Un abismo cada vez mayor

Agencias-SPC
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Las ejecuciones del régimen persa o las caricaturas de 'Charlie Hebdo' agrandan la brecha entre Teherán y Occidente

Las masivas manifestaciones tras la muerte de la joven Mahsa Amini por no llevar bien puesto el velo islámico llevan sacudiendo el país desde hace meses. Ya hay más de 500 muertos y 20.000 detenidos por la represión del régimen. - Foto: Reuters

El abismo entre Irán y los países occidentales se acrecienta a consecuencia de las protestas que vive la nación desde hace meses, con la ejecución del ciudadano británico-iraní Alireza Akbari, acusado de espionaje, o las caricaturas de la revista francesa Charlie Hebdo como últimos puntos de tirantez, mientras el pacto nuclear sigue en el limbo.

Las manifestaciones desatadas por la muerte en septiembre de Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico han tensado las ya muy complicadas relaciones entre Irán y Occidente con el cruce de acusaciones, sanciones e incluso amenazas.

Uno de los últimos capítulos lo protagonizó Charlie Hebdo, que en diciembre convocó un concurso de caricaturas del líder supremo de la nación persa, Ali Jameneí, para «apoyar» a «los iraníes que luchan por su libertad» en las movilizaciones. Teherán respondió advirtiendo a la revista que recuerde lo que le ocurrió al escritor Salman Rushdie, que fue atacado más de 30 años después de la publicación de una novela en la que «insultó al islam».

Un grupo de iraníes quema en Teherán la bandera de Estados Unidos, en respuesta a las sanciones de Occidente. Un grupo de iraníes quema en Teherán la bandera de Estados Unidos, en respuesta a las sanciones de Occidente. - Foto: ReutersEl escritor británico de origen indio sufrió un ataque a puñaladas en el que perdió la vista en un ojo en Nueva York en agosto de 2021 por su novela Los versos satánicos, publicada en 1989. El Gobierno iraní rechazó toda responsabilidad del ataque y culpó al escritor británico de origen indio de la agresión.

Pero si ha habido un hecho que ha tensado todavía más las relaciones con la comunidad internacional fue la ejecución del exviceministro de Defensa iraní Alireza Akbari, considerado por Teherán como uno de los «agentes más importantes» del MI6, el servicio de Inteligencia del Reino Unido, y un «maestro del espionaje».

El Gobierno británico estudia ahora «sus próximos pasos» y trabaja con otros países aliados para consensuar medidas ante «la creciente amenaza» que presenta el régimen iraní. La propia Unión Europea condenó lo que considera un «precedente espantoso» que Bruselas seguirá de cerca.

Una mujer muestra una caricatura del presidente francés, Emmanuel Macron, en una protesta para condenar las últimas publicaciones de la revista satírica gala ‘Charlie Hebdo’ contra el Gobierno. Una mujer muestra una caricatura del presidente francés, Emmanuel Macron, en una protesta para condenar las últimas publicaciones de la revista satírica gala ‘Charlie Hebdo’ contra el Gobierno. - Foto: ReutersLos últimos choques se producen en medio de las renovadas tensiones entre Irán y Occidente por las protestas. La nación persa ha acusado en numerosas ocasiones a Washington, Berlín, Londres y París de estar detrás de las manifestaciones. A su vez, los países occidentales han denunciado la represión policial que ha dejado más de 500 muertos y cerca de 20.000 detenidos y han impuesto sanciones contra los responsables.

Todo esto deja paralizadas las conversaciones para salvar el pacto nuclear de 2015, que limitaba el programa iraní a cambio del levantamiento de los castigos. Irán se muestra abierto a continuar con las negociaciones con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con Estados Unidos, pero Washington cree que en este momento el acuerdo atómico ya «no es parte de la agenda».

Para dificultar aún más las cosas, Teherán está proporcionando drones a Rusia, que los está usando en la guerra de Ucrania.

No obstante, las presiones de la Unión Europea, países comunitarios y organismos internacionales y la paralización de las negociaciones nucleares no parecen tener efecto, y el régimen ayatolá sigue desatando el «terror» contra los participantes de las protestas, con detenciones y condenas a muerte.

Temor a la horca

Las recientes sentencias a la horca parecen haber surtido éxito a la hora de calmar las calles y las movilizaciones están perdiendo fuerza. Desde las últimas sentencias, las manifestaciones han desaparecido prácticamente y solo quedan gestos de desobediencia civil de la revuelta, como son las mujeres que han dejado de usar el velo. Y ese valiente acto puede morir también si las autoridades llevan a cabo el llamamiento de la Fiscalía General del país a «castigar con firmeza» las violaciones en el uso del hiyab.

A pesar de ello, muchos iraníes se resisten a rendirse. El descontento y resentimiento de la población no han desaparecido y la ciudadanía amenaza con retomar unas masivas manifestaciones que no han hecho más que acrecentar el abismo entre Irán y Occidente.