Vivanco llena de música mosén rubí

B.M
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La capilla acogió el concierto a cargo del grupo Victoria Cantus, con piezas a 4, 5, 6 y 8 voces muy apreciadas por el público, que no dudó en responder a la cita

La música de Sebastián de Vivanco se escuchó en la capilla de Mosén Rubí, donde se celebró un concierto organizado por la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, que tuvo una buena acogida por parte del público, que llenó el templo. Ya desde la presentación se quiso recordar la música de Sebastián de Vivanco «tan unido a la ciudad» y que forma parte de una tradición que comenzó hace cinco años la Fundación con música de Tomás Luis de Victoria pero que se ha abierto a más compositores, en este caso en conmemoración al cuarto centenario del fallecimiento de Vivanco. Tuvieron la acogida no solo de Mosén Rubí sino de la Hermandad del Cristo de las Batallas, cuya imagen estaba presente junto al altar.

Con la presencia de Sonsoles Prieto, desde el Ayuntamiento, y Eduardo Duque, de Diputación, se pudieron escuchar las palabras de presentación antes de que la música se hiciera la verdadera protagonista mientras la luz caía en el exterior.

Con entrada libre, el grupo Victoria Cantus interpretó partituras de este compositor abulense, en una velada musical renacentista en la que la música de Vivanco llevó a entrar en el sonido polifónico de la música española del siglo XVI. Se hizo de la mano de un repertorio compuesto por 14 motecta para 4, 5, 6 y 8 voces, comenzando con 'In conspectu angelorum' y terminando con 'Sancti et iusti in Domino gaudete', ambas piezas a ocho voces.

El grupo, dirigido por Carlos José Martínez, interpretó un concierto que sirvió de homenaje a un compositor que trabajó como maestro de capilla en las catedrales de Lérida, Segovia y Sevilla, y que fue contemporáneo de Tomás Luis de Victoria, con el que compartió formación en la Catedral de Ávila como niños del coro.

Su música eligió para sonar, desde que el grupo, de negro, entró desde la parte posterior del templo, un lugar donde convive el gótico del ábside y el renacimiento de la nave. Un lugar, donde la discreta luz acompañaba a la música elegida, al igual que lo hizo el público, con composiciones que, en algunos casos, y en concreto en tres de las piezas, correspondían al tiempo de Cuaresma mientras que el resto se utilizan en diferentes festividades. Y en medio, una pieza diferente que a lo largo de cuatro minutos, girando sobre ella misma, sonó por la Virgen María.