«La narrativa breve puede ser 'literatura mayor'»

D. Casillas
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José Antonio Martín Viñas, escritor gallego asentado en Salamanca, presentó en el Episcopio el libro 'Cuentos entre encuentros', relatos que en buena medida tienen resonancias de su tierra natal en el espacio mítico de Coliño

José Antonio Martín Viñas, escritor gallego afincado en Salamanca, protagonizó la única cita del mes de febrero del ciclo literario 'El Episcopio presenta...', organizado por el Ayuntamiento de Ávila, una aproximación a unas letras más cercanas de lo que parecen que llegó de la mano del libro Cuentos entre encuentros, un volumen que reúne una treintena de relatos cortos de variada inspiración.

Explicó el autor que tras el relato titulado Creación, «que es una manera de remitir a la producción de algo nuevo y que denota el interés por todo lo que viene a continuación», este libro, en la línea del anterior (Te tengo en cuento), «vuelve a ese lugar de mi fantasía que es Coliño, un territorio imaginario, y divido los cuentos entre ese espacio más o menos gallego y otro que está más apartado, que es más universal, pero abordando siempre temas que afectan a todos, con el mundo clásico apareciendo de vez en cuando, y también con el tema de la mujer como importante».

En el libro asiste el lector al milagro de Carmen, que hizo un pacto con Dios; busca junto con Apolo a su amante Dafne entre los laureles de la isla de Cortegada; es testigo de las vivencias de la niña que acude a casa de su tía abuela durante los días que acaban en 's' para recibir de merienda sus onzas de chocolate; acompaña al navegante que no sabe si es un marinero en tierra o un peregrino en el mar; viaja con María y su 'bici de papel' por el diccionario que le va descubriendo la vida, y recorre el camino que Iria emprende por amor en medio de una guerra fratricida entre suevos.

La narrativa en formato breve como la que llena este libro, defendió, «puede ser también 'literatura mayor', porque a veces es muy difícil trazar el camino acertado para llegar a ese final sorprendente que exige el relato corto, exige mucho y no es fácil lograrlo; comparándolo con el amor, yo diría que el microrrelato es como el momento del flechazo que tienes en algún momento, no sucede más que ese encuentro de miradas, es pasión, es fuerza... y luego dejas un poco abierta la trama a lo que ocurrirá después, que es en parte también lo que interprete el lector, a cuya imaginación hay que dejar abierto el texto». En comparación, «la novela es como el matrimonio, una relación con muchas cosas, y el relato es como un noviazgo, atiende a otras características».

En cualquier caso, añadió, «siempre es bueno dejar en el aire algunas cosas el relato para que el lector lo termine, relacione lo que ocurre y saque sus propias conclusiones; pienso que el lector no tiene que ser un elemento pasivo sino que puede aportar algo al relato y jugar con él para enriquecerlo».

Luego, «un microrrelato puede convertirse en cuento, y el cuento podría dar lugar a una novela, pero ese cambio a veces podría estar en manos del lector si se atreviese a dar el salto de leer a escribir, a convertirse en escritor y crear algo más a partir del texto breve, y por eso es bueno dejarlo abierto a su interpretación».