"Es razonable que las víctimas se sientan desprotegidas"

M.E
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Licenciado en Derecho por la USAL, doctor por la Universidad San Pablo CEUde Madrid y profesor de la UCAV, además de autor de publicaciones e investigador, Álvaro Mendo repasa aspectos en torno a la polémica Ley del 'solo sí es sí'

"Es razonable que las víctimas se sientan desprotegidas"

Abogado colegiado, doctor de Derecho Penal y profesor de la Universidad Católica de Ávila, además de investigador y autor de numerosas publicaciones, Álvaro Mendo responde algunas cuestiones relativas a una de las leyes más polémicas de la actualidad, la conocida como del 'solo sí es sí', de la que dice incluye medidas preventivas y reparadoras (de las que poco se ha hablado) pero, al mismo tiempo, una reacción penal más leve en algunos casos. En este sentido cree que la reforma socialista que ya está en tramitación llega tarde, al menos si lo que se pretende es paralizar las revisiones de condena a la baja, ya que supondría la aplicación retroactiva de una ley más severa y eso no se puede hacer. 

¿Cómo resumiría los principales cambios que implica la ley del 'solo sí es sí' respecto a la ley anterior?

Si nos centramos en el ámbito estrictamente penal, y de forma resumida, podemos destacar dos cambios fundamentalmente: en primer lugar la desaparición de la distinción entre abuso sexual y agresión sexual, considerando ahora todos los ataques contra la libertad sexual como agresiones sexuales, lo que ha llevado a ampliar la horquilla de la pena y, en consecuencia, a rebajar algunos límites. En segundo lugar, la introducción de una definición expresa de consentimiento al que se ha puesto como núcleo central de la regulación pero que, en honor a la verdad, ya lo era desde el Código penal de 1822, en el S. XIX. 

¿Entiende la polémica y todo el ruido mediático creado en torno a la ley, al margen de cuestiones políticas? Es decir, ¿está justificada la polémica?

Sí, comprendo la polémica creada porque la opinión pública, la sociedad en general, es muy sensible a las reducciones de condenas en delitos graves y, máxime, cuando se producen excarcelaciones. Es normal que se produzca polémica social ante estas situaciones. 

¿Realmente la rebaja de penas (y la excarcelación de violadores) está siendo generalizada? ¿O son casos puntuales?

En este punto les voy a dar unos datos objetivos para que cada uno saque sus propias conclusiones y pueda hacerse una idea. Con datos de las pasadas semanas recabados por el Consejo General del Poder Judicial, a día 16 de febrero y con 4 meses de vigencia de la Ley, se habían acordado 721 reducciones de condena de las que 74 habían supuesto excarcelaciones. Creo que a día de hoy, sin ese recuento oficial publicado, rondan las 800. 

Junto a ello téngase en cuenta, según datos oficiales de Instituciones Penitenciarias, que en octubre de 2022, cuando entró en vigor la ley, había en España 4.015 presos por delitos sexuales, incluyéndose no obstante en este dato algunos delitos que no fueron modificados por la ley del solo sí es sí, al tiempo que también habría condenados que no estaban cumpliendo pena en prisión. 

¿Las mujeres están más protegidas o más desprotegidas con esta ley?

La ley contiene, aunque se ha hablado muy poco de ello, una amplia regulación de medidas preventivas, formativas, asistenciales, reparadoras, de sensibilización, detección etc., que, en mi humilde opinión, son las que pueden incidir en mayor medida en una mejor protección de las víctimas de delitos sexuales, siempre que haya voluntad y recursos para implementarlas. Pero la opinión pública solo se ha centrado en la rebaja de las penas pues, obviamente, es lo socialmente más llamativo y escandaloso, lo más mediático. La rebaja de la pena en los delitos afectados ronda los 2 años en la mayoría de los casos; no tengo claro que esa rebaja vaya a ser lo que definitivamente decida al potencial autor a cometer el delito, aunque es razonable que las potenciales víctimas se sientan desprotegidas ante una reacción penal más leve.  

 

 

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