"Amo a Ávila y quiero a Colombia. Ávila me lo ha dado todo"

E.Carretero
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Un cambio de planes de última hora trajo a Lili Londoño a Ávila en el año 2000. Aquí llegó con la idea de hacer dinero y regresar a su país, sin embargo esta empresaria hostelera sigue más de dos décadas después en Ávila

"Amo a Ávila y quiero a Colombia. Ávila me lo ha dado todo" - Foto: Mercedes Martín

Liliana Londoño, Lili, como la conoce todo el mundo, llegó a Ávila en el año 2000 en una decisión de última hora y con la intención de, pasado algún tiempo, regresar a su país:Colombia. Sin embargo, más de dos décadas después no solo no ha vuelto, más que de visita, sino que se considera una abulense más. «Ávila me ha dado todo lo que tengo: estabilidad laboral, económica, a mi hijo, mi marido...», reconoce esta empresaria al frente de tres negocios hosteleros al hablar de su vínculo con esta ciudad que ya ha convertido en la suya. «Yo amo a Ávila y quiero a Colombia», dice para referirse al lugar que ocupa en su corazón su hogar de adopción. 

Curiosamente, rememora Lili, a Ávila llegó tras un cambio de planes prácticamente improvisado. De hecho, cuando tomó la decisión de venir a España su idea inicial era hacerlo con destino a un pequeño pueblo de Lérida, donde vivían unos compatriotas que le iban a ayudar a buscar trabajo. Sin embargo, en el aeropuerto de Madrid se encontró con unos familiares que venían a Ávila y cambió de idea. «Recuerdo que el camino en tren estuve todo el rato llorando», rememora aquel viaje un 9 de agosto del año 2000 que le trajo a la que luego se convertiría en su casa. En ese estado de apesadumbramiento pesaba el verse sola, tan joven y tan lejos de su familia y de su país, que decidió dejar después de que una persona de su confianza le estafara. De hecho, la idea de venir a España era trabajar para ganar el dinero necesario para pagar una deuda que ella no había contraído pero a la que debía de hacer frente por la mala fe de otra persona. 

 

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Que desde que llegué aquí me lo ha dado todo tanto en el plano familiar y emocional, como en el laboral y material. 

¿Que es lo que más le gusta de Ávila?

Su tranquilidad, el calor de sus gentes, la amabilidad y la calidad de vida. 

¿Y lo que menos?

El frío en invierno. Yo soy de Medellín, la ciudad de la eterna primavera.

 Un lugar para perderse…

Me encanta Navaluenga. Pasear tranquilamente por allí, desconectar. 

Un recuerdo de la infancia…

Las navidades con mi familia. Nos juntábamos muchos niños; todos los primos. Lo celebrábamos al aire libre y recuerdo la ilusión que teníamos esperando el regalo del Niño Jesús. 

Un personaje abulense que le haya marcado.

Santa Teresa. Fue una mujer muy luchadora y también emprendedora.

El mayor cambio que necesita Ávila es...

Ávila está excepcionalmente situada geográficamente. A una hora de distancia, alrededor tenemos Madrid, Salamanca, Valladolid y Toledo, y a menos de una hora, Segovia. En total, son unos 8,5 millones de clientes potenciales. Con esa oportunidad de cercanía tendríamos que ser capaces de hacer visualizar los atractivos que tenemos para que nos visitaran. Solo con las provincias limítrofes tenemos un potencial importante, sin olvidar el resto autonómico, nacional e internacional. 

 Ávila tiene que mantener…

Mantener a sus jóvenes, evitar que se marchen porque si hay juventud, hay futuro.

¿Qué le parece la ciudad hoy día?

Ávila es una ciudad maravillosa. He evolucionado mucho y ha crecido desde que yo llegué, pero sigue siendo una ciudad muy tranquila. 

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Pues como no nos comuniquemos bien, tanto en comunicaciones terrestres como digitales, porque por ejemplo en Naturávila no tenemos fibra óptica, no vamos a poder progresar. 

¿Qué puede aportar a la provincia de Ávila?

A nivel profesional, contribuir al PIB de Ávila, fijar población, aportar mi granito de arena para que la gente que viene a Ávila se vaya encantada de la atención recibida y, por supuesto, mimar a los clientes locales. La hostelería somos la imagen que les queda a los turistas que llegan a la ciudad.