Mensaje navideño del administrador diocesano de Ávila

J.M.M.
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García Burillo anima a salir al encuentro de «Aquel que nos libera de toda tristeza y desánimo»

Mensaje navideño del administrador diocesano de Ávila

El administrador diocesano de la diócesis de Ávila, Jesús García Burillo, animó en su mensaje navideño a salir al encuentro de «Aquel que nos libera de toda tristeza y desánimo» y recalcó que «encontramos la felicidad cuando nos entregamos con pasión a vivir cada momento de nuestra existencia y nos acercamos a aquel que espera nuestra mano tendida, nuestro afecto o nuestra amistad».

García Burillo, en su encuentro con los representantes de los medios de comunicación de Ávila para felicitarles la Navidad, y hacer extensiva esa felicitación a toda la sociedad abulense, comenzó su mensaje, leído ante el monumental Belén existente en la sede del Obispado de Ávila, planteándose la pregunta de si «es posible una Navidad feliz» y precisó que «hay razones para el temor y razones para la esperanza».

Así, continuó diciendo, «los que somos mayores hemos vivido una transformación social demasiado radical que va girando por completo el sentido de nuestras vidas». «Desde una situación represiva en nuestros años jóvenes, a una situación de democracia y concordia, y en los últimos años hacia un giro social y cultural entre crisis económicas y de salud que tanto afectan a la vida de las personas en sus creencias y en su convivencia. Cultivamos el odio y la separación», afirmó el administrador apostólico de Ávila.

A continuación, recalcó que «las razones para la esperanza nos llegan de la visita de un Dios lejano que cada año se hace cercano a nosotros, tomando nuestra misma realidad en la figura de un niño que nos trae salud y salvación. Tan cerca de nosotros tenemos a Dios, tan cerca la felicidad». Por este motivo animó a que «salgamos al encuentro de Aquel que nos libera de toda tristeza y desánimo. Salgamos a cada acontecimiento y a cada hombre porque allí están cargados de humanidad y transcendencia». Y manifestó que «encontramos la felicidad cuando nos entregamos con pasión a vivir cada momento de nuestra existencia y nos acercamos a aquel que espera nuestra mano tendida, nuestro afecto o nuestra amistad».

Nombramiento de obispo. A continuación, y a preguntas de los periodistas sobre el futuro nombramiento de obispo para ocupar la sede episcopal de Ávila (en estos momentos está vacante y García Burillo, obispo emérito de Ávila, está haciendo las funciones de administrador diocesano), precisó que la provisión del nuevo obispo es un trámite que, «ordinariamente, aunque puede haber excepciones, viene durando entre seis meses y un año». A continuación, y como anécdota, recordó que días antes de la celebración de la festividad de Santa Teresa de Jesús, en una conversación informal, el Nuncio de Su Santidad el Papa fue preguntado por esta cuestión y su respuesta, «con muy buen humor», fue que el nombramiento sería «para la Santa… del año que viene».

García Burillo recordó que desde la marcha del anterior obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, y de su nombramiento como administrador diocesano, han pasado «dos o tres meses», e insistió en que «lo importante es vivir la vida ordinaria, la vida de cada cristiano con el compromiso que todos tenemos con la familia, con nuestra profesión, dentro de la Iglesia y esperar la tramitación».

A su vez, insistió en que estos momentos «hay unos cuantos obispos que están 'en el bombo', para salir, pero hay otros tantos, unos diez, que también están muy pendientes a partir del año que viene o dentro de dos años», con lo que el «Nuncio y la Congregación, que es donde a fin de cuentas se resuelve la cuestión, tienen mucho trabajo, muchas consultas, y recoger todo eso lleva trabajo».

De igual modo, reconoció, también de una forma muy distendida, que «aquí han enviado a un sustituto (en alusión a él mismo), y yo tengo cierta experiencia en la diócesis, incluso también como administrador en Ciudad Rodrigo, aunque es una situación diferente». 

También apuntó que «aquí de momento no hay ningún rumor (sobre el posible nombramiento) y vamos a vivir tranquilos», y reconoció que aunque al principio su nueva responsabilidad «me ha cogido con un poco de pereza, después de nueve meses que llevaba de Jubileo, como emérito, pero ya me estoy entrenado y me estoy situando otra vez». Ello unido a que «tengo una salud relativamente buena, y entonces vamos a continuar hasta que Señor diga y nos lo manifieste a través de la palabra del Nuncio».