En su DNI figura como Casandra Pascual (Ávila, 1986). Pero durante su etapa de estudiante cambió la 'C' por la 'K' y así, como Kasandra, la conocen tanto sus más cercanos como sus compañeros y colegas de profesión.

Kasandra es ilustradora. Y es en la literatura infantil donde desarrolla un arte que ya de niña se le escapaba por sus pequeñas manos cada vez que cogía un lápiz. «Era de poco estudiar», sonríe ahora esta consolidada ilustradora, que pese a todo recuerda con mucho cariño su paso por  Las Nieves, donde siempre destacó, claro, en las asignaturas relacionadas con la educación artística, y donde recibió el primer 'empujón' para lanzarse al dibujo.

Se lo dio uno de sus profesores, Miguel Ángel Pastor, al que Kasandra recuerda con infinito cariño y gratitud. «Él me animaba y me motivaba muchísimo», aplaude ahora una actitud que, dice, no siempre sale a relucir en los centros escolares. «Porque es verdad que éste no es un mundo fácil y se suelen quitar las intenciones artísticas para empujarte a lo más práctico», reflexiona Kasandra que, por fortuna para ella y para los miles de niños que en muchísimos rincones del mundo disfrutan de sus ilustraciones, siguió adelante con sus tendencias artísticas.

«La primera vez que me dio clase, Miguel Ángel me dijo, 'tú eres una artista'». Y, desde luego, acertó.Como también lo hicieron sus padres, que tampoco la desalentaron en su idea de seguir formándose como tal.

Porque Kasandra es una artista. Tras su paso por La Milagrosa y por  la Escuela de Artes, dio el salto a la Facultad de Bellas Artes.«Entonces se entraba con una prueba de acceso, no como ahora. Se presentaba una cantidad absurda de gente para y sólo había 150 plazas», recuerda uno de los muchos retos a los que se ha enfrentado en la vida.

Lo superó con éxito. Como lo hicoz con los estudios universitarios, tras lo que cursó un máster de diseño de interiores. Por eso de asegurarse algo más 'práctico', confiesa. «Pensé que quizá tendría más salidas», vuelve a sacar a relucir su bonita sonrisa.

Pero ni eso le alejó de la ilustración. «Empecé trabajando con pequeños autores, haciendo trabajos sueltos», prosigue con su relato. «Y empecé a mandar porfolios a todas las editoriales de España», nos descubre sobre una época en la que, confiesa, aún no había desarrollado su estilo. «Y eso es muy importante», considera la abulense.

Pero la vida da muchas vueltas. También para Kasandra, que estando trabajando en la restauración de las obras de Ibarrola enGaroza, recibió una llamada que le cambiaría la vida.Era el gestor de proyectos de la editorial Susaeta. «Me dijo que le había encantado mi trabajo y que le había llamado la atención que fuera de Ávila», se ríe. Porque él era de Bohoyo.

Lea la entrevista completa en la edición impresa de Diario de Ávila.

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

Mucho sol y mucho frío en la cara, a mí me encanta.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Sus cielos de colores al atardecer, son espectaculares. Eso y el chuletón de Carnes de Muñogalindo, que es la empresa de mi familia.

¿Y lo que menos?

El edificio de Moneo que tapa las vistas que había antes del Valle.Es que me mata. 

Un lugar de la ciudad para perderse.

El monasterio de Santo Tomás, donde están los huertos de los frailes. Voy muchas veces allí a dibujar.

Un recuerdo de su infancia.

Las manos rojísimas por jugar con la nieve sin guantes, tan frías que parecía que quemaban. Pero valía la pena.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Jimena Blázquez, me parece un personaje  increíble. Hice una ilustración sobre ella para el Día de la Mujer.

El mayor cambio que necesita Ávila es…

Si sólo puedo decir uno, voy a decir que la  mejora integral de comunicaciones con Madrid. Ávila es una ciudad con muchísimo potencial, no entiendo por qué se la mantiene tan aislada.

Y tiene que mantener…

El encanto medieval de su casco antiguo, es único.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Está muy poco aprovechada, no se le dan posibilidades de crecimiento en absoluto, me duele muchísimo.

¿Cómo ve la ciudad en un futuro?

Eso depende de si se hace algo con la comunicación con Madrid o si deciden aislarnos todavía más.

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Creo que lo único que puedo aportar es color, mucho color.