El previsible arte de ganar

Diego Izco
-

Del Madrid sabes lo que hace y cómo te lo va a hacer, pero desde hace 70 años sigue siendo imparable. El torneo desvela mínimas diferencias en el fútbol español, situación en la que manda la calidad individual

La escuadra blanca festeja el título conquistado en Arabia Saudí - Foto: EFE/EPA/STR

El Madrid gana. Con entrenadores de pizarra abierta o cerrada, con jugadores de contragolpe o fútbol control, con mayoría o minoría española, con Zidanes y con Pavones, con canteranos o 'carteranos'... El estilo histórico no es dogma, no importa el cómo sino el qué: la victoria final. Sabes, de este Real Madrid, que se cerrará y te buscará las cosquillas a la contra, que Vinícius o Rodrygo percutirán desde la cal hacia el interior, que Benzema hace y deshace por cualquier posición del ataque. Sabes lo que hace y cómo lo hace... pero termina ganando. De la lista de los 10 futbolistas más en forma de nuestra Liga, tiene (al menos) a cuatro de ellos. Uno es Karim. El otro, Vini. El tercero es Courtois, artista (paradón de penalti con el pie) en el momento más delicado del choque. El cuarto, un pequeño genio de 36 años.   

 

Modric

A día de hoy, el necio piensa solo en la gasolina que le queda («No puede ser mucha», lamenta) en lugar de disfrutar del espectáculo: está mucho mejor que cuando le dieron el Balón de Oro. Cualquier buen aficionado aplaude el despliegue incansable del '10': el croata está disfrutando este curso... pero, ¿no está demasiado exprimido? Y es imposible ser un buen aficionado sin ser un poco necio: a los genios hay que disfrutarlos, pero también dosificarlos. Y Ancelotti no es de esta escuela. 

 

Equilibrio

La Supercopa ha demostrado que las grandes distancias han desaparecido definitivamente. Hay igualdad física y táctica, y de ella se sale con golpes de calidad individual. Y volveríamos al argumento del primer párrafo para justificar el triunfo del Real Madrid: tiene lo que tiene... y lo que tiene marca distancias. 

 

'Bronce'

El Barça ganó el 'bronce'. De los dos perdedores en semifinales, fue el único que extrajo algo positivo: Ansu llevaba dos meses sin jugar, Ferrán y Pedri tres, Alves y Memphis apenas habían jugado... Que haya un clásico equilibrado es bueno para el espectáculo y para nuestro 'producto'.