Editorial

Una oleada de solidaridad por el pueblo ucraniano

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La invasión de Ucrania por parte de Rusia está volviendo a mostrar la solidaridad de los abulenses. Cuando los tiempos aprietan, y hay que hacer un esfuerzo de generosidad, cientos de abulenses se están volcando con iniciativas solidarias  para tratar de prestar todo su apoyo al pueblo ucraniano, que desde que se inició esta guerra en muchos casos se ha visto obligado a dejar atrás sus hogares, huyendo hacia no se sabe dónde, para poner a resguardo sus vidas. 

Un buen número de abulenses han decidido dejar todo lo que les rodea, y han cogido su vehículo, su furgoneta, y se han lanzado en dirección a los países limítrofes de Ucrania para intentar recoger a esas personas que están escapando con lo puesto y que buscan una oportunidad más allá de sus fronteras. Otros se han volcado llevando ayuda humanitaria (material sanitaria, elementos de primera necesidad...), otros organizando colectas para entregar esos donativos a las organizaciones que están trabajando sobre el terreno para ayudar a esas personas... Múltiples actos que muestran claramente que el pueblo abulense es solidario, y más cuando los acontecimientos lo requieren, como se demostró el pasado verano cuando ocurrió el desgraciado incendio que arrasó  la Sierra de la Paramera, y allí los abulenses estuvieron, una vez más, al lado de los que más lo necesitaban.

Hoy la historia se repite, agravada dadas las dimensiones de los hechos, con cientos de miles de personas que lo han perdido todo y solo quieren salvar su vida. Necesitan ahora un país, una ciudad, un pueblo, que les acoja para empezar una nueva vida, que no se sabe lo que se prolongará. Ojalá puedan regresar pronto a su patria y retomar allí sus vidas. Pero, mientras esta pesadilla se prolongue, hay que tratar de facilitarles su estancia entre nosotros, aportándoles una casa, un trabajo, una educación para sus hijos... Yeso exigirá que esas muestras de solidaridad se extiendan en el tiempo.

Desgraciadamente la guerra deja trágicos episodios que nadie merece vivir en sus carnes, y obliga al resto a desarrollar esos gestos de generosidad que demuestran que el ser humano es capaz de hacer frente a los horrores más terribles, con entereza, con fortaleza.

Que continúe esa oleada de solidaridad, y que lo haga de manera ordenada, guiada por las instituciones y las organizaciones expertas en intervenciones ante estos sucesos, para que no se malgaste ni un gramo de esa solidaridad que hoy corre a raudales, porque toda es bienvenida y debe ser muy bien utilizada.

Sigamos demostrando que Ávila está al frente de la solidaridad, y más ante un episodio tan atroz como el que está padeciendo el pueblo ucraniano. Porque en esos pequeños gestos es donde podemos demostrar que un pueblo realmente es grande.