Tres años después del estallido de la covid que obligó a declarar el estado de alarma en todo el país, el Hospital Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila está recuperando, poco a poco, la normalidad. Aunque todavía hay prácticas adoptadas en la pandemia que no se han ido del todo por seguridad, en cuanto al protocolo de visitas (un acompañante por paciente) o al uso (obligatorio) de mascarillas, el centro hospitalario recupera un pulso que quedó interrumpido en marzo y abril de 2020, cuando el coronavirus le fue absorbiendo de tal manera que llegó a destinarse cien por cien a la atención de los pacientes con el virus. A día de hoy no hay ninguna planta específica dedicada a la COVID-19 y ésta se está manejando como «una enfermedad transmisible más», según trasladan desde la dirección del hospital. Hasta hace un par de semanas se reservaba una unidad de enfermería para los ingresados con PDIA(prueba de diagnóstico de infección activa) positiva, pero «éstos no siempre presentan patología covid y muchas veces ingresan por otro motivo pero resultan positivos en el cribado». El subdirector médico, César de la Hoz, nos cuenta que actualmente los pacientes positivos se manejan en condiciones de seguridad en las plantas que les corresponden por su motivo de ingreso. Eso sí, la posibilidad de volver a dedicar una zona específica para el virus no está cerrada y dependerá de la situación epidemiológica y de la demanda hospitalaria que cause, cuenta el médico, que añade si algo hemos aprendido con la pandemia es a tener una rápida capacidad de adaptación. 

Atrás queda la «fase más crítica» en el hospital de Ávila, que sin duda fue la primera onda epidémica, la conocida como primera ola, entre los meses de marzo y abril de 2020. «A lo largo de todas las ondas epidémicas hemos tenido fases de mucha demanda de ingreso hospitalario», pero nada comparable a lo que ocurrió tres años atrás, nos cuenta.

Hoy la atención a la patología covid en cuanto a hospitalización recae, principalmente, en el servicio de medicina interna y con menos frecuencia en UCI, además de en la primera línea, que es el servicio de urgencias. La COVID-19 se maneja como una enfermedad infecciosa más y su atención es multidisciplinar y no tiene ya un personal específico asignado, sino que va rotando.

El protocolo para abordar el virus o, mejor dicho, los protocolos, han ido cambiando de forma muy dinámica, mucho al principio (casi de día a día) y algo menos al final. «La producción científica y la generación de conocimiento ligada a la covid ha sido algo, a mi juicio, sin precedentes y gracias a eso el manejo de la enfermedad por SARS CoV-2 y sus tratamientos son algo interiorizado en el día a día», apunta César de la Hoz, que añade que «si hubo un antes y un después» en el abordaje de la enfermedad «fue, sin duda, la vacunación» generalizada a la población.

En cuanto al virus en sí, el experto señala que la covid es una enfermedad sistémica que puede producir muchos tipos de complicaciones,  aunque la mayoría de casos sigue «un curso más o menos predecible» y ya no se ven las neumonías bilaterales que llegaban hace tres años.

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