Un julio para la historia: más fuego que cualquier año entero

David Alonso
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Castilla y León ha sufrido durante julio una quincena de grandes incendios con un balance de 55.000 hectáreas quemadas, el doble que en todo 2021 o cinco veces la media de esta década

Un miembro del operativo antiincendios de la Junta trabaja en la extinción del fuego en Roelos de Sayago (Zamora). - Foto: J.L. Leal (Ical)

Julio de 2022 pasará tristemente a la historia de Castilla y León como el peor mes en materia de incendios forestales desde que existen registros. Los datos son incontestablemente terroríficos: en solo 31 días han ardido más hectáreas que en cualquier año completo de este siglo en la Comunidad. La aberración estadística señala que entre 53.000 y 55.000 hectáreas de terreno han sido calcinadas desde el pasado 1 de julio en una región tristemente acostumbrada a lidiar con las llamas y el humo, pero que nunca se había enfrentado a algo similar. «Nunca habíamos visto algo así. Se escapa de cualquier capacidad de extinción», reconocían miembros del operativo antiincendios de la Junta, que han llegado a enfrentarse a jornadas con hasta una treintena de nuevos fuegos declarados. Por poner en contexto la magnitud de la catástrofe medioambiental que ha vivido Castilla y León, solo con los incendios de este mes, la Comunidad acapara el diez por ciento de toda la superficie quemada en Europa durante todo el año (578.956 hectáreas). Esto, pese a que la región ocupa el 0,9% de todo el continente.

Una tragedia que, lamentablemente, ha sobrepasado los habituales daños en fauna y vegetación y ha salpicado al ser humano. Dos muertos, una veintena de heridos, medio centenar de pueblos evacuados, casi 20.000 personas desalojadas y más de medio centenar de casas quemadas son los credenciales que julio de 2022 aportará a la historia para consagrarse como el peor mes en materia forestal que se recuerde, ya no solo en Castilla y León, sino en toda España. 

Municipios con nombres hasta ahora desconocidos para la mayoría de la población, se han convertido en sonidos familiares durante unas jornadas en las 31 jornadas en las que las llamas han impuesto su implacable ley. Una tormenta perfecta de olas de calor encadenadas, baja humedad, fuertes vientos y falta del mantenimiento de los bosques han desembocado en auténticas catástrofes.

Como la de Losacio, en Zamora, donde el fuego se llevó por delante más de 31.000 hectáreas –a la espera del recuento definitivo, podría ser el peor incendio de la historia de España–; o la de Quintanilla del Coco (Burgos), en las que además de calcinar entre 2.500 y 3.000 hectáreas, el incendio consumió casi medio centenar de viviendas de varias localidades.

El peor año de la historia

Lo que es indudable a estas alturas del año es que el 2022 se va a convertir, de lejos, en el peor año de la historia de Castilla y León en lo que a incendios forestales se refiere. Ahora, recién superado el ecuador del ejercicio, solo falta saber donde establecerá su techo. Por el momento, a las 55.000 hectáreas del mes de julio hay que sumarle las 27.000 del fuego de la Sierra de la Culebra (Zamora), de mediados de junio, y las 3.600 que la Junta contabilizaba durante los primeros cinco meses del año.

Una suma que actualmente supera las 85.000 hectáreas de terreno ennegrecidas por las llamas. Para contextualizar esta cifra, el peor año en lo que va de siglo fue el 2005, donde según las estadísticas del Ministerio ardieron en Castilla y León 46.406 hectáreas. La mitad que en los siete meses del actual. De hecho, durante la última década, la media anual en la Comunidad ronda las 17.000 hectáreas anuales. Cinco veces menos que en lo que va de 2022, que arrastra a estas alturas un triste balance de 400 hectáreas de terrenos quemadas cada día entre el uno de enero y el 31 de julio.