"Puede decirse que me especialicé en inaugurar institutos"

Mayte Rodríguez
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Catedrática de Griego jubilada, Adelaida Martín Sánchez fue la primera directora del Instituto Alonso de Madrigal, que en sus comienzos fue un instituto masculino y con la que hoy charlamos de aquellos tiempos y de la educación actual

"Puede decirse que me especialicé en inaugurar institutos"

Adelaida Martín Sánchez (Berganciano, Salamanca, 1933) lleva ya muchos años jubilada después de haber dedicado su vida profesional al ámbito de la educación, primero como docente y después como inspectora educativa extraordinaria.

La mayor parte de su carrera docente transcurrió en Salamanca, en su tierra natal. Pero seguramente muchos abulenses la recuerden porque ella ejerció como profesora de Griego durante varios cursos en Ávila, donde fue la primera directora del Instituto de Educación Secundaria Alonso de Madrigal, que el pasado año 2021 cumplió medio siglo de vida y, de hecho, debido a esa veteranía se encuentra en el selecto club de los institutos históricos de Castilla y León.

Pese a los años transcurridos desde aquel 1971 en el que 'el Alonso' abrió sus puertas, Adelaida guarda muchísimos recuerdos de aquella época, quizá porque aquel fue el primero de la que sería una larga carrera de inauguraciones. «Puede decirse que me especialicé en inaugurar institutos porque después del Alonso de Madrigal de Ávila abrí otros tres institutos en Salamanca: el Torres Villarroel, el Mateo Hernández y el Fernando de Rojas», nos cuenta, no sin cierta sorna. Con la edad y el paso de los años todo se acaba relativizando y ella repasa su carrera profesional con nosotros sin darse ninguna importancia, mas al contrario, desde la humildad absoluta. 

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

Lo mal que me recibieron la jefa de estudios y la directora y lo bien que me fue después.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

El ambiente, la vida, la ciudad. Me gusta mucho la Muralla.

¿Y lo que menos?

Nada que decir. 

Un lugar para perderse.

En la Muralla o en cualquier parte del casco antiguo, aunque tampoco me importaría perderme en los Dominicos, que tiene unos claustros preciosos. Allí dimos alguna vez clase cuando nos fallaron las aulas por algún  motivo. De hecho, de allí guardo una buena anécdota: pillé a  un grupo de  alumnos tomando whiski a las nueve de la mañana con una lectora que había venido a dar clase de Inglaterra de forma temporal. 

Un recuerdo de su infancia.

Mi infancia es en una aldea muy pequeña donde había una escuela mixta, allí todos nos llevábamos muy bien, jugábamos juntos y poco más. Por supuesto, mis padres que nos enseñaron a trabajar desde muy pequeños y había que ayudar en las cosas del campo.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Al actual obispo de Salamanca, José Luis Retana, que fue alumno mío en Ávila, le admiro. También a Antonio Iniesta. Y al director provincial de Educación de la época.

El mayor cambio que necesita Ávila es...

No me atrevería a decirlo porque desde mi época hasta ahora ha cambiado mucho.

Y Ávila tiene que mantener...

Tiene que mantener la espíritu cultural que ha tenido siempre y el orgullo de ser una ciudad pequeña pero que está muy bien acondicionada. También su enseñanza con los niveles más altos posible.

¿Qué le parece la ciudad hoy?

Bien, pese a que cuando vuelvo soy lo voy de paso, a comer con los antiguos alumnos en la residencia de Santo Tomás y a dar un paseo por allí. Poco más.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Me gustaría que mantuviera su cultura, que mantuviera sus principios y que fuera prosperando cada vez más.

¿Qué puede aportar a Ávila?

Yo en este momento poquita cosa, aunque si me pidieran una ayuda estaría dispuesta a darla. El año pasado, en el aniversario del Instituto Alonso de Madrigal me hubiera gustado poder aportar algo más, per no conseguí hablar con el director.

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