"Con las 48.000 firmas de radioterapia conseguimos el inicio"

B.M
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Ignacio Paradinas se despide como presidente de la Asociación Española contra el Cáncer en Ávila al cumplir los ocho años en el cargo

Ignacio Paradinas, en el lugar de las obras para la futura unidad satélite de radioterapia - Foto: David Castro

Ignacio Paradinas ha sido en estos últimos años la cabeza visible de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Ávila. Y no son años cualquiera sino los marcados por la lucha para conseguir que en Ávila hubiera radioterapia. 48.000 firmas y mucho trabajo después se ha logrado, pero ahora para Paradinas llega el momento de hacerse a un lado  cuando queda 'poco' para su puesta en marcha. Su tiempo como presidente de la AECC en Ávila finaliza este 13 de mayo (cumple el máximo de ocho años permitido) y llegará una cara nueva que será quien vea completar un deseo de la sociedad abulense que la asociación supo encauzar. Pero de este tiempo queda mucho más que radioterapia, queda la nueva sede que pasa «de una de las más cutres a una de las mejores de España», multiplicar el número de socios, llegar a la provincia y mantener lo más importante, que los servicios de la asociación sigan siendo gratuitos para todos. Ysi para el futuro de la asociación queda marcado un camino, para Paradinas, ese arquitecto que entró en la AECC prácticamente por casualidad, ahora hay un nuevo rumbo, ser voluntario.

Deja la presidencia de la Junta Provincial de la Asociación Española contra el Cáncer en Ávila después de ocho años ¿qué sensación tiene?

De haber intentado hacer lo mejor que he podido. Ayer me decían, ¿estás alegre?, sinceramente no estoy alegre, tampoco estoy triste, me parece que es una situación normal que haya relevos en estas asociaciones. La única sensación clara que tengo es que he intentado hacerlo lo mejor que he podido y el resultado es el que es, con sus carencias, con sus aciertos. Para mí el mejor acierto ha sido elegir a un grupo de colaboradores que ha sido lo mejor, sin ellos no hubiera sido posible y todo eso es lo que hace que me sienta satisfecho. Me hubiera gustado haber conseguido más cosas, haberlo hecho mejor, que pudiéramos tener más servicios como tienen algunas juntas provinciales, pero partíamos de una situación muy difícil y creo que se ha mejorado mucho.

¿Por qué decidió aceptar la responsabilidad en su momento?

La verdad es que no tengo ni idea. Fue una conspiración de las mujeres (ríe). Primero, una amiga me invitó a que formara parte como vocal de la AECC de Ávila, luego buscando soluciones al estado en el que estaba la junta local me convencieron para que aceptara la presidencia, ser la cabeza visible. Después me nombraron en el Consejo Nacional el 13 de mayo de 2014 y empezamos a trabajar y hacer todo lo que podíamos. 

La verdad es que ha habido de todo, pero la mayor parte de las cosas han sido fantásticas. Cuando puedes ayudar a alguien que lo necesita es una sensación maravillosa.

¿Qué diferencias hay entre la asociación que encontró y la que deja?

Ahora la Junta Provincial de Ávila tiene una estructura, una organización, unos servicios, lo tenemos todo documentado, sabemos cada uno lo que tiene que hacer, hemos conseguido tener más profesionales (antes teníamos tres y ahora seis). Y sobre todo, la persona que venga se va a encontrar con una junta que tiene una estructura y un ritmo de funcionamiento.

Al principio, cuando llegué, fue terrible porque no había ni un solo modelo de nada, era como entrar en un hospital robado. Aquello fue un poco penoso, había habido una serie de situaciones previas que yo no conocí, había dimitido la presidenta, la vicepresidenta, el tesorero, la secretaria, se había ido mucha gente y la situación estaba bastante difícil.

Había dos profesionales que trabajaban muy bien pero no teníamos una organización. Para solicitar una subvención teníamos que empezar con ¿y esto cómo se hace? Fue una osadía por mi parte aceptar aquello pero como me resulta muy difícil decir que no, pues dije que sí y a partir de ese momento intenté hacer todo lo que pude.

¿Cómo va el proceso para elegir a quien le sucederá?

