Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


Espléndida LUX, edición 25

06/10/2021

Tengo por costumbre contar mi visión de las diferentes manifestaciones de las Edades del Hombre, tanto de las exposiciones de la serie, esta es su edición nº 25, como de otras conmemorativas, desde la primera de Valladolid de 1988 como de las siguientes, con una atención especial por mi parte a la edición de Arévalo, Credo, 2013, como es natural, que fue visitada por más de 225.000 personas y en ese momento se alcanzaron los 10 millones de visitantes del proyecto global de Las edades. Hasta esta última edición tripartita: Burgos, Carrión de los Condes y Sahagún, con celebraciones importantes, conmemorando el Año Jacobeo y el VIII Centenario de la primera piedra de la Catedral burgalesa, tres poblaciones con cinco sedes de exposición, que son un verdadero hito en su trayectoria, y además en las circunstancias de este año, que, aunque mejorando sensiblemente, aún está ahí el reto covid con muchas limitaciones y miedos.
Y tengo que reconocer que estoy algo tardío, porque otros años por estas fechas ya tengo visitadas Las Edades dos o tres veces, pero este año, además se empezar algo después, estoy más perezoso y aún no había encontrado un hueco. Pero eso sí, ha sido una visita larga, de dos jornadas con un viaje relajado y paradas reconfortantes, también en la gastronomía. 
La primera parada, en Burgos, con el VIII Centenario de su Catedral, esa preciosa y gran catedral entre las grandes, con unos espacios expositivos muy cuidados que a su vez dejan ver parte del propio monumento y el claustro, fondos de telas azules de Virgen inmaculada, fondos angulosos y definitorios de espacios acotados y abiertos al mismo tiempo, para acoger una extraordinaria muestra de obras de arte de primera magnitud, unas 120. En este espacio se desarrolla el origen de las catedrales, su sentido en la organización eclesiástica, y todo girando en torno a la figura de la Virgen, que dará nombre a muchas de ellas. María como luz de la iglesia, y de las catedrales góticas… por ello también su cartel anunciador, una preciosa vidriera de principios del s. XVI de los importantes talleres burgaleses
Un día espléndido que nos permitió también el disfrute de su zona de vinos y pinchos espectaculares…
Por la tarde, un paréntesis en el que introdujimos una visita a la villa romana de La Olmeda, y su museo en Saldaña. Claro que conocía sus impresionantes mosaicos, en los libros y sobre el papel. Tenía muchas ganas de visitarla, pero es de eso que se va dejando... Y esa expectación no defraudó lo más mínimo. Y el complemento del museo, para comprender mejor esa importante manifestación artística.
Ya en Carrión, alojamiento y cena, muy agradable, como el paseo urbano en una noche que ya empezaba a refrescar.
Y la cita de la mañana, en Santa María del Camino, donde encontramos un amigo, Roberto, un joven colaborador de Las Edades que ya es viejo amigo. Y un guía abulense, Alberto, extraordinario, que vive y transmite lo que nos cuenta, de arte y del sentido catequético de estas exposiciones. Y lo mismo en la otra iglesia, Santiago, la de la gran portada con el friso del apostolado con Cristo todopoderoso y tetramorfos de los evangelistas. Una gran portada, icono románico, y la iglesia siempre cerrada, la gran decepción por su parco edificio interior. Ya nos cotaron por qué, el polvorín… ¡no tendrían otro sitio!!! 
Seguimos la ruta hacia Sahagún, y un primer vistazo de esta ciudad mudéjar, como la nuestra, con el emblemático San Tirso, que a mi me recuerda a Frómista, tan reformados que pierden la pátina de la historia, pero ese es otro tema. San Lorenzo, el otro gran mudéjar, espléndidos cimborrio-torre y ábsides, y poco tocados, menos mal… de nuevo me quedé con las ganas de su interior, sería la hora quizás. Comida y continuación de la visita. Un paseo hacia La Peregrina, un templo que yo conocí en muy mal estado y hoy está recuperado para el patrimonio, esa arquitectura mudéjar ya de la época del gótico. Y San Tirso en su interior… 
En definitiva, una exposición extraordinaria, espléndida y llena de arte del bueno, con un hilo conductor muy sugerente, los momentos de María con el VIII Centenario de la Catedral de Santa María de Burgos. Volveré…