"La isla": El deterioro de un bosque de ribera

VICENTE GARCÍA
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Algunos troncos caídos forman tapones en el cauce del Alberche

Algunos árboles caídos forman tapones en el cauce - Foto: Vicente García

Nuestra provincia es afortunada en cuanto a paisajes y rincones naturales se refiere, aunque este último año ha sufrido graves daños con los tremendos incendios forestales que han afectado a fauna, flora y a personas, ocasionando un impacto enorme sobre el medio que tardará en restablecerse varias décadas.

Muchos de los ríos y arroyos de las vertientes afectadas por el fuego muestran un fondo cenagoso formado por cenizas que arrastradas por las lluvias han contaminado el agua y teñido de negro piedras y orillas, diezmando a la vez numerosas especies que necesitan un cauce relativamente limpio para subsistir.

A pesar de estos desastres ambientales existen aún numerosas rutas ribereñas en nuestra provincia para poder disfrutar de una naturaleza que aún subsiste a duras penas.

Alisos enfermos y secos en la zona de La IslaAlisos enfermos y secos en la zona de La Isla - Foto: Vicente García

Uno de estos recorridos bastante visitado no sólo por lugareños sino también por muchos turistas es la zona denominada "La Isla" en Navaluenga, aguas arriba de la franja acondicionada para el baño y situada junto a los dos famosos puentes de esta localidad.

Como su nombre indica por aquí el Alberche se bifurca y deja un sector central de gran valor ecológico, así como un interesante bosque galería en el que alisos, chopos, fresnos, algunos espinos blancos y unos pocos serbales acompañan a un amplio elenco de plantas arbustivas y herbáceas. La frondosidad de los senderos que acompañan al río a ambas orillas, como el del camino del Charcón, el de San Marcos, el de La Lancha o la zona del Prado Concejo hace que multitud de senderistas se deleiten desde hace años dando paseos por este lugar hasta el azud que posee la Confederación para vigilar el nivel de las crecidas del cauce y junto al que nace un sendero que llega hasta Burgohondo.

Pero realizando un recorrido actualmente por estas veredas puede comprobarse el peligroso deterioro de muchos de los árboles que antes debieron formar un espacio idílico, pero que ahora corren peligro de desplomarse sobre los que pasan por allí, sobre todo si hace aire.

En todo el recorrido se aprecian árboles caídos en el sueloEn todo el recorrido se aprecian árboles caídos en el suelo - Foto: Vicente García

Hemos podido examinar cómo enormes chopos se han partido en dos, otros han perdido parte de su copa desgajándose sobre el terreno. Por su tamaño seguro que tienen muchos años y el ocaso en estos árboles de madera "blanda" es algo natural. Incluso algunos vecinos de fincas colindantes afirman cómo ha caído alguno de estos ejemplares o sus enormes ramas sobre su propiedad dándoles un buen susto y ocasionando daños materiales.

Algo similar ocurre con los alisos; estos árboles ribereños se pueden deteriorar a partir de los 30 años, según las condiciones ecológicas de su enclave, pudiendo llegar a los 60 en ambientes óptimos. Recorriendo "La Isla" hay zonas del río que parecen verdaderos cementerios de estos vegetales; incluso muchos han caído al cauce y forman varios tapones que en el caso de crecidas repentinas van a hacer que el agua se desborde mucho más de lo que ocurriría en condiciones normales.

Puede observarse también cómo los hongos han invadido muchos troncos y otros muestran los orificios de insectos xilófagos que han perforado la madera actuando probablemente sobre ejemplares debilitados por un cambio climático cada vez más evidente, y también dañados por los quads que pasan por unos caminos no autorizados para ellos, y cuyas rodadas son evidentes en una parte del recorrido y que machacan las raíces más superficiales.

La madera de algunos troncos se muestra pulverizadaLa madera de algunos troncos se muestra pulverizada - Foto: Vicente García

También podría deberse a que algunos estuvieran afectados por Phytophthora alni, un hongo microscópico bastante extendido por Europa y que está causando gran mortandad sobre estos árboles también en Castilla y León; aunque para ratificar esto serían necesario un análisis adecuado por parte de la confederación de esta cuenca, y que de confirmarse sería otra mala noticia para la integridad de esta aliseda.

Vecinos de la zona comentan que ya hace muchos años la Confederación Hidrográfica del Tajo, cuenca a la que pertenece el Alberche saneó el lugar cortando algunos troncos secos; pero el panorama actual en varios tramos es muy preocupante. Incluso en nuestro caminar por las sendas un día con viento ligero, algunos árboles y ramas crujían sobre nuestras cabezas amenazando nuestro recorrido.

La muerte de algunos árboles aislados, su caída y degradación es algo normal en un bosque y permite la regeneración del mismo, pero en este caso no son muchos los ejemplares tambaleantes que en cualquier momento pueden ocasionar algún disgusto. Hay que añadir también que muchos fines de semana se desarrollan diversas rutas a caballo por los caminos mencionados.

Tal vez sea el momento de evitar daños mayores, cortando los que corren peligro de derrumbe, retirándolos con cuidado para no dañar los sanos, permitiendo así una regeneración natural de brotes nuevos que probablemente surjan con fuerza. Al mismo tiempo sería interesante despejar el cauce de los troncos muertos que taponan el recorrido, y controlar mejor el acceso de vehículos a motor por estos caminos teóricamente para senderistas para que estos puedan seguir disfrutándolos durante muchos años más.