"Las bibliotecas ya no son el templo de sabiduría que fueron"

Mayte Rodríguez
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Hoy las Conversaciones en el Lienzo Norte nos llevan a charlar con el bibliotecario Eulogio Martín Rodríguez

"Las bibliotecas ya no son el templo de sabiduría que fueron" - Foto: Isabel García

Entre quienes trabajan de cara al público, siempre hay quienes ofrecen su cara más amable y servicial, quienes atienden con una sonrisa y siempre están dispuestos a echar una mano sin que ello les suponga un esfuerzo. Nuestro protagonista de hoy, bibliotecario de profesión, es uno de ellos. Para que se hagan una idea de hasta qué punto se involucra en su día a día laboral, en el encuentro de hoy para charlar con él hemos sido testigos de una inesperada anécdota que corrobora que esa entrega no le viene de ahora, sino de mucho tiempo atrás, cuando Eulogio Martín (Ávila, 1969) comenzó a trabajar en Ávila como bibliotecario. Y es que él ha reconocido a la autora de las fotografías que ilustran estas páginas como una de las niñas que hace años acudían a buscar cuentos y a hacer trabajos a la biblioteca en la que él trabajaba. «No me quedo con todas las caras, pero lo intento con las personas que visitan la biblioteca más a menudo,  también procuro dirigirme a ellos por su nombre», apunta.

Este morañego de Cabizuela que estudió interno en el Colegio Diocesano  guarda un recuerdo imborrable de quien fuera su profesor de Literatura, Jacinto Herrero, seguramente por la influencia que ejerció sobre él y que acabó materializándose en un amor a los libros que, en su caso, trata de hacer extensible a los demás desde su puesto de trabajo. Eso sí, antes de hacerse bibliotecario quiso ser arqueólogo. De hecho, Eulogio Martín estudió Historia en la Universidad de Salamanca.

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

La luz, las murallas, mi casa.  "Ávila la casa"

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

El cielo de Ávila, que es único y parece una pintura. Y el sol. Puede hacer frío, pero siempre, o casi, hay sol. Y también que das dos pasos y enseguida estas en el campo.

¿Y lo que menos?

Que la queramos tan poco. Tenemos que dejar de ser tan conformistas y luchar por un presente y un futuro mejor para la ciudad y los pueblos de la provincia. 

Un lugar para perderse.

El Palacio Superunda-Caprotti.  Creo que es el gran desconocido de los abulenses. Es un lugar mágico e increíble al que muchas veces entro. Y también las caminatas por los caminos entre pinares y campos de cereales por Cabizuela, mi pueblo en La Moraña. 

Un recuerdo de su infancia.

Los veranos en Cabizuela, cuando llegaban los veraneantes y el pueblo se llenaba de gente y bullicio. Aunque tenías que ayudar en las tareas del campo quedaba tiempo para los juegos y la diversión.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Pues van a ser varios. Por un lado, mis padres que vivieron, como otros muchos, unos años duros con mucho trabajo para conseguir una vida mejor para ellos y para nosotros.

Y por otro lado el padre Jacinto Herrero, mi profesor de Literatura, que fue el que me descubrió el amor a los libros y a la literatura. Aún conservo alguna de las figuras de papiroflexia que hacía mientras nos daba clase

El mayor cambio que necesita Ávila es...

Valorar y aprovechar los muchos recursos que tenemos y, sobre todo, más trabajo. Acabar con  la emigración y que los jóvenes puedan vivir y trabajar aquí. Y mejorar las comunicaciones de transporte público con las ciudades del entorno. Estamos a solo 100 kilómetros de Madrid, Salamanca o Valladolid, pero eso no se refleja ni en la duración n en las frecuencias de los viajas en transporte público.  

Y Ávila tiene que mantener...

Es necesario mantener la cultura y las tradiciones de los pueblos y de la ciudad. Frente a la globalización hay que defender lo nuestro.  Es lo que nos hace únicos y diferentes de los otros. 

¿Qué le parece la ciudad hoy?

Algo descuidada y deteriorada. En los últimos años se han hecho muchas cosas, algunas bien y otras mal, una ciudad no puede crecer de fuera para dentro como ha ocurrido. Es una ciudad con gran calidad de vida, pero necesita mejorar infraestructuras y servicios, así como revitalizar la ciudad intramuros.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Ávila tiene un rico patrimonio cultural y natural que hay que conservar, acrecentar y poner en valor, así como incrementar su explotación. La proximidad de Madrid es un factor a rentabilizar más, pero sin una mejora de los transportes y comunicaciones y un avance en la calidad de los servicios turísticos la ciudad quedará relegada a una tercera división en el turismo de interior. Y donde hay muchas opciones, todavía inexplotadas, es a nivel provincial que podrían contribuir a mitigar la despoblación y abandono de muchos pueblos. Un modelo a seguir sería el desarrollado por la Diputación de Valladolid en sus pueblos. 

¿Qué puede aportar a Ávila?

Trabajo, ganas y amor por Ávila. Colaboro y participo en los eventos y actividades culturales que me es posible.  Fomento el conocimiento y disfrute de los productos de la marca Ávila, recomendando su visita y difundiendo sus valores. Pero también proponiendo mejoras pues si quieres a algo o alguien hay que ser crítico con los aspectos que se necesitan corregir.

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