«Si todo va bien me gustaría dedicarme siempre a la docencia»

I.Camarero Jiménez
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Francisco Ruiz es ingeniero informático y un amante de Ávila, quizá por ello, y aunque tuvo la oportunidad de trabajar en una gran empresa en Madrid, decidió reorientar su carrera y formarse para ser profesor, todo para quedarse en su tierra

«Si todo va bien me gustaría dedicarme siempre a la docencia» - Foto: David Castro

En esta vida uno puede optar por ser mero espectador o convertirse en actor, ya sea principal o secundario. Ambas opciones son válidas pero hoy hablamos con Francisco Ruiz (Ávila, 1996), quien ha decidido optar por lo segundo. Aún es joven, 25 años, pero ya va teniendo muy claro lo que quiere y lo que no quiere. Y eso que quiere es dedicarse a la enseñanza y capitanear un movimiento juvenil que bajo el nombre Ágora Ávila busca ya  soluciones a la huida del talento y luchando además por recuperar a aquellos que se fueron y quieran volver.

Cuando tocó estudiar la carrera, Ingeniería Informática, Francisco se iba a ir fuera, «todo apuntaba a que me iría Salamanca», eso conllevaba dejar la ciudad que le vio nacer y crecer e iniciar una vida en otro lugar. Dio la casualidad que la Universidad Católica de Ávila implantó el grado de Informática de forma presencial con una oferta académica específica en seguridad informática «que yo no conocía de nada, pero que me llamó mucho la atención» y que además podía acompañar de becas y ayudas... Así que, hizo cuentas en casa, con sus padres y al final optó por quedarse. «Era factible y más económica esa opción que irme fuera porque además tampoco tenía necesidad de  irme pues tenía claro que yo iba a salir fuera tarde o temprano». Se quedó aquí. Su única meta era «encontrar una carrera que me motivara». Tras cuatro años de estudios pudo pasar dos veranos enteros trabajando en Irlanda, algo «muy enriquecedor», asegura.

En el último año de carrera trabajó en Ávila y además logró el tercer premio como mejor ingeniero de España. Primero estuvo en su tierra, en una tienda de telefonía y ya después llegó otra oferta procedente de «una gran empresa» en Madrid. 

Tocaba hacer cuentas de nuevo. No era fácil: se trataba de compartir piso o de alquilar uno para el sólo pero a una hora del lugar de trabajo y claro, con los precios de Madrid, «el sueldo casi que no daba y eso que tuve suerte porque para los recién graduados como yo ésa era la empresa que más pagaba».  ¿Solución? Iry venir y de paso, sufrir con el transporte . Era consciente de que dándose bien había que invertir una hora y media buscando las mejores combinaciones para llegar a su puesto de trabajo.

¿Qué le vamos a contar a él de los problemas por tren o en autobús con la capital de España? Pregunta retórica, sin duda. No se lo contamos porque lo conoce  perfectamente.  Empezó Francisco su vida laboral en Madrid yendo y viniendo en el autobús, «con Jiménez Dorado, pero me cambiaron de oficina»;tocó también cambiar de medio de transporte. Empezó a ir en tren, pero llegó otro problema, dejó de parar en Chamartín. Ante esto y, transbordo mediante, ya tenía que echar dos horas y cuarto de ida y otro tanto, de vuelta para acudir a su puesto de trabajo. Corría el año 2019, era el mes de octubre y se le ocurrió que podría teletrabajar, pero no tuvo el plácet de la empresa y lo dejó.

Está claro que eran otros tiempos (aunque no tan lejanos). Desde entonces las cosas han cambiado mucho y todo debido a la pandemia en la que esta forma de trabajar a distancia se convirtió en realidad de la noche a la mañana. Cuenta Ruiz que tuvo la oportunidad de regresar a la empresa a la que se vio obligado a decir que no, pero también eran ya otros tiempos para él. Ya había decidido que su futuro debía ir por otros derroteros, por la educación.

Tras su regreso definitivo a Ávila se formó en el ámbito educativo, también en la UCAV. Con su premio de fin de carrera y su currículum tenía descuentos a la hora de cursar el máster y lo hizo. Al terminar y ya llegado septiembre de 2021 se incorporó a dar clases en el  Asunción Nuestra Señora 'Diocesano' a chavales a los que apenas saca 10 años. «Mi decisión dio sus frutos y por ello puedo estar trabajando de profesor». «Es mi primera experiencia como tal y el alumnado es de lo más variado:doy a cuarto de la ESO, Bachillerato, Ciclo Medio y Ciclo Superior». Curioso porque también tiene alumnos mayores que él.

