una parte, España participaría en misiones y operaciones de la OTAN; por otra, debería invertir en material y equipamiento. Hasta aquí España cumplió, pero le quedaba un tercer acuerdo que era aumentar el presupuesto anual en Defensa hasta el dos por ciento. Hoy, ocho años más tarde, España dedica solamente el 1,01% de los Presupuestos Generales del Estado -unos 13.000 millones de euros, según datos de la OTAN-, si bien es cierto que hubo créditos destinados a cubrir determinadas necesidades de Defensa en los últimos meses.

La guerra de Ucrania puso a los aliados del Atlántico Norte en situación de alerta y en la cumbre de Madrid se puso de manifiesto la necesidad imperiosa de aumentar el gasto en Defensa, porque el tablero geoestratégico mundial cambió de forma radical. Ahora, Rusia pasó de ser un país colaborador a ser el enemigo número uno y, por primera vez, China aparece como oponente de la OTAN. España estaba obligada a aumentar el presupuesto de Defensa, pero Pedro Sánchez consiguió que esta exigencia fuera aligerada y deberá llegar al dos por ciento de gasto en Defensa en el año 2029, no en 2024, como estaba establecido, es decir, con un retraso de cinco años.

Ahora, Pedro Sánchez tendrá que trasladar esa propuesta al Congreso de los Diputados, donde es más que previsible una ruptura de la coalición de Gobierno, ya que Unidas Podemos siempre mostró una postura antimilitarista. Sin embargo, la sangre no llegará al río, como tantas veces anteriores, para intentar llegar al fin del mandato, a finales del próximo año. Una vez más, el papel del Partido Popular será fundamental para garantizar las decisiones de Estado e, incluso, Vox y Ciudadanos pueden sumarse a la propuesta del Gobierno de incremento de gasto en Defensa.

La cumbre de la OTAN en Madrid fue un éxito de organización y un escaparate internacional para España y para Pedro Sánchez, pero ahora el presidente del Gobierno tendrá que explicar los acuerdos alcanzados en el Congreso y, sobre todo, a sus socios de coalición que últimamente no están muy contentos con decisiones que tuvo que tomar el Ejecutivo simplemente por responsabilidad de Estado.

Aparte queda la situación de Ceuta y Melilla ante una hipotética amenaza de Marruecos o las crisis migratorias de los últimos años. La OTAN no sólo debe mirar hacia el este con la guerra de Ucrania, también tiene un frente humanitario abierto en el sur, con África, que no puede obviar y que tendrá que afrontar, mejor antes que después. Puede suponer una amenaza a la sociedad occidental tal y como la conocemos hoy en día.