Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


A las ocho de la tarde

19/10/2022

Ya lo dijo Eugenio D'Ors, "En Madrid a las ocho de la tarde o das una conferencia o te la dan", y el pasado lunes fue un día de esos en los que tuvieron lugar dos actos que congregaron a políticos, simpatizantes y amigos de los intervinientes, que asistieron a la inauguración en Ferraz de una exposición conmemorativa de la primera victoria del PSOE en unas elecciones generales, y a la presentación del libro España en su laberinto escrito por el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo y Fernando Eguidazu, a cada uno de los cuales asistieron el secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.  

Al acto de los socialistas acudió Felipe González el artífice de aquella victoria el 28-0 –diez millones de votos y 202 diputados- que nunca más ha vuelto a producirse y que como siempre que se reúnen en un mismo acto el pasado y el presente presidente del Gobierno socialista se escruta hasta el más mínimo gesto para observar el grado de comodidad y de apoyo que González presta a Sánchez, o si en sus palabras habrá una crítica abierta o encubierta al inquilino de La Moncloa. No ocurrió en esta ocasión. Pedro Sánchez se declaró heredero de los logros políticos seguidos de los gobiernos socialistas –también estuvo presente José Luis Rodríguez Zapatero- mientras que González reconocía que "al Gobierno presente le ha tocado vivir uno de los momentos más complejos de los últimos 40 años". "Aquí lo único previsible para los próximos meses es lo imprevisible". La receta, a su juicio, para abordar esta etapa sin certezas sería volver a pensar en la posibilidad de alcanzar unos nuevos Pactos de La Moncloa y un nuevo pacto constitucional. Un desiderátum que no está al alcance de los líderes políticos actuales más pendientes de la alternancia y el cambio de ciclo que de la posibilidad de generar acuerdos, y eso que el bipartidismo parece haber renacido de sus cenizas.  

También el exministro de Exteriores en el primer gobierno de Mariano Rajoy se refirió a la necesidad de reivindicar la Transición "y el espíritu del consenso de los Pactos de La Moncloa" para acometer reformas estructurales urgentes y evitar que el país termine por romperse. Lógicamente, García-Margallo situó la ruptura de ese ambiente de consenso en la llegada de Rodríguez Zapatero a La Moncloa y obvió la segunda legislatura, la de la mayoría absoluta, de José María Aznar. A su lado estaba Alberto Núñez Feijóo más preocupado de atizar al Gobierno poniendo como ejemplo el baluarte que supuso González frente a la extrema izquierda y el independentismo, y que estos ahora consideren al PSOE un compañero de viaje "complaciente y generoso", y al Gobierno embarcado en una agenda radical que nada tiene que ver con la historia del PSOE.  

En el "aquelarre centrista", como definió García-Margallo, la presentación de su libro, se dejó ver el expresidente de Ciudadanos, Albert Rivera. A las ocho de la tarde, en Madrid, cada cuál va a que le den la conferencia que le plazca, pero cuando el presidente andaluz acaba de nombrar a Juan Marín presidente del CES de la comunidad autónoma y el partido que dejó hecho unos zorros se encuentra en plena crisis, y con la OPA del PP lanzada para la absorción de Ciudadanos, la reaparición de Rivera al lado de los dirigentes del PP es todo menos inocente.