El valle del Corneja cumplió con la tradición y el fervor que históricamente prodiga hacia su patrona, la Virgen de la Vega, donde como cada lunes posterior a la festividad de Pentecostés los vecinos acudieron al santuario levantado en su honor para dar fe de la devoción a la patrona de la comarca. Pese a la amenaza de lluvia y a que el día amaneció gris en esa zona de la provincia, los vecinos de un sinfín de pueblos del valle del Corneja cumplieron con el mandato de una tradición de siglos y no faltaron a la cita con la Virgen de la Vega.

Y aunque por la mañana cayeron unas gotas que llegaron a hacer pensar a los asistentes que podían llegar a suspenderse los actos  previstos al aire libre, finalmente todo se desarrolló con normalidad para alegría de los vecinos de tantas localidades que se congregaron en el precioso paraje en el que se encuentra enclavado el santuario. Tanto la misa en su honor como la procesión que recorrió el lugar mientras las campanas sonaban a fiesta mayor discurrieron con normalidad, si bien los fieles acudieron algo más abrigados que los años en los que  la romería se desarrolla bajo el sol de primavera y el cielo azul.

La leyenda. Eso sí, por la tarde  finalmente se despejó y los allí presentes cumplieron con la tradición de merendar en el entorno de la ermita, al aire libre. Tampoco faltaron fieles que acompañaron a la imagen de la Virgen de la Vega durante la tarde, en el interior del templo, aprovechando ese tiempo para ponerse en sus manos y rezar ante la patrona del valle del Corneja, en cuya vega discurre la leyenda que sitúa el origen de la ermita en un milagro atribuido a la virgen, según la cual salvó la vida de una pastora que se puso en sus manos tras comprobar cómo vida corrió peligro a manos de un  astado que corría salvaje por aquellos campos. También hubo quien recordó la leyenda, pero sobre todo quienes disfrutaron de los campos y de la vega del Corneja en plena primavera.