Editorial

Un plan de choque sanitario necesario que obliga a medidas a largo plazo

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Ya hay fecha para la puesta en marcha del plan de choque para hacer frente a las listas de espera del Complejo Asistencial de Ávila, será el próximo 5 de septiembre. Después de que se haya retrasado ante la falta de anestesistas, el hospital Nuestra Señora de Sonsoles será el último de Castilla y León en el se activen estas medidas impulsadas por las Consejería de Sanidad para tratar de reducir las listas de espera quirúrgicas, que se habían disparado tras la pandemia provocada por la covid-19.

Para el desarrollo de este plan, en el caso de Ávila se implicarán 56 profesionales por semana entre médicos, anestesistas, enfermeras, técnicos en cuidado de enfermería y celadores, con el objetivo de acometer unas operaciones que afectarán a unos 80 pacientes al mes, hasta finales de año, en las especialidades de Cirugía, Oftalmología, Ginecología y Traumatología.

Las medidas, que se han hecho esperar y que vienen propiciadas por la difícil situación provocada por la pandemia, que obligó a hacer frente a otras prioridades sanitarias, se articularán después de conocer que a fecha de 30 de junio de este año había 1.150 personas en la provincia de Ávila a la espera de someterse a una operación quirúrgica, lo que suponía un 12,4 por ciento más que un año. Y lo más preocupante, el tiempo medio de espera para pasar por un quirófano en Ávila se había elevado a 67 días, 27 días más que el año anterior, una situación que obligaba a tomar cartas en el asunto ya que era inasumible.

Lo fundamental sería no tener que recurrir a estos planes de emergencia, y para ello es necesario que se cuenten con plantillas que sean capaces de asumir las cargas de trabajo que se prevén para una población como la de Ávila, teniendo en cuenta sus características.

Evidentemente se ha podido pasar por un momento muy complicado por el covid, que ha condicionado todo tipo de actividades, y más la sanitaria, pero una vez superada, o al menos controlada, la situación, no hay que caer en errores del pasado, y hay que tratar de hacer un esfuerzo para fortalecer las plantillas sanitarias y lograr que esa atención sanitaria adquiera una mayor celeridad en la respuesta a los pacientes, no exenta también de calidad.

Pero eso exige más allá de planes puntuales y específicos una organización y una estructura que piense en el largo plazo, que propicie estabilidad en los equipos sanitarios, que al final es la mejor receta para que el paciente sienta que es tratado con profesionalidad, adquiriendo una confianza con esos profesionales que le van a tratar, y con la garantía de que su patología va a ser subsanada.