Los ojos y los pies que marcan el paso

B.M
-

Durante las semanas previas a las procesiones de Semana Santa se realizan los ensayos necesarios para que todo salga perfecto. Los capataces van marcando el ritmo,se hacen ajustes, se corrigen errores y, sobre todo, se viven momentos de hermandad

Los ojos y los pies que marcan el paso - Foto: David Castro

Las puertas de la ermita de las Vacas están abiertas y al entrar ya se respira Semana Santa. Con sus chaquetas verdes los anderos charlan sentados en los bancos a la espera de que llegue el momento de comenzar el ensayo. Es viernes, de noche, y como cada viernes del mes de marzo llega el momento de prepararse para su salida en Semana Santa y lo hacen tras tres años sin poder salir, los dos primeros por la pandemia y el tercero por el tiempo. Ahora ya toca. Lo saben. Se respira.

En medio de la ermita está el paso, con la nueva Cruz que llevará el Cristo de la Ilusión este año, perfectamente cubierta para evitar cualquier daño y así, poco a poco, se van acercando para sacar la imagen. Para ello tienen a su capataz, Álvaro Hernández Martín, que recuerda poco antes de empezar los toques de campana, marcando el izquierdo, dice. Se dirigen a la salida, una salida difícil por la estrechez de la puerta, lo que las frases de su capataz van recordando: «Despacito y todos por igual», «Vamos bajando», «Un poquito más abajo»... así hasta lograr salir y comenzar un recorrido por las calles del barrio, ensayar lo que después se vivirá el Lunes Santo con esta procesión del Cristo de la Ilusión.

Este año, con la Semana Santa en abril, ensayan todos los viernes de marzo. Se elige el día en el que la gente está «más despejada», explica el tesorero, Francisco López Serrano. 

En el ensayo se cuenta con un turno entero, siempre teniendo en cuenta que todo depende de la disponibilidad pero contando con unos 30. Para el paso hay 24 y 55 anderos apuntados.

Recuerdan esos tres años sin salir y la esperanza en que este año sí sea posible. «La gente está con muchas ganas porque ya son muchos años», insisten.

Este año los ensayos inciden especialmente en la forma de salir puesto que se ha cambiado. Antes «salía girado y este año no, se ha cambiado el mecanismo». Se saldrá de frente y eso lleva a que se repita la salida para que no haya problemas con una puerta que «es pequeña». La salida y la entrada (que el día de la procesión se convierte en algo íntimo del barrio, especialmente emotivo) están muy presentes en esas 'prácticas' antes de la procesión oficial pero también el recorrido que se hace por el barrio, «para coger el paso». Es para ello que se para y arranca todo el rato.

En este camino están dirigidos por un capataz que este año tiene toda la «ilusión» puesto que será el primero que ejerza en este puesto. Su función la tiene clara, la de organizar y dirigir porque en realidad, dice, «los protagonistas son ellos».

Mientras en las Vacas van saliendo de la ermita, en el casco histórico hay otro grupo que va entrando a la iglesia de San Juan. Es el mismo día y prácticamente la misma hora. Se trata de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, en este caso con los ensayos del paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud en su Prendimiento puesto que el paso de palio tiene sus ensayos los lunes.

En San Juan, un templo amplio, está preparado en un lateral el paso y es necesario mover algunos de los bancos cuando llega el momento de salir. También en ese momento se abre la puerta y se ve como, al igual que sucedía en las Vacas, hay algunas personas esperando la salida. El buen tiempo, sin duda, también ayuda a que la gente, del barrio, se anime a acercarse a ver estos ensayos.

El ensayo se hará con una parte del recorrido. No todo porque hay tramos de la procesión que tienen tráfico rodado, pero sí lo suficiente para estar preparados para un paso amplio, con un peso de unos 1.200 kilos y que atraviesa espacios estrechos.

Antes de salir, el capataz, Pedro González, repasa su listado junto al paso y luego se reúne con los braceros, en círculo para escuchar las últimas indicaciones antes de comenzar a ensayar. Los va llamando y colocando, se ajusta por los que faltan y con un «Vamos, chicos» todo está preparado. El capataz es «los ojos», dice, y los de abajo, los pies. Una realidad, sin duda. 