Lleva su ritmo normal. Hay una comisión de nombramientos con cuatro voluntarios del Consejo Nacional. Me pidieron una serie de nombres, personas a las que proponer y me imagino que ellos tienen procedimientos para buscar a más personas y sé que están en ello. Con algunas personas han hablado, mantienen una entrevista y luego la comisión de nombramientos plantea la elección del presidente al Consejo Nacional, que lo que le dice la comisión lo aprueba.

Hay una reunión del Consejo Nacional a finales de mayo y espero que para entonces se nombre a una persona.

Si tuviera que elegir algo de lo que se siente especialmente orgulloso de este tiempo ¿qué sería?

Lo que me llena más de orgullo es el apoyo que hemos conseguido de la población abulense. Sin ese apoyo hubiera sido imposible algunas de las cosas que hemos conseguido. Conseguimos no solo el apoyo de la gente sino de las instituciones, de todos los partidos políticos (que no fue fácil), el apoyo de los sindicatos, la patronal, los colegios profesionales... Y una vez que conseguimos el apoyo mayoritario, aquellas 48.000 firmas, que costó trabajo, al final conseguimos que se empezara el proceso de la radioterapia en Ávila. Eso ha sido lo más llamativo y nos dio mucha relevancia porque la gente entendió que era una lucha dura y era una mejora sustancial para los ciudadanos de Ávila que precisan la radioterapia.

También me siento orgulloso de la telaraña que hemos montado en la provincia, con unas juntas locales muy motivadas, que hacen muchas cosas. Nuestros profesionales ya empezaron a ir antes de la pandemia a las juntas locales para dar servicios y en cuanto podamos volveremos.

Probablemente este tiempo será siempre recordado por la lucha por conseguir radioterapia, en especial por lograr la movilización de los abulenses ¿recuerda cómo comenzó todo?

En enero de 2016 planteamos en un consejo ejecutivo provincial que teníamos que intentar conseguirlo. Teníamos el testimonio de la gente que sufría esas torturas diarias durante muchas semanas y pensamos que teníamos que hacer algo y una de las propuestas fue empezar a pedir apoyo a los medios de comunicación, que han sido esenciales, y empezar a recoger firmas. Descartamos la idea de utilizar plataformas digitales y, aunque era mucho más difícil, empezamos a recoger firmas persona a persona, con su DNI y su dirección, lo que además nos servía para hablar con ellos y explicar cuál era la situación de los enfermos de Ávila que tenían que ir a Salamanca, Madrid o Talavera a estos tratamientos.

Al principio pensaba que si conseguimos 5.000 firmas será un exitazo, si conseguimos 10.000... y se empezó y venía a la sede todos los días gente a pedir hojas en blanco para pedir firmas y fue un auténtico aluvión. En escasos tres meses conseguimos 48.000 firmas, a mí me parecía un disparate, casi un tercio de los habitantes de la provincia. Cuando planteamos aquello fue un revulsivo muy importante de cara a que se dieron cuenta instituciones y partidos que era muy importante apoyar ese movimiento, que era una necesidad, que no era un capricho como nos decía el consejero (se refiere a Antonio María Sáez Aguado, entonces consejero de Sanidad).

Luego hubo todo tipo de zancadillas, negativas, oposiciones, pero al final, después de tres años y pico conseguimos que el consejero dijera que sí, que Ávila reunía todos los criterios para tener un servicio de radioterapia. Luego ha habido un proceso muy lento... ha sido casi infinito pero el mes que viene se acaban las obras. Van a buen ritmo, hemos tenido muchísima suerte con la empresa. La empresa se ha comportado de forma admirable, excepcional.

Las obras terminan en junio y va a ser verdad. Luego este año se adjudicó la compra del acelerador y nos dijeron que para darlo este año pero hemos pedido y seguimos pidiendo a los que lo llevan que se adelante el máximo posible porque si el acelerador estuviera en verano, el montaje y las pruebas se podrían hacer en unos pocos meses y quizá este año tener los primeros tratamientos.

Y en el largo proceso, ¿hubo algún momento en el que dijo se acabó, no puedo más, lo dejamos?

