"De todos estos años me llevo el cariño de mis pacientes"

E.C.B
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Tras más de 30 años de atención asistencial en Ávila, Juan Carlos Pedrosa se jubiló hace apenas un mes con una sensación agridulce, debido a estos dos últimos años, marcados por la pandemia, que califica como «una auténtica pesadilla»

"De todos estos años me llevo el cariño de mis pacientes" - Foto: David Castro

Juan Carlos Pedrosa se debatió entre la Arquitectura y la Medicina, pero como él mismo reconoce, el componente artístico de la primera terminó por declinar la balanza hacia la segunda y Ávila ganó con ello un gran médico de familia, docente y gestor sanitario al que, tras una dilatada carrera profesional, hace apenas un mes le llegaba la jubilación.  

Nació en Campanario, municipio de la provincia de Badajoz donde su padre ejercía como maestro. A partir de las 14 años se trasladaron a vivir a Don Benito, de donde es toda su familia, y allí estudió el Bachillerato Superior y COU en el Colegio Claret.

Badajoz sería su siguiente destino, pues allí estudió la carrera de Medicina durante seis años, y al concluir la misma hizo el servicio militar en Cáceres y acto seguido se incorporó a hacer la especialidad médica, el MIR de Medicina Familiar y Comunitaria, de nuevo en Badajoz, donde trabajó como interino en el Centro de Salud de la Paz aproximadamente un año hasta que aprobó las oposiciones y cogió plaza en Ávila en 1988.

Afirma que siempre fue un buen estudiante, desde la infancia, y durante la carrera. «Lógicamente es una carrera fuerte, porque necesita muchas horas de estudio, pero si le dedicas tiempo y esfuerzo la sacas», comenta.

Y aunque dudó entre la Medicina de Familia y el Radiodiagnóstico, explica que cuando se presentó al MIR «se convocaron unas 1.500 plazas y nos presentábamos en torno a 20.000. Yo estuve dudando hasta el último momento, pero tenía plaza de Medicina de Familia en Badajoz y la tierra tira un poco y me incliné por ella, ya que para Radiodiagnóstico me hubiese tenido que ir fuera de Extremadura».

Recuerda que, siendo residente y sin tener todavía la especialidad, fue a examinarse a Valladolid, Murcia y Canarias «para ir probando», y cuando concluyó el MIR volvió a presentarse a las oposiciones en Valladolid y las aprobó.

Por aquel entonces era novio de la que actualmente es su mujer, a la que conoció en Badajoz haciendo el MIR de Medicina de Familia, y con la que iba a casarse un mes después. «Ella había aprobado las oposiciones en Madrid y yo en Valladolid, y nuestra idea era coger plaza en Segovia por la proximidad a Madrid y porque la comunicación con Ciudad Real, de donde ella viene, y con Extremadura era más factible, y también porque teníamos allí unos grandes amigos médicos de familia que se venían a Segovia», comenta Pedrosa, quien añade que «para compatibilizar la vida familiar y laboral el sitio donde vimos que teníamos trabajo los dos fue Ávila, yo con la oposición aprobada y ella comenzando a trabajar en el Servicio de Urgencias Hospitalarias, donde estuvo dos años hasta que aprobó luego las oposiciones en la siguiente convocatoria y cogió plaza en el Centro de Salud Ávila Norte, que es donde yo también la tenía».

De hecho, fue en ese centro de salud en el que Juan Carlos Pedrosa desarrolló toda su labor profesional, salvo cuando estuvo dedicado a la docencia y a la gestión. Así, en estos últimos meses previos a la jubilación recordaba con algunos pacientes que había sido médico de sus padres, de ellos y de sus hijos. «Por lo menos tres generaciones familiares sí he tratado en muchos casos», señala.

Y es que, como indica, «la medicina de familia permite conocer el entorno familiar y social, y muchas veces los pacientes terminan siendo casi uno más de la familia o un amigo, no la clásica relación médico-paciente, y esa es la mayor satisfacción que podemos tener».

Esa relación con los pacientes «siempre ha sido similar, salvo estos dos últimos años por la pandemia», comenta Pedrosa, quien apunta que «lo que sí ha evolucionado mucho es la medicina, sobre todo con la introducción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y la posibilidad de tener a tu alcance herramientas que permiten acceder a la información de una manera mucho más rápida, segura y fiable».

Respecto a su faceta docente, explica que el Centro de Salud Ávila Norte, que era donde el ejercía su actividad  asistencial «es un centro con acreditación docente para la Medicina Familiar y Comunitaria y yo desde siempre he sido tutor de Medicina de Familia y tenía residentes a mi cargo en el centro de salud. Eso fue entre 1988 y 1998. En Badajoz, cuando trabajé como interino, también fui tutor de residentes y en 1998, diez años después de incorporarme a mi plaza en Ávila, se me brindó la posibilidad de ser responsable de la Formación Postgraduado de toda el área sanitaria de Ávila, que es llevar la formación de todos los MIR de la provincia de Ávila».

Así se incorporó a la Gerencia de Atención Primaria como coordinador de la Unidad Docente, para luego asumir también las funciones de responsable de la formación continuada de todo el personal sanitario del Área de Salud, labor que desempeñó durante 10 años, hasta 2008.

«Al principio intenté compaginar la actividad asistencial con la docencia, con algunos pacientes crónicos a los que realizaba el seguimiento, con los que estaba en ensayos clínicos, por ejemplo en la realización de estudios sobre hipertensión arterial, y lo hacía fuera del horario habitual de consulta. Luego mis funciones como gestor docente cada vez fueron mayores y al final tuve que dejarlo», señala.

