Darío Juárez Calvo

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Darío Juárez Calvo


Tarde, mal y parece ser que nunca

07/03/2021

No me extrañaría que Villarejo se acabe arrepintiendo de haberse codeado con cloacas de Estado pudiendo haberlo hecho con las del toro; le costaría el doble, pero puede estar tranquilo de que no tendría la misma repercusión mediática en su contra. Digo el doble porque está el toro como para remover mierda a estas alturas, cuando hace unos días se demostró que ANOET (Asociación Nacional de Organizadores de Eventos Taurinos), por ejemplo, la prefiere bien estancada. Ahí, tranquilita. En ese reposo que acostumbra y que ha servido como ese adobe putrefacto que ha ido carcomiendo poco a poco las paredes del estanque del toro, entre otras cosas. 
De por sí, la noticia de que se diera la cumbre de ANOET el 3 de marzo ya levantó suspicacias entre los aficionados. Fecha tardía aunque siempre se ha de otorgar el beneficio de la duda, hasta que se demuestre lo contrario, a esos señores que se juegan su dinero montando las ferias. Bien, pues hace dos días se demostró lo contrario. El paripé de la patronal, a 3 de marzo, resumido en la puesta en marcha de un plan que exija como mínimo el 50% del aforo –hasta el punto de proponer Simón Casas una sanción al empresario que lo incumpliera–, plan de trabajo con el Ministerio de Cultura, estudio y análisis de la renovación de pliegos en plazas de toros, mesa de trabajo con las CCAA para el regreso de los festejos y la joya de la corona: desarrollo de una página web, por aquello de no desligarse de su idea de estar permanente actualizados… Siempre a la última, pero a la del final del todo.
Sinceramente me encantaría saber en qué han empleado su tiempo aquellos empresarios que han tenido cerradas sus plazas durante un año para que, a 3 de marzo, se tome la inteligible decisión de sentarse a intentar solucionar los estragos del Covid que ha causado la ausencia de festejos, la paralización del sector durante un año y el rumbo hacia el matadero de tantos y tantos animales, presentando una serie de tardías seguro e irrisorias, en algunos casos, propuestas. ¿Dónde está el sentido común que ha de entender que del inmovilismo sistemático, del sota-caballo-rey, del modus operandi imperial – empresarial y en ciertos casos noventero, ya no se puede vivir? Que no es que no quieran porque querer quieren, ya que no demuestran lo contrario, pero ha llegado un punto en que es absolutamente imposible. Y lo peor de todo, al que intenta sacar los pies del tiesto le toca correr a partir de entonces con los dientes. 
Dos claros ejemplos son sin duda los de José María Garzón, de Lances de Futuro, y el de Alberto García, de Tauroemoción. Ambos han sucumbido a la línea de trabajo pautada por la junta directiva de ANOET y han abandonado el barco. No sé si porque quedándose a bordo realmente se veían en breve con el agua al cuello, o, porque su rumbo va en una dirección contraria en la que también se pueden equivocar, por supuesto. Pero si así fuese, se equivocarían ellos y sin nadie detrás que lejos respetar sus intereses personales, que a su vez velan por el del toro y el de todos, como es dar o intentar dar toros, les acribillan a calumnias, refutadas incluso por las autoridades, y se les impide crecer cuando se rechaza un modo de trabajo diferente a lo acostumbrado por puro y sistemático inmovilismo. 
Aquí nadie sale de la sombra ni del asombro. Siempre mal, tarde y al parecer también nunca.