Es sencillamente «como me imaginaba. Buscaba un enriquecimiento personal y, aunque al principio me ha costado, es un trabajo que tiene mil historias cada día, y cada vez un protagonista. Es un esfuerzo personal grande pero, ahora ya que toca el final del curso, he de decir que no me arrepiento para nada de esta decisión y se han cumplido los objetivos».  Es pronto, pero cree que ahora «he encontrado mi sitio. Si todo va bien me gustaría dedicarme a la docencia toda mi vida». 

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

De lo primero que me acuerdo cuando estoy fuera y pienso en Ávila es en cómo suena y es que el poder escuchar el silencio es algo que no se puede encontrar en muchas ciudades. 

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

La relación humana que hay entre los ciudadanos en general.La cercanía, poder hablar con la gente de la calle, conocerte y poder establecer una relación con una persona que no tiene por ejemplo que vivir en tu urbanización. Ese valor humano conlleva que muchas veces te sientas muy arropado y eso, después de una pandemia en la que hemos visto a mucha gente sola y que no tiene a nadie pues ... reconforta.

¿Y lo que menos?

La concepción tan negativa de la ciudad y sobre todo que sean  críticas poco propositivas. Te dicen: esto está muy mal y te lo dicen sentados sin hacer nada. Hay que ver si nosotros, desde nuestro puesto de responsabilidad, o como ciudadanos de Ávila, o la gente de aquí que está fuera, podemos hacer algo. Tampoco me gusta lo que a veces te transmite tu propia familia: ése huye de aquí que esto es muy malo.Es bueno salir fuera, te puedes enriquecer con ello y yo soy un ejemplo. Yo he salido fuera, pero pienso que hay que cambiar el chip. Yo no pienso que esto (Ávila) sea «el infierno». 

Un lugar para perderse.

La Moraña, sus campos. Yo soy de la zona de Collado de Contreras y me encanta perderme por aquellos campos. Te da para pensar y para valorar el tiempo. En Ávila, mi lugar ideal es Sonsoles, un entorno privilegiado y sobre todo de noche. Soy mucho de los cielos y de la naturaleza y allí la vista es preciosa.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Para mí Adolfo Suárez, una persona muy nuestra y que se ha hecho querer en todos los lugares del país. No todos, teniendo la responsabilidade de presidente del Gobierno, han conseguido eso.

El mayor cambio que necesita Ávila es...

Pienso que es el poner todo el esfuerzo en generar oportunidades de empleo y sobre todo que lo sean en sectores estratégicos, que generen empleo a futuro, no en los que lo generen a corto plazo y siempre apostando por el talento de los jóvenes. Ycambiar el chip de la gente.

Y Ávila tiene que mantener...

Pienso que tiene que mantener su esencia, la de la cercanía entre personas y el valor humano de la ciudad y de la provincia.Nada tienen que ver por ejemplo las gentes de la Moraña con las del Sur de la provincia pero confluyen, se entienden, respetan y quieren.

¿Cómo ve Ávila en la actualidad?

La ciudad ha experimentado un cambio y estamos en una dinámica muy diferente a la de años anteriores, pero creo que es un cambio que está yendo demasiado lento y que el tiempo va en nuestra contra. Tenemos todos, sin mirar a qué partido pertenecemos y hablando, claro, de la clase política, que remar en la misma dirección precisamente porque el tiempo va en contra. Hay que agilizar los cambios de forma urgente.

¿Cómo ve Ávila y su provincia en el futuro?

La veo con optimismo siempre que la gente se contagie de que realmente una ciudad y una provincia mejor es posible. Si nosotros como sociedad no nos lo creemos, el futuro es negro. Pero, al contrario, se pueden conseguir las cosas. Hay talento y hay gente con poder de decisión y que tiene ganas de hacer cambios. También hay que dar la oportunidad a la gente joven  para que tome la iniciativa a nivel político aquí 

¿Qué puede aportar a Ávila y su provincia?

Desde mi puesto en la sociedad, como profesor, intento cambiar el chip de los jóvenes para que no se crucen de brazos y prime el inconformismo que debe caracterizarnos y se traslade en participar en la sociedad y en aportar a la provincia y a la capital. Creo que se pueden poner a disposición de la sociedad las ideas de estos jóvenes y las de aquellos que se fueron y quieren volver. Usar su experiencia para poder definir estrategias para que nos ayuden a cambiar a mejor esta sociedad.