Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Si/No

13/01/2022

Si España destinara la misma energía que emplea en glosar las desavenencias de las facciones entre políticos a debatir sobre la condena que pesa sobre el 30% de los jóvenes que están en el paro (sólo superados por Grecia) y dejásemos a un lado el personalismo fulanista y los debates estéticos…
Si España reclamara un debate cotidiano e intensivo sobre los motivos que nos llevan a la histórica condena de ser el país de la Unión Europea con más desempleo y que tres de cada diez parados sean españoles, un debate profundo, académico y social, más económico que político, equilibrado, intergeneracional, no partidista…
Si ésta fuera la única razón de ser de los gobiernos, cuyo desempeño radicara en la mitigación de esta lacra, que los gobiernos fueran evaluados por ello y cuya reválida fueran los logros en la empleabilidad de las personas que quieren trabajar, sobre todo los jóvenes, y no sólo el bienestar de quienes son susceptibles de votar…
Si todo esto y más fuera así…
No tendríamos una generación más perdida, ni tendríamos tasas de actividad tan bajas, ni nuestra renta «per capita» sería tan exigua, ni los índices de pobreza estarían tan disparados.
No sería necesario que tantos jóvenes emigraran buscando países que les dieran más oportunidades y mejores, ni habría tanto arribismo en todo, ni seríamos de los últimos en investigar y conseguir patentes ni tendríamos desertizada la nómina de universidades pujantes. No tendríamos el colosal problema de natalidad que padecemos…
Si el desempleo no fuera un problema sino el gran problema, el único problema relevante y no una medalla para gobiernos o un arma arrojadiza para opositores; si fuera una encrucijada y o no un placebo…. Pues eso, otro gallo cantaría.