Cerca de 300 de los niños que este año van a tomar la primera comunión tanto en Ávila capital como en la provincia participaron este sábado en el tradicional encuentro que la diócesis organiza cada año por ese motivo.Una razón a la que este año se suma, además, la celebración del Año Jubilar Teresiano, una fecha muy especial para la Iglesia abulense.

Muy felices y abrigados y acompañados por sus respectivos catequistas, los pequeños fueron llegando minutos antes de las once de la mañana al patio del colegio Asunción de Nuestra Señora, donde recibieron al obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, muy feliz de poder compartir con ellos un rato.

«Dentro de la despoblación y el envejecimiento de la provincia y de Castilla y León, ver niños siempre es una alegría», reflexionaba para Diario de Ávila a su llegada al colegio Gil Tamayo, para el que los niños «son el futuro» y, por eso, se debe «dar mucha ayuda a las familias».

Porque, además, para el prelado abulense «los niños siempre son una alegría para la Iglesia».

«Jesús nos dice, 'dejar que los niños se acercan a mí', cuando los apóstoles quería alejarles», prosiguió hablando Gil Tamayo, «porque Jesús siempre nos ha dicho que tenemos aprender de ellos. Y es verdad, los mayores tenemos que aprender permanentemente de ellos».

Niños como los reunidos este sábado en el céntrico colegio diocesano. «Ojalá fueran más», no tenía problema en reconocer el obispo de Ávila, que con su visita a los niños y a sus catequistas quiso «hacerles vivir el mensaje de Jesús, que es lo que da la felicidad al mundo», les dijo.

«Voy a hablarles de la eucaristía, que es sobre lo que gira este día de convivencia», prosiguió hablando Gil Tamayo. «En la eucaristía está Jesús a nuestro lado como amigo, al que podemos dirigirnos, como decía nuestra Santa, con confianza, y tratarlo como un amigo, porque ésa es la oración».

Los niños y la Santa. Y precisamente Santa Teresa de Jesús fue también protagonista este sábado en el encuentro bautizado 'Caminamos juntos con Jesús'.

Así, después de pasar una (fría) mañana participando en juegos, tomando su almuerzo y escuchando el testimonio de algunos de sus compañeros, los niños emprendieron una peregrinación hacia la iglesia de La Santa, templo jubilar, donde pudieron acercarse aún más a la figura de Santa Teresa.