Jesús Guil Redondo

Más menos

Jesús Guil Redondo


Más control y menos ‘vishing’

21/06/2022

El vishing es un término que combina las palabras inglesas «voice» (voz) y «phishing», esto es, estafa mediante un enlace web o un SMS. En ello los delincuentes suplantan una identidad de una compañía reconocida o incluso de un organismo público para generar confianza en la víctima y hacer caer en la estafa. También está el «vishers», que trata de aprovechar los desaforados precios de la luz y el gas. Pero así mismo son objeto de estafas no solo las comunicaciones, sino los bancos, la Seguridad Social, o la OCU. Todos estos intentos, y no tan intentos, de estafa son mediante llamadas telefónicas que intentan obtener nuestros datos para causarnos un perjuicio económico. Y aunque es obvio que hay cosas que no hay que hacer con respecto a nuestros datos, no olvidemos que nadie da duros a  cuatro pesetas, en ocasiones picamos. Y damos información confidencial por SMS o teléfono. Pero además hay que desconfiar de llamadas o SMS en los que mencionan algo urgente o algo demasiado atractivo. No hay que acceder a ninguna dirección web de un mensaje que den un número de teléfono desconectado. Y solo hay que introducir nuestros datos confidenciales en páginas seguras que comienzan por «https» y provengan de un dominio conocido. Pero aun así hay timos y perjuicios que nos pueden causar aun siguiendo estas recomendaciones. Yo mismo he sido atacado por el «empleado» de Microsoft, por cierto hablaba muy mal el castellano, que me llamó sin haberlo requerido para informarme de un problema en mi ordenador e intentar instalarte en remoto un virus que lo bloquea. Su solución es un chantaje: paga y volverás a poder usarlo. Pero si de este me libré, no fue así del «tocomocho» telefónico de compañías de tele marketing de comisionistas que buscan cazar clientes de compañías dando información falsa, como puede ser un corte de suministro o un aumento de la tarifa en breves días. Vamos que en dos días me iban a subir 15 euros, lo que me produjo un gran enfado y acepte su «bondadoso» asesoramiento y ayuda para cambiarme de Movistar, donde llevada más de 30 años. Se suponía que si iniciaba una portabilidad me iban a ofrecer una sustanciosa rebaja. Total, que al final completé la portabilidad a Vodafone. Y cuando recibí la llamada de Movistar para intentar retroceder la portabilidad, me enteré y comprendí que no me iban a subir la tarifa. Por ello acepté la retrocesión en menos de dos días con unas supuestas mejoras en servicio y precio. Mejoras que Movistar no cumplió. A Vodafone también le tuve que presentar la correspondiente reclamación, a pesar de haber estado solo día y medio, pues me querían cobrar 150 euros. También les gané el laudo.  El problema continúa, pues si bien es cierto que ya aprendí y salí escaldado, me siguen llamando un montón de supuestos operadores de la Central de Gestión Telefónica (organismo que no existe) con todo tipo de propuestas. Hoy mismo he recibido un mensaje diciéndome que tengo parado un paquete en la aduana por falta de pago de las tasas de 1,99 euros y que «pique» en un enlace.
El epílogo de esto es que se debe regular más este tipo de empresas comisionistas que han surgido con la liberalización de las comunicaciones. Que nos iba a traer grandes beneficios, que están por ver, pues el servicio esta carísimo. Pero también nos está trayendo grandes molestias.