Estoy harta de oír la palabra 'despoblación'. Sí, son muchos los problemas que están atravesando los pueblos de nuestra provincia y del país, pero también tenemos que fijarnos en aquellos que están luchando por labrarse un futuro en ellos. Hoy esta columna de opinión va dedicada a esas personas.
 Hace unos días grabando un reportaje con La 8 Ávila conocí a Adrián, un joven de 19 años que vive en Navamediana, un anejo de Bohoyo. Nada más verle, su sonrisa me lo dijo todo. Me contó que está teniendo dificultades para dedicarse al ganado vacuno, su pasión. Hace un año se incorporó al sector ganadero y tras invertir cierta cantidad de dinero, no ve que las administraciones regional y nacional le ayuden de ninguna manera. Pero fuera trabas: no me dejaba de repetir, siempre con una sonrisa, que él no iba a tirar la toalla. Debo admitir que esa ilusión hacía mucho tiempo que no la veía en nadie.
Ese mismo día de grabación Begoña y Álvaro, un matrimonio que tiene vacas de pura raza limusina, me trasmitieron esa misma sensación de lucha por sus raíces. Él está centrado en el cuidado del ganado, pero ahora han dado un paso más y ella ha decidido incorporarse al sector con yeguas. Está a la espera de la resolución de su expediente y en breve, comenzará su sueño. 
Como han podido leer son ejemplos claros de personas que apuestan por seguir viviendo en su tierra, en su pueblo. Vidas centradas en una de las tradiciones más arraigadas en nuestra provincia como es la ganadería.
Pero hay muchos otros que están intentando que otros sectores, como el turístico sean un aliciente para que los municipios no desaparezcan. Sí, el turismo rural es una buena baza para que la gente conozca todo lo bueno que tienen nuestros pueblos.
  No hay que ir muy lejos para disfrutar de unos días de descanso y desconectar. Y doy fe de ello. En el último puente, coincidiendo con las fiestas de Santa Teresa en la capital, junto a unos amigos nos fuimos a una casa rural a tan solo 10 minutos de Ávila. Puedo decir que no solo ha sido una experiencia gratificante, sino que te hace pensar en lo maravillosa que es la provincia abulense.  A un paso de la ciudad, tenemos rincones que no se pueden perder. De hecho, María, la dueña de la casa en la que nos alojamos, nos decía que la pandemia de la Covid-19 ha sido tremendamente dura para el turismo rural, pero reconocía que ahora la gente valoraba más este tipo de alojamientos. Y es que son muchos, como ella, los que viven de este sector y que miman a sus clientes para que sigan volviendo a visitar cualquiera de los 247 municipios de nuestra provincia.
Así que pongamos la mirada en esas personas que lo están dando todo para que los pueblos de Ávila sigan adelante. Ellos son Adrián, Álvaro, Begoña y María. Ejemplos de cómo impulsar nuestra tierra desde la raíz. Porque sin raíces no somos nadie. Pongamos freno a la despoblación. Arrimemos el hombro para que cada localidad siga haciendo gala de cada una de las tradiciones de esta bonita tierra abulense.