Narrativa breve que marida muy bien con el vino

D. Casillas
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La Bienal de Microrrelatos de La Bodeguita de San Segundo hizo público su fallo. Con los relatos finalistas se editará un libro, dedicado a José Hierro, que ilustrarán varias imágenes, entre ellas las ganadoras del I Certamen de Fotografía

Narrativa breve que marida muy bien con el vino

Ángel Manuel Gálvez, de Valencia, con Error de cálculo; Esteban Torres, de Jaén, por Liturgias que pugnan con tus labios, y Ángel Silvela, de Madrid, con El abrebotellas, se han alzado, respectivamente, con el primero, segundo y tercer premio de la Bienal de Microrrelatos de la Bodeguita de San Segundo, un certamen que ayer falló su jurado (formado por José María Muñoz Quirós, Carlos Aganzo, Alfredo Pérez Alencart y Eduardo Garcinuño) por unanimidad, y cuya decisión se hizo pública inmediatamente después de ser tomada.

Al premio, informó Emilio Rufes, promotor del certamen, se presentaron 150 originales llegados desde varios puntos de España, «con bastante presencia» de escritores abulenses, de entre los cuales se seleccionaron 21 finalistas en atención a su calidad y originalidad. Siendo la temática de los microrrelatos la del vino en toda su extensión, los tres premiados son textos que se acercan a ese mundo desde tres posturas diferentes: la espiritualidad, la vertiente amorosa y poética y la bodega.

Con los 21 textos finalistas editará La Bodeguita de San Segundo un libro, incluido en su colección la Crátera de Baco, narraciones que estarán acompañadas –situándose en páginas enfrentadas– por imágenes también relacionadas con el mundo del vino, entre las cuales se cuentan las tres premiadas en el concurso de fotografía sobre esta misma temática que se convocó en paralelo con el certamen de microrrelatos y cuyas galardonadas, por ese orden, han sido Sonia Gil, de Madrid; Paula Sierra, de Barcelona, y Ana Belén Cantero, de Madrid, y el resto son obra del profesor Tomás Hernández.

José María Muñoz Quirós comentó tras hacerse público el fallo que «los relatos premiados son tres maneras de ver el mundo del vino absolutamente diferentes, uno es un relato misterioso, otro es más amoroso, más poético, y el otro tiene más que ver con el mundo de la bodega».

maneras de expresarse. En parecidos términos se expresó Carlos Aganzo al destacar «la variedad de registros que hay alrededor del vino, y también alrededor del microrrelato, porque los hay de suspense y son muy narrativos, hay otros más líricos, casi poemas si los descompusiéramos, y otros que son aforismos... Lo sorprendente de los relatos finalistas es ese mundo amplio que no solo tiene el vino sino también el microrrelato, las muchas maneras de expresarse con tan pocas líneas».

Pérez Alencart comentó que «tenía 7 ú 8 relatos que cualquiera de ellos valía como ganador», e insistió en la idea de que «la forma de la escritura es muy disímil, eso es lo bueno de este género que está cerca del cuento pero también puede estar cerca de la  poesía porque hay que condensar, hay que limar la palabra para que con poco se diga mucho».

Eduardo Garcinuño señaló también que «había al menos media docena de relatos que tenían calidad suficiente para merecer el primer premio, y creo que el ganador responde muy bien a la estructura de tener que llegar a la última línea para conocer el sentido del conjunto».