La Biblioteca Pública sumó 163.000 usuarios el año pasado

M.M.G.
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La dirección valora positivamente el 'retorno' de los lectores, que formalizaron 60.232 préstamos

La Biblioteca Pública sumó 163.000 usuarios el año pasado - Foto: Isabel García

Después de dos años de actividad marcada (por desgracia) por la pandemia y, por tanto, por una importante caída en la cifra de usuarios, la Biblioteca Pública de Ávila comienza un periodo de crecimiento.

Esta institución, gestionada por la Junta de Castilla y León, contabilizó en 2022 un total de 163.186 usuarios, una cifra que si bien sigue estando lejos de las que se registraban antes de la llegada del covid, supone una subida del 88,8 por ciento respecto a los 86.418 visitantes del año 2021.

«Valoramos muy positivamente las cifras», comienza a hablar para Diario de Ávila Blanca Asenjo, directora de la Biblioteca Pública, que en primer lugar recuerda que en 2021 no se funcionó con normalidad hasta mediados de año y que tiene claro que «volver a las cifras prepandemia es muy difícil».

Hablamos de, por ejemplo, los 246.565 usuarios registrados en 2019, cifra récord para la Biblioteca Pública que en el último lustro ha sumado 821.522 usuarios.

Sabe Asenjo que difícilmente se regresara a ese volumen de visitantes. Pero no lo achaca únicamente al covid. «Es que lo digital se impone», reflexiona la bibliotecaria, que plantea esa tendencia como «una realidad» independiente de la pandemia. «Lo presencial iba a perder público y la pandemia sólo lo ha acelerado», enfatiza una teoría que, eso sí, no quita el que haya mucha gente que siga disfrutando de la presencialidad en estos templos del saber.

«La presencialidad sigue siendo importante.Las bibliotecas seguimos teniendo sentido. Y eso lo valoramos muy positivamente», prosigue con su reflexión Asenjo, que presume de que, pese a haber podido quedarse estancados, los trabajadores de la Biblioteca Pública han seguido trabajando para que en 2023 puedan seguir subiendo las cifras de usuarios.

Porque, saben, que «la gente quiere contar con un lugar de encuentro, que vaya, incluso, más allá de la lectura. Que se cree una comunidad».

Y para echar una mano en eso están las bibliotecas, espacios en los que «se crea comunidad», un sentimiento «clave» sobre todo al volver de una pandemia. «La pandemia nos ha hecho escépticos, desconfiados, por eso volver a formar parte de algo es en lo que pueden ayudar las bibliotecas», abunda en sus explicaciones Asenjo, que echa mano de una cifra para respaldar el hecho de que, poco a poco, la Biblioteca Pública vuelve a las andadas. «El año pasado se formalizaron 60.232 préstamos, 24.614 de ellos de adultos y 19.430 de infantil», informa la directora, «y eso supone un 55 por ciento más que el año anterior».

En su opinión, éste es «un dato muy positivo», porque refleja sólo el perfil de un o de los dos tipos de usuarios de la Biblioteca Pública: el del lector. A éste hay que añadir, además, el que disfruta del espacio por las actividades culturales que allí se organizan. Por lo que el tránsito de usuarios de la biblioteca (cuyos fondos cuentan con más de 250.000 documentos) fue, en 2022, continuo.

los retos de cara a 2023. Y teniendo sobre la mesa estas cifras, ¿cómo se afronta desde la Biblioteca Pública el año que acaba de comenzar?, preguntamos a Asenjo.

«Bien, la Biblioteca Pública tiene que afianzar su función tradicional de préstamo», quiere dejar claro ante todo la bibliotecaria. Para ello, sabe que es vital «mantener una colección saneada, que abarque los intereses de toda la gente y que ofrezca novedades de todo tipo de materiales».

Se refiere en este último caso no sólo a los libros sino, también, a otro tipo de soportes, como por ejemplo las tablets, que aunque supongan un «peso pequeño» en lo que préstamo de publicaciones se refiere, también suman. Así, las tres tablets que se sumaron al material de la biblioteca en 2021 se tradujeron en 2022 en 2.750 préstamos de publicaciones.

«También hemos incorporado música más especial», habla Asenjo de otro tipo de préstamos menos habituales, pero que apuntan ese «punto de calidad» de la Biblioteca Pública. «Hablamos de música indie, más desconocida, de la que creemos que podemos ser altavoz», asegura Asenjo, que si habla de esos 'pluses' que el usuario encuentra en la biblioteca que gestiona, no olvida los expositores que se han colocado en la entrada y que ayudan a la gente a encontrar lecturas a las que, quizá, no hubiera llegado de otra manera. «Nos han felicitado por esta iniciativa», confiesa Asenjo, que apunta otra medida puesta en marcha por ellos: el préstamo a demanda por correo electrónico o telefónico. Ësta fue una medida puesta en marcha durante la pandemia pero que la Biblioteca Pública ha querido mantener. «Mira, nos hemos quedado con algo bueno de un periodo tan negro», sonríe la directora, que asegura que a través de este sistema se contabilizaron el año pasado 192 usuarios que se llevaron a casa 346 documentos. «Es gente que quizá aún tiene miedo a mezclarse, o que tiene prisa...», describe Asenjo dos posibles perfiles de estos lectores.

Se trata, en definitiva, de dar el mejor servicio posible al usuario. Un servicio que, al final, se traduce en algunas de las cifras que hemos planteado en estas líneas. En cualquier caso, la directora se despide de nosotros con una reflexión: «Somos optimistas, pero no aspiramos a tener lo mismo que antes».

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