Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


La comparación exagerada

16/01/2023

El tono y el estilo con que a menudo se desenvuelve el discurso político en estos tiempos es ciertamente muy propicio para la comparación. Ocurre algo que puede tener utilidad o aprovechamiento, en un sentido o en otro, y se retuerce el hecho para extraer de él un argumento, generalmente a través de esa técnica comparativa, con el que se piensa obtener algún tipo de rentabilidad política. No parece importar demasiado si, para hacer más llamativa tal estrategia, se encadenan exageraciones hasta el límite del esperpento, poniendo en práctica una escalada recíproca sin fin.

Algunos recientes ejemplos ilustrarán bien lo que quiero decir, aunque también digo que su sola reproducción me produce verdadera grima. Véase: ha habido quien, en medio de la terrorífica escalada de la violencia de género que ha tenido lugar en estas últimas semanas, lo ha puesto en relación, como si hubiera una conexión de causa a efecto, con la rebaja de algunas condenas que se está produciendo con motivo de un error jurídico evidente en la 'ley del sí es sí', en la que no se tuvo bien en cuenta que la ley penal se aplica retroactivamente cuando es más favorable al condenado; también ha habido quien, aprovechando los violentos incidentes antidemocráticos ocurridos en Brasil, los ha puesto en relación con las discutidas y discutibles reformas penales que se han producido aquí en cuanto los delitos de sedición y malversación; y quien, en el sentido contrario, ha comparado esos sucesos con la situación de bloqueo por falta de renovación del órgano de gobierno de los jueces, como también se comparó la reciente decisión del Tribunal Constitucional, igualmente discutible, de impedir la aprobación de ciertas reformas a través de enmiendas a otra ley no relacionada, con un golpe de estado, solo que éste adornado con togas en vez de pistolas.

¡Todo vale para el convento!, que decía un viejo y gracioso chiste. Y eso es lo que parecen pensar quienes cultivan esa técnica tan poco fina. Sin embargo, no parecen apreciar que la inmensa mayoría de los ciudadanos a los que dirigen su mensaje es mucho más razonable y sensata de lo que creen quienes pretenden obtener rédito político con ese procedimiento. O quizá sí lo aprecien, pero les es indiferente, lo que aún sería peor.