«Bueno señores, vamos a la calle», anuncia el capataz, y por primera vez se sube el paso, se hacen nuevos ajustes y se prepara esa salida que tan espectacular resulta siempre en la otra procesión del Lunes Santo (Esperanza), con sus dos pasos, el de palio y el de misterio. En este último, el de los ensayos de los viernes, la salida también es esencial y hay que retirar elementos como los respiraderos para lograr completar el proceso. También salen del paso parte de los braceros porque la salida es muy justa y hay que hacerla a pulso y con cuidado. Después se volverán a incorporar para salir, al igual que volverán los respiraderos antes de comenzar el recorrido.

Lo hacen en los ensayos todos con zapatillas blancas y soportando ese peso repartido entre los 40 que llevan el paso.

Desde mediados de enero, explica el capataz, se está ensayando. Se reúnen un viernes sí y otro no a las 20,30 horas para salida la calle media hora después. Se hace un camino para que todo «quede automatizado y el día de la procesión, simplemente con los toques», sepa cada uno sus funciones, sin que haya que decir más. Su papel, esos ojos, es encargarse de que todos sepan lo que tienen que hacer, «hacia qué lado tienen que revirar, estar pendiente de que no demos con nada».

Ya no es viernes. Llega el domingo y el momento de ir a otro punto de la ciudad. En unos locales por debajo de la Universidad Católica de Ávila, la Hermandad Universitaria del Santísimo de los Estudiantes y María Santísima Sede de la Sabiduría de la Universidad Católica de Ávila se prepara para ensayar para su procesión del Sábado de Pasión. Los ensayos comenzaron el 4 de marzo en las inmediaciones de la universidad, con la previsión de extenderse todo el mes hasta llegar el momento de salir. Este año, como novedad, el Santísimo Cristo de los Estudiantes estrenará una nueva corona de espinas naturales y la imagen de María Santísima Sede de la Sabiduría portará en su manto dos pequeños relicarios realizados para conmemorar el X aniversario de constitución de la Hermandad. 

Los ensayos, al menos en esos momentos previos, son un tiempo de dispersión, de comenzar, de reír y también de recibir a miembros nuevos, como es el caso de María José Domínguez, que este año se incorpora, llevando la implicación que siempre ha tenido en su tierra, en Plasencia, a Ávila. Es su primer día y todavía se está centrando pero la ilusión está presente.

Estos ensayos son a las 17,00 horas y acuden una veintena de personas, no la cuadrilla completa, aunque «no nos podemos quejar», dice el hermano mayor, Francisco Trullén. Los ensayos comenzaron el primer día colocando el paso y los banzos y con los primeros preparativos para los demás domingos poder salir de la nave y hacer el recorrido rodeando el edificio de la universidad. Se hace con música, con los distintos toques y viendo lo que hay que mejorar:  las alturas, el paso... Son hora y media o dos horas de ensayos para estar preparados cuando llegue el momento de salir de la iglesia de San Pedro.

Estas tres hermandades son solo tres de las que salen en Semana Santa y cuyos miembros dan auténtica vida a la procesión. Los ensayos son momentos de hermandad, de compartir, quizá más importante que la parte técnica.

Porque ensayos hay más, cada uno con sus particularidades y algunos aprovechando la nave que tiene la Junta de Semana Santa. Como ejemplo, la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli, también con ensayos los viernes, cuando pueden contar con más braceros, aunque también acuden algún sábado. En el paso irán 28 personas, un número al que se acercan en los ensayos y donde este año, que contaban con una salida extraordinaria, querían hacerlo especialmente bien. Estar preparados. Aprovechan la nave donde se guarda el paso para organizar estos ensayos y para ello cuentan con gente que está desde el inicio y también otros, jóvenes y mayores, que se han ido incorporando con los años. Todos ellos acuden a estos ensayos, de unas dos horas, aunque depende de las temperaturas, del frío. Se puede ser flexible porque lo que cuenta es llegar al momento de la procesión preparados.

El resultado se verá desde el Viernes de Dolores, el 31 de marzo, y a lo largo de más de una semana hasta el Domingo de Resurrección.