Había ganas. Es lo que hay que decir del interés demostrado por el Vítor en honor a San Pedro Bautista celebrado este fin de semana en San Esteban del Valle. Palabras como "impresionante" o "espectacular" son las que utiliza la alcaldesa de la localidad, Almudena García Drake, para definir lo que sucedió en torno a una fiesta que la pandemia había impedido celebrar en sus tres últimas ediciones y que ahora ha hecho que estuvieran "desbordados de gente", también con la llegada de personas de fuera como se veía en los coches aparcados en la localidad. Mucha gente, sí, pero también matiza que se cumplió con el uso de la mascarilla y recuerda que la fiesta es en el exterior.

"Fue increíble ver a todas esas personas en San Esteban del Valle, ni en verano hay tanta afluencia, es espectacular", relata la alcaldesa, quien pone de manifiesto el "respeto, el silencio durante el transcurso y el respeto a lo que marcaba Protección Civil".

Lo que rememora esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional en 1991, es el martirio del Santo nacido en San Esteban del Valle y que tuvo lugar en Japón el 5 de febrero de 1597. En El Vítor, acto en el que se rememora su vida, los vecinos exaltan en décimas y canciones las proezas cristianas que el Santo logró por todos los lugares que visitó.

El Vítor vuelve con ganas

Respecto a la celebración en sí, relata García Drake que hace unos días se llevaron a cabo las vísperas, un momento en el que se sale en procesión desde la capilla del Santo con las imágenes del Santo y de la Santa Cabeza y se sube en procesión por la calle de la Cuesta hasta llegar a la iglesia. Allí se depositan estas imágenes, se rezan las vísperas, y normalmente después llegaría el momento de ir a casa de los mayordomos, que invitan a pastas y limonada y tiran castañas cocidas, pero este año no había mayordomía en la fiesta de invierno, aunque se recuperará en verano.

En el día del Santo se celebró la misa en la iglesia y se bajó en procesión con las imágenes del Santo y la Santa Cabeza hasta la casa del primero, donde se produce el remate de los banzos, es decir, se decide en subasta quién coge las andas para volver a dejar a las imágenes en su casa. Una subasta que tuvo una muy buena respuesta, alta en las ofertas.

Ya por la noche, con todo el pueblo engalanado con teas de resina en distintos lugares para hacer las paradas del Vítor, arranca la procesión, primero con la gente y entre ellos la persona que va recitando las décimas del Vítor. Van con antorchas y los caballos detrás, dentro de un recorrido por las calles del pueblo, parando, cantando las décimas, para terminar en el pilón, delante de la calle la Cuesta. En ese momento, todo el mundo se ha situado en las aceras y arranca la carrera de caballos, a toda velocidad, para terminar rezando una oración y proceder a clavar el Vítor. Es el momento de realizar la subasta de quien tiene el honor de clavar el Vítor, una escalada de cantidades que este año llegó a 700 euros.

Hay que recordar que la última vez que se realizó esta fiesta fue en febrero de 2020, justo antes de la pandemia. A partir de entonces no se pudo festejar ni en verano de ese año ni en las citas de invierno o verano de 2021. Ahora, con esas tres celebraciones de vacío llegaba el momento de vivir una fiesta tan importante en la localidad y se veía en que la gente "tenía ganas de celebrar sus fiestas", señala la alcaldesa.

Aunque destaca el respeto que hubo, con el silencio en la procesión y el cumplimiento de estar con mascarillas, también hay una nota negativa. Llega en este caso con "el paso de la juventud por la fiesta" donde dice que "es alucinante que haces un esfuerzo para que puedas tener fiestas y el paso es demoledor, rompiendo todos los adornos que las mujeres del taller de adornos habían hecho con todo el cariño, que lo hacen siempre y siempre se ha respetado" y que este año se han "destrozado". También maceteros rotos o pintadas en los aseos, entre otros daños.