Jesús Guil Redondo

Más menos

Jesús Guil Redondo


Más centralización y menos descentralización y menos aún la deslocalización

29/03/2022

Pedro Sánchez es un táctico; vamos que todas sus actuaciones forman parte de una táctica predeterminada, que varía en función del tema a abordar, pero con el único fin de mantenerse en el colchón de Moncloa. Y la última ha sido hablar de la descentralización, que según Don Pedro es sacar algunos organismos públicos de Madrid. Pero más bien parece que su único objetivo es atacar a la capital (el nacionalismo lo identifica con el resto de España). Con ello logra un doble objetivo, saca de los focos a Cataluña y el País Vasco (necesita los votos del nacionalismo para todo) y coloca en su lugar a Madrid. E intenta que los habitantes de otras comunidades perciban a la capital de España como enemiga y crean que es esta la que les esquilma. Pero si Madrid ha sido durante siglos la villa y corte y capital ha sido por su situación geográfica, equidistante de casi todos los territorios, lo que ha originado que sus habitantes sean en buena medida oriundos de todas partes de España, y carentes por tanto de toda la tontería nacionalista. Pero además esta Comunidad es la que más contribuye, y con mucho, a la solidaridad, a gran distancia de Cataluña, cuya renta per cápita está cercana a la de Madrid, y no digamos del País Vasco y Navarra, a pesar de ser las dos regiones con mayor renta per cápita de España, y una de las más altas de Europa, lejos de ser contribuyentes, son perceptores netos. Parece que quieren plantearnos que la solución para la España vaciada es desperdigar organismos oficiales, pero sus verdaderas razones son mantener los contubernios que el Gobierno mantiene con los soberanistas, incluso con los golpistas, y los beneficios y privilegios que estos obtienen en detrimento del resto de España y como pago a mantener a Sánchez en el poder. Y seguir desviando la atención sobre el concierto vasco y navarro, que es un sistema económico más propio de la Edad Media que de la época actual y que incluso ha sido denunciado por Bruselas por ser un régimen que origina una competencia desleal y que supone un dumping fiscal. La descentralización comenzó con el Estado de las Autonomías, un proceso de descentralización que parece no tener fin. Esta consiste en transferir competencias  de un organismo del Estado central a otro de las comunidades, como se viene haciendo a la chita callando hacia Cataluña y País vasco, o de la Administración local, como pueden ser los ayuntamientos. Que es muy distinto de la deslocalización, o sea, cambiar el emplazamiento territorial de una entidad o institución, pero sin que haya transferencia de competencias de ningún tipo.
Ya hemos dicho en más de una ocasión que en el tema de la descentralización España ha ido demasiado lejos y todo ello fruto del nefasto título octavo de nuestra Constitución, que no puso límites a las autonomías. Y ha descentralizado impuestos como no existen en ninguna parte del mundo, y podemos citar como ejemplos los landers alemanes, el  Reino Unido, los cantones suizos, o las provincias canadienses. Sin hablar ya de las policías autonómicas, la ertzaintza y los mozos de escuadra. O las competencias en prisiones y un largo sinfín de desatinos que han conseguido las susodichas Cataluña y País vasco.