La última década ha sido decisiva para la actriz británica Olivia Colman gracias a su versatilidad. En 2018, ganó el Oscar a Mejor Actriz por su papel en La favorita y, solo tres años más tarde, fue nominada a mejor actriz de reparto por su trabajo en El padre, de Florian Zeller. Aunque el espaldarazo popular le llegó por su encarnación, dos temporadas, de la reina Isabel II de Inglaterra, en su edad veterana, en la famosa serie The Crown. Admirando sus cualidades interpretativas, su compatriota, el cineasta Sam Mendes, ganador del Oscar a Mejor Director por American Beauty (2000), le ofreció ser la protagonista de El imperio de la luz, donde encarna a una mujer con graves problemas mentales

No había trabajado con Sam Mendes antes de que le eligiera para El imperio de la luz, pero ¿lo conocía?

Nos conocimos primero por Zoom, porque fue durante el confinamiento cuando estaba dándole vueltas a esta película. Me dijo que había estado pensando en muchas de las cosas que había presenciado de niño. Su madre luchó contra sus problemas mentales y hace mucho tiempo que quería escribir sobre esas experiencias. 

Creo que pensó en mí porque estaba viendo la serie televisiva The Crown en el momento en que escribía la película. 

¿Qué le atrajo del guion?

Creo que los textos que escribe la gente son especiales si se sienten muy cercanos a los temas que tratan porque hablan de algo que no se puede inventar. Y tenía algo más. Le dije a Sam: «Entonces, eras un cuidador joven antes de que esa palabra formara parte del vocabulario habitual». Me dijo que lo que había escrito para Hilary se basaba en hechos que sucedieron de verdad. Me pareció maravilloso conocer de cerca algo que significaba tanto para él.

¿Fue intimidante emprender crear este personaje con Sam?

Es intimidante porque significa mucho para él. Hubo algunas escenas que fueron muy difíciles para Sam porque eran muy emotivas y crudas. La historia se adelanta mucho a su tiempo en lo que se refiere a la comprensión de los problemas de salud mental a los que se enfrenta Hilary y en ser amables con este tipo de enfermos. 

Eso también se aplica a otros temas de la película, problemas que se filtran a través de la lente de los años 80 pero que también reflejan problemas de los que seguimos hablando hoy.

Sí, y desde el principio de los tiempos. Si observas ese período, los años 1980 puedes decir sin ambages que hemos recorrido un largo camino. Pero no todo el camino. Ahora se nos permite hablar sobre problemas de salud mental de una manera que antes no podíamos, pero todavía van acompañados de un estigma. Y no debería ser así.

Los problemas raciales también están muy presentes en la película.

¿Por qué Sam eligió ambientar la película en una sala de cine?

El cine es un lugar donde la gente va para escapar de la realidad. Le pregunté a Sam por qué Hilary nunca quería ver las películas. Dijo que era porque ella no quiere correr el riesgo de abrir las compuertas; siente que tiene que controlar sus emociones.