Vuelve este sábado la Orquesta Sinfónica de Ávila a encontrarse con su público (19,00 horas), algo que no hacía desde el pasado verano debido a la pandemia, una actuación ésta que su director, José Luis López Antón, manifestó que «teníamos muchas ganas de realizar después de que en diciembre tuviésemos que cancelar el encuentro por aquella tormenta perfecta que sufrimos por cuestiones sanitarias, había muchos positivos por covid entre nuestros músicos y fue lo que catalizó tomar la decisión de cancelar el recital, que fue en la línea de lo ocurrido en todas las orquestas jóvenes de España que quisieron hacer un encuentro y todas tuvieron que cancelarlo, la de Andalucía, la Joven Nacional de España, la de la Comunidad de Madrid».
El programa de este concierto extraordinario, que ofrecerá la entrada libre (con invitación que debe recogerse en el Lienzo Norte), se engloba «en la línea de lo que veníamos haciendo en los encuentros últimos de Semana Santa, elegido para poder ser interpretado por una orquesta reducida, con alrededor de 25-30 músicos en escena, reducción que viene determinada un poco por la circunstancias de las fechas, porque es más complicado poder juntar a toda la gente, es un encuentro más resumido en el tiempo y es también un reto musical asumirlo porque es un ritmo de trabajo casi profesional».
En este sentido, siguió el director de la OSAV, «hemos diseñado un programa que consta de dos partes. La primera tiene dos obras que serán interpretadas por las dos secciones de la orquesta; primero sonará la suite Capriol, de Peter Warkock, una colección de danzas escritas por un inglés en el siglo XX que se basa en las danzas renacentistas que nos van a llevar a los tiempos de Felipe II, cuya interpretación correrá a cargo sólo de la sección de cuerda de la orquesta».
Sonará luego el Octeto para vientos de Beethoven, «una formación casi camerística que actuará sin director, porque el volumen de músicos no lo requiere, y que encaja en el género de la música que se solía interpretar en eventos al aire libre».
La segunda parte "será interpretada por la orquesta grande, entre comillas porque serán esos 30 músicos con los que contamos, y en ella nos iremos al impresionismo francés. En primer lugar haremos el Aprendiz de brujo, ese scherzo famosísimo de Paul Dukas, que la película Fantasía 2000 popularizó una barbaridad, con el propio Mickie Mouse haciendo de aprendiz de brujo; Dukas pone música a ese argumento de Goethe de manera magistral, con ese tema interpretado por el fagot que todo el mundo reconocerá en el momento que llegue, a los dos minutos de empezar la pieza».
Y «terminamos el concierto con La mer, de Debussy, una de las obras cumbre del siglo XX, en este caso del impresionismo francés. Son tres bocetos sinfónicos con tres movimientos, y cada uno de ellos hace referencia a un momento del mundo marino; es una obra en la que el color es algo fundamental, puede evocar incluso diferentes olores y diferentes perfumes, y es algo bonito del impresionismo, como muy sinestésico en ese sentido, intentando evocar a través de la música cierto tipo de paisajes y conectar con otros de los cinco sentidos».
«Espero y deseo que le guste al público esta mezcolanza estilística», finalizó López Antón, un concierto cuyos ensayos comenzarán mañana jueves para ofrecer un encuentro que a la «exigencia del programa suma el reto de contar con menos tiempo de trabajo para prepararlo».