En ese periodo, Juan Carlos Pedrosa daba clases a los residentes, sobre todo de temas relacionados con la estadística y la epidemiología; cursos y talleres a los residentes que se incorporaban cada año, y lo compatibilizaba también con la actividad de gestión de recursos, económica, la organización y planificación de cursos… «Siempre me había gustado la docencia, porque tengo genes de mi padre que era maestro, y siempre he sido tutor de residentes», indica.

El siguiente paso en su carrera profesional llegó en 2008 cuando asumió la Dirección Médica. «Estuve de director médico de la Gerencia de Atención Primaria durante un año y luego todavía di más continuidad al tema siendo director gerente de Atención Primaria durante cinco años (2009-2014)», explica. Precisamente, en 2014 se produce la unificación de las Gerencias de Atención Primaria y Especializada y, según señala, «me plantearon o bien seguir en la gestión en un sitio diferente, formando parte del equipo directo del hospital o en otra provincia de alrededor, pero yo ya me había planteado que quería volver a la actividad asistencial y así lo hice».

la pandemia. El doctor Juan Carlos Pedrosa asegura que la pandemia «ha sido un bofetón que nos dieron por sorpresa. Han sido dos años muy difíciles, sobre todo los tres primeros meses, en la primavera de 2020. Fue un año catastrófico… cambió nuestro sistema de trabajo, nuestra relación con los pacientes, veías el sufrimiento en todos los sitios. He visto a compañeros llorar pasando consulta, a trabajadores de la residencia de la tercera edad llorando. Han sido momentos muy difíciles, una auténtica pesadilla».

Cree que desde el punto de vista psicológico, «nadie estábamos preparados para eso. Cada uno tiene sus recursos fisiológicos, sus mecanismos de compensación psicológica y cada uno lo hace de una manera o de otra. Hay profesionales que no pudieron soportarlo y tuvieron que estar de baja laboral, incluso algunos de forma prolongada». De hecho reconoce que su nivel de ansiedad «subió en esas fechas y tuve trastornos del sueño… no dormía más de 3-4 horas diarias, no porque no tuviera tiempo sino porque no era capaz porque en la mente solo tenías el trabajo del día siguiente, qué te ibas a encontrar y lo que habría pasado a los pacientes que habías visto el día anterior. Fueron momentos muy difíciles».

«Luego -prosigue- desgraciadamente, las olas se han ido sucediendo, pero de una manera más amortiguada y seguimos viviendo. Los cambios organizativos y funcionales que tuvimos que hacer, los hemos revertido parcialmente, pero todavía no estamos trabajando en las mismas circunstancias que antes de la pandemia y se echa de menos, la verdad».

Explica además que «en la Atención Primaria hemos tenido mucha presión asistencial, primero porque gracias a las campañas de vacunación el número de casos han sido más leves, pero hemos tenido incidencias muy altas. En la última ola hemos llegado a tener una incidencia a 14 días de 4.000-5.000, lo que supone una demanda asistencial importante para todo el sistema sanitario de Atención Primaria, con una sobrecarga muy importante de trabajo, a parte de que tuvimos muchos pacientes que durante una época no tuvimos tiempo material de atenderles adecuadamente de sus patologías y que ellos también se distanciaron de la asistencia sanitaria por medidas de precaución porque tenían cierta reticencia».

También, según apunta Pedrosa, «ha habido más descompensación de patologías crónicas que ha generado mayor demanda asistencial y mayor dedicación a ellos, y luego ha coincidido con el problema que tenemos de recursos humanos profesionales, porque hay un déficit de médicos muy importante en Atención Primaria a nivel nacional, de Castilla y León y de Ávila, y eso desgraciadamente no hay perspectiva de que a corto plazo se pueda solucionar. La presión asistencial es mayor y la calidad de atención disminuye».

Y a todo ello se une, en su caso, «el hecho de no haber podido seguir con la labor docente con los residentes, todo ha sido labor asistencial y ellos nos han ayudado mucho. Especialmente en la primera ola, si no hubiésemos tenido a los residentes del centro de salud no hubiésemos podido sacar el trabajo adelante. Su formación se ha visto muy deteriorada».

La jubilación. Y llegó la jubilación y la sensación  para Juan Carlos Pedrosa asegura que fue «agridulce». El motivo, que «por una parte, tienes la sensación de que, después de una larga vida laboral, llega una vida más relajada y tranquila y con más tiempo para dedicarlo a la familia, aunque mi mujer todavía no se ha jubilado, lo hará este año, y estoy deseándolo para tener una vida familiar más completa que hasta ahora, porque por nuestra labor profesional ha sido muy limitada en el plano familiar y social; pero por otra parte, tienes una sensación agria porque la jubilación ha llegado en un momento en el que no estás satisfecho con lo que has hecho durante los dos últimos años, que cuando llegabas a casa, a pesar de las muchas horas que estabas trabajando, no estabas satisfecho porque tenías la sensación de que debías haber hecho más, y veías que al día siguiente iba a ser igual, con 40-50 pacientes a los que no les iba a poder dedicar el tiempo que necesitaban».

Aún así, hace tres año se planteó la jubilación tras tener un problema de salud relativamente serio, que «se quedó en un susto», pero que como comenta, «me hizo replantearme todo y pensé en jubilarme cuando tuviera la oportunidad de hacerlo, y esos dos últimos años de trabajo con tanta carga y tan poco gratificantes para ti personalmente y para los pacientes, al final me llevó a tomar la decisión».

Ahora, echando la vista atrás, Juan Carlos Pedrosa asegura que «de todos estos años me llevo sobre todo el cariño de mis pacientes, con los que he tenido muy buena relación, y la sensación de haber sido útil, porque ellos así me lo han manifestado».