Los Magos regresan a Ávila en avioneta tras dos años de parón

M.M.G.
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Unas 2.000 personas se congregaron en El Fresno para dar la bienvenida a Melchor, Gaspar y Baltasar

Los Magos regresan a Ávila en avioneta tras dos años de parón - Foto: Isabel García

Pasaba la una de la tarde cuando frente a las montañas que abrazan al Valle Amblés aparecían las tres avionetas en las que este año sí, después de los dos de obligado parón a causa de la pandemia, aterrizaban los Reyes Magos en tierras abulenses.

Y si los nervios de las cientos de personas congregados en el aeródromo de El Freno (se calculaban unas 2.000) estaban desatados minutos antes, justo en ese momento saltaban por los aires. «¡Ya vienen, ya vienen!», gritaban los pequeños emocionados ante la inminente llegada a tierra de Melchor,Gaspar y Baltasar, que regresaban a Ávila por cortesía de Aerotraining.

Y lo cierto es que lo hicieron en unas condiciones climáticas excelentes. Sol en el cielo, ninguna nube y poco (o nada) de viento fueron los tres ingredientes perfectos para que el aterrizaje de sus Majestades  (que en esta ocasión volaron en una avioneta P96, una CT y una P92 respectivamente) fuera tranquilo y placentero.

Como también había sido el viaje. De hecho, el mismo Gaspar confirmaba a Diario de Ávila nada más pisar tierra abulense que aunque el viaje desde Oriente había sido muy largo, lo habían hecho fenomenal.«Los pilotos de Aerotraining son muy profesionales», declaraba el mago de la barba castaña antes de confesar que, incluso, podía haber echado una cabezadita durante el vuelo para, así, estar fresco durante la intensa noche de trabajo que tenía por delante.

«La verdad es que las condiciones son excelentes», corroboraba el piloto Fabrizio Barbagallo la percepción de Gaspar, y apuntaba algún que otro dato técnico. «Tenemos una situación anticiclónica de alta presión (1.030 milibares) y 1,5 nudos de viento, unos 3 kilómetros por hora», decía el joven piloto, encargado, como otras tantas personas, de controlar que todo saliera a pedir de boca en el aire y en la pista de aterrizaje número 6 de El Fresno.

Acompañados ya por sus pajes reales, y una vez colocados y estirados sus atuendos - que llegaban algo arrugados por tantas horas de vuelo- Melchor,Gaspar y Baltasar se acercaban directamente a saludar a todos los que aguardaban su llegada. En esta primera toma de contacto hablaron sobre todo, cómo no, con los niños, algunos de los cuales pudieron, incluso, entregarles en persona sus cartas.

La emoción era más que visible en las caras de los pequeños, que soñaban ya en voz alta con los regalos que esperaban encontrar en sus zapatos la mañana del 6 de enero. Como Pablo, que acudía desde Ávila a ElFresno con su padre y que confesaba, con algo de timidez, que había pedido un tambor de la Patrulla Canina.

Ainara, de seis años, nos decía súper emocionada que ella había pedido Barbies. «Es que me encantan», sonreía ilusionadísima muy cerca de otro Pablo, un pequeño de tres años de enormes ojos brillantes que no podía (o no quería) compartir los deseos que había plasmado en su carta. Y a sólo unos pasos de él, Martín, vecino de El Fresno, soñaba ya con un dinosaurio y unos cromos de fútbol.

De todo ello pudieron hablar directamente con sus majestades tras el aterrizaje. Porque, como ya es tradicional en esta cita, Melchor,Gaspar y Baltasar se sentaban en sus tronos para recibir, uno a uno a los niños.

Tras un buen rato de confidencias, charlas y risas, los Reyes Magos se despedían de los niños para irse a descansar antes de recorrer la ciudad de Ávila en la cabalgata.