Pionero en la élite de las letras galas

Agencias
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Vargas Llosa se convierte hoy en el primer escritor en español que entra en la Academia Francesa, que rompe su tradición para acoger al Nobel

Mario Vargas Llosa, junto a su hijo Álvaro y su exmujer Patricia, horas antes de recibir la insigne distinción. - Foto: EFE

Fue una ceremonia tan privada como decimonónica. Envuelto en el boato que la ocasión merecía, el escritor Mario Vargas Llosa recibió ayer en la editorial parisina Gallimard su espada de académico, diseñada a su gusto, como paso previo a convertirse en el primer escritor en español en ingresar en la Academia Francesa.

Será definitivamente hoy cuando se celebre la ceremonia de bienvenida solemne en el Anfiteatro del Instituto Francés, en París, pero solo un reducido público podrá escuchar su discurso de agradecimiento bajo la célebre cúpula de la que originalmente fuera el edificio del Colegio de las Cuatro Naciones. Luego, se convertirá en el inmortal del sillón número 18.

Actualmente, la Academia Francesa cuenta con 35 miembros y cinco sillones vacíos y el autor de La ciudad y los perros ocupará el que dejó vacante el filósofo Michel Serres, fallecido en 2019.

Entre sus confrères (colegas) figuran, entre otros, el escritor de origen libanés Amin Maalouf; la literata Chantal Thomas; el obispo de Angulema, Claude Dagens, y la historiadora y politóloga Hélène Carrère d'Encausse, que ejerce además el puesto de «secretaria perpetua» de la institución desde 1990.

Los inmortales se reúnen una vez por semana, cada jueves, en privado y a las 15,00 horas, y su misión es contribuir al perfeccionamiento de la lengua y actualizar el diccionario. Dado que el peruano no escribe en francés, la aceptación de su candidatura a finales de 2021 generó cierta polémica, avivada  por las críticas de parte del sector intelectual por sus posiciones políticas cercanas a la extrema derecha. Su edad de ingreso también ha sido una transgresión respecto a las normas de la institución fundada en 1635 por el cardenal Richelieu, que desde 2010 había establecido un tope de 75 años como máximo para presentarse candidato a uno de los sillones de los inmortales, el nombre con el que se conoce a los académicos por el lema À l'immortalité (A la inmortalidad).

«Es alguien que tiene vínculo profundo con Francia y la Academia ha hecho una excepción. ¿Por qué no? Dentro del respeto a las tradiciones hace falta a veces hacer excepciones», explicó el escritor y cronista francés Jean-Marie Rouart, que ocupa el sillón número 26 de la academia desde 1997.

Un «símbolo»

La «voz como académico» del autor de La fiesta del chivo será, según Rouart, una señal de la importancia de la literatura de un escritor que, pese a no escribir en francés, «adora Francia». Además, ninguna candidatura suele recibirse con unanimidad.

«Cuando un gran escritor entra en la Academia es siempre un símbolo», recalcó este académico.

La Academia Francesa, de hecho, fue concebida como una suerte de emblema del «profundo vínculo de identidad entre Francia y su literatura», opinó Rouart, algo que Richelieu «comprendió a la perfección».

De la misma manera, la ceremonia sigue protocolos con siglos de historia.

Vargas Llosa ya fue «instalado» la semana pasada, pero será en la cita de hoy cuando utilice por primera vez el tradicional traje oscuro con hojas verdes de olivo bordadas que portan los académicos desde comienzos del siglo XIX. Si sigue las tradiciones clásicas, portará también la espada, un signo que equiparaba a los académicos con «los aristócratas» de la época del reinado de Luis XIII (1601-1643).