Editorial

Las Jornadas Medievales, un nuevo éxito esperado y merecido

Diario de Ávila
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Esta fiesta no se queda sólo en un escaparate para ser contemplado sino que logra ser un escenario en el que actuar

Estaba previsto que los elementos se confabularan a favor para hacer que las Jornadas Medievales de Ávila de este señalado año fuesen un éxito enorme, y, a falta de un día para su finalización, parece que ese objetivo y deseo común se ha conseguido, no por casualidad ni por suerte (la única que cabe aquí es la de la meteorología), sino por la suma de muchos merecimientos compartidos, a los que se ha sumado también esa estupenda climatología deseada.

Por un lado pesaba mucho, con lo que eso tenía de responsabilidad añadida, llegar a ese número redondo y tan significativo que era el cumplimiento del 25 aniversario de la celebración de esta iniciativa tan popular, un motivo de especial alegría porque de todos es sabido que cuesta más, y tiene mucho más mérito, mantenerse en una iniciativa y saber mejorarla que ponerla en marcha y dejarla llevar por una inercia que aporta poco y desgasta mucho; y por otro, estábamos ante la edición que significaba la vuelta a la 'normalidad' tras los dos tristes años de la pandemia, recuperación de la cercanía y eliminación de aforos y restricciones que es fundamental en una iniciativa de estas características, y que hacía presagiar una elevada afluencia de abulenses y turistas.

Y así ha sido en los dos primeros días de las Jornadas Medievales. Con relativa y esperada tranquilidad la mañana del viernes, habitualmente aprovechada por los abulenses para recorrer el Mercado libres de aglomeraciones; con ya mucha presencia de vecinos de la capital y visitantes el viernes por la tarde y la noche, y con una elevada concentración de personas en todos y cada uno de los rincones durante toda la jornada de ayer.

Si a ese éxito enorme de público se suman el «civismo» que ha querido destacar y agradecer el Ayuntamiento y la implicación de una buena parte de los visitantes a la hora de 'vestirse de medieval' para hacer que esta fiesta sea lo más plural posible, que no se quede sólo en un escaparate para ser contemplado sino que logre ser un escenario en el que actuar, puede afirmarse que estamos ante una edición singular que bien se merecía este logro.

Con el claroscuro que ha significado la no participación de Ávila Auténtica en esta señalada cita del Mercado Medieval, y con la vista puesta en que para la edición número 26 estas Jornadas puedan lucir el marchamo de ser de Interés Turístico Nacional, sólo queda desear que la organización de este viaje común a la Edad Media, que Ávila puso de moda en toda España, siga siendo ambiciosa para no decaer y continúe demostrando, año tras año, que esta ciudad es el escenario natural ideal para levantar esta enorme escenografía; no solamente por su ideal monumentalidad, sino también porque hemos sabido convertirlo en un plató vivísimo que aporta mucho a la ciudad y que, para una urbe tan dependiente del turismo, nos ha puesto un poco más en el mapa de ese sector.