"Cada día que abres la puerta del negocio es una odisea"

M.M.G.
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Nuestro protagonista de este domingo, Fernando Toribio, dirige junto a su padre el taller mecánico y de venta de coches de segunda mano Tory's Car. El mundo de la empresa y del emprendimiento corre, sin duda, por sus venas.

"Cada día que abres la puerta del negocio es una odisea" - Foto: Isabel García

Cuando repasas las notas que has tomado durante la charla con Fernando Toribio (Ávila, 1987) lo primero que llama la atención es la cantidad de palabras positivas que utiliza al hablar. «Afortunado», «feliz», «familia», «trabajo», «esfuerzo» son algunos de los términos que definen a nuestro protagonista de hoy, joven empresario y emprendedor que no siempre lo ha tenido fácil. Hace apenas unos años le era diagnosticado un cáncer. Luchó. Y venció la batalla. Y ahora, este joven que cada día se pone junto a su padre al frente del taller de reparación y venta de coches de segunda mano Tory's Car quiere dar las gracias. «Siempre estaré eternamente agradecido al conjunto del personal sanitario que me han alargado la vida. En especial al doctor Jesús de la Vega, al cirujano Fernando Gutiérrez Conde, a la oncóloga Lauren Dolly Condori y al conjunto de enfermeras, auxiliares y celadores de la tercera y cuarta planta del Hospital de Nuestra Señora de Sonsoles».

De bien nacido es ser agradecido. Y Fernando, sin duda, lo es. Agradece a su padre, para empezar, el haberle dado la oportunidad de continuar con el negocio familiar. «Desde el primer momento me sentí cómodo con él», empieza a contarnos Fernando. «Siempre me lo ha hecho agradable y para mí ha sido un privilegio poder continuar con una cosa que ya estaba hecha», comparte con nosotros.

Y si tuviera que ponerle una pega (algo que le cuesta) dice que sería la «continua lucha entre mentalidades» que tiene con él, en lo relativo a las nuevas tecnologías. «A mi padre le cuesta creer en la digitalización, en las redes sociales, en el comercio online...», reflexiona Fernando, que sabe bien que «si no apareces en las búsquedas de un teléfono móvil, no existes». Aunque él mismo se matiza de alguna manera. «Es cierto que con trabajo, esfuerzo y sacrificio, en una ciudad pequeña como lo es Ávila, el boca a boca hace mucho, y nosotros tenemos cada vez más clientes», dice con orgullo.

El objetivo de Fernando en lo profesional pasa ahora mismo por ampliar la plantilla de su empresa, compuesta en la actualidad por cuatro personas. «Pero es complicadísimo encontrar un buen mecánico», plantea una realidad laboral que, bromea, le va a llevar a «ponerse el traje de Florentino» (en referencia al presidente del Real Madrid) y salir a hacer ofertas a los mejores del mercado. «Es que no hay vocación», se lamenta este joven emprendedor que sabe que el «mundo de la empresa es muy complicado. Siempre estás apagando fuegos. Y creo que cada día que abres la puerta del negocio es una odisea».

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

La típica estampa del Lienzo Norte de la muralla iluminada en las frías noches de invierno. 

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Nuestra particular idiosincrasia y tranquilidad.   Los abulenses somos cautos y fríos en ocasiones, pero un pueblo acogedor de figuras célebres, artistas y campeones. 

¿Y lo que menos?

La falta de oportunidades y el histórico ostracismo al que los políticos nos están condenando. 

Un lugar de la ciudad para perderse.

Cualquier calle del casco antiguo de la ciudad. Los abulenses no somos conscientes del placer de poder pasear por nuestras calles pudiendo escuchar nuestros propios pasos. 

Un recuerdo de su infancia.

Recuerdo con nostalgia, siendo un niño, ir junto con mi hermano y abuelo todos los domingos al Mercado Grande a pasear, para después tomarnos unas patatas dos salsas junto con un mosto. 

Un personaje abulense que le haya marcado.

Que me haya marcado y me siga marcando, sin lugar a dudas es mi hermano gemelo.   

Si hablamos de personaje histórico, Isabel la Católica, mujer pionera y universalmente conocida, por asentar las bases del Estado moderno, unificar España, codificar y unificar leyes y apostar por el descubrimiento de América.

El mayor cambio que necesita Ávila es…

Compromiso y voluntad política. Ávila necesita una profunda mejora de las infraestructuras ferroviarias y de comunicación,   lo cual es una deuda histórica con nuestra provincia, así como un plan de industrialización específico.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Es evidente que la ciudad no vive el esplendor de tiempos pasados. La inacción política sume a Avila a un futuro poco halagüeño. Suerte que los abulenses no somos condescendientes y jamás nos rendimos... 

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Con incertidumbre pero con ganas de sufrir una profunda transformación económica, política y social para situar a los abulenses en el lugar que se merecen. Ávila y sus vecinos tienen un gran potencial. 

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Trabajo, ilusión y reivindicación. Honestamente, soy un afortunado de poder vivir y desarrollar mi actividad profesional y vital en esta gran ciudad. Otros no han podido hacerlo y tuvieron que marcharse. De ahí mi compromiso con Ávila, para que no solo mis hijos sino los de todos los demás vecinos , puedan seguir disfrutando de este enclave excepcional. 

Lea la entrevista completa en la edición impresa de Diario de Ávila.