No, no podíamos tirar la toalla. Había sido un apoyo tan rotundo de toda la gente... Sinceramente ha habido veces que lo veía muy difícil, meses en que lo veía prácticamente imposible. Pero siempre pensé que no podíamos defraudar a la gente. Que teníamos que intentarlo y seguir con todas las negativas. Me acuerdo de aquellos informes de los jefes de servicio de los cinco hospitales que tienen radioterapia, que me indignaron, algunas reuniones en Valladolid que fueron tremendas. Pero siempre pensé que no nos podíamos permitir el lujo de tirar la toalla porque además teníamos el informe de la SEOR (Sociedad Española de Oncología Radioterápica) que fue brutal, increíble, nos decía que no solo era factible sino además deseable. Era una bomba.

Recuerdo que eso motivó que la Consejería de Sanidad, que siempre tenía para los temas de radioterapia a la SEOR, rompiera las relaciones con ellos. Una cantidad de estupideces y zancadillas que nos han sucedido en estos años... pero luego el apoyo de todas las instituciones era muy potente y no nos podíamos permitir el lujo de dejarlo y seguimos y cuando menos lo imaginaba fue cuando, en octubre de 2019, vino el consejero a decir que sí, que se iban a comenzar los pasos.

¿Fue en ese momento cuando sintió realmente que lo estaban consiguiendo?

Fue en ese momento. Unos días antes ya supe que era posible, que habían reconocido que no se podía mantener esa negativa. Y a partir de ese momento era seguir empujando para intentar acelerarlo. Recuerdo que en diciembre de ese año me hicieron llegar bajo cuerda la memoria y una especie de anteproyecto y estaba muy bien y dije, qué bien, qué factible es. Luego la administración es lentísima.

¿Qué sensación tuvo cuando se confirmó la puesta en marcha de la unidad satélite de radioterapia?

Una sensación de felicidad. Para mí el tema de la radioterapia, a nivel emocional, lo tenía muy ligado a una de nuestras voluntarias, Marina, que el año pasado falleció, que cuando nos contaba el suplicio que había pasado con los desplazamientos, a mí me tenía emocionadísimo.

Si no hay nuevos contratiempos puede que este año comiencen los tratamientos ¿No le da pena no estar ahí como presidente cuando llegue el momento de la inauguración?

No, pena no. Imagino que para la persona que continúe en esta carrera va a ser un espaldarazo importante. Y yo en estos ocho años he tenido suficientes espaldarazos. El otro día en una reunión en el hospital me dijeron, ¿vendrás?, y dije, si me invitáis, sí, vengo y me encantará.

Otro punto destacado fue conseguir la nueva sede, ganar en visibilidad

Sí. La verdad es que estábamos en un sitio imposible, no había nadie que supiera donde estaba. Estábamos al final de un pasillo con dos quiebros de 90 grados, con habitaciones sin iluminación y ventilación. Yo siempre dije que teníamos la sede más cutre de toda España. Empezamos a pedir al Ayuntamiento, la Junta... y de repente surgió la posibilidad de esta sede (ahora están en la calle Virreina María Dávila), que es un sueño. Hemos pasado de ser la sede más cutre a una de las mejores de España. Para nosotros esta sede es un sueño. Aquí todos los días viene gente, pregunta, y eso es una alegría increíble. Allí, montones de días no entraba nadie.

Otra cosa de la que me alegro muchísimo es la casa de acogida, que es increíble. Viene gente de los pueblos de Ávila, mucha gente humilde, que a lo mejor tiene que venir con un paciente y piensan en un hotel u hostal y mucha gente no dispone de medios. Tener ese servicio de forma gratuita es muy agradable y además el convenio con los taxistas para que les salieran gratis los desplazamientos. Ahí la Diputación lo entendió y tenemos una subvención que cubre los gastos y el personal de Naturávila que atiende a la gente maravillosamente. Cuando está abierto el comedor porque están los campamentos de los niños pueden ir a comer de forma gratuita, los atienden de forma excepcional.

¿Se está usando ya más?

Cuesta mucho trabajo. Pasamos de 70 el primer año a siete en 2020 y a 17 en 2021 y este año también tenemos baja utilización. Con la Guerra de Ucrania me pidió Diputación, como tenemos dos casas, que si podían utilizar una de las casas para alguna de esas familias y dijimos que sí. 

¿Cómo ha sido para vosotros este tiempo de pandemia?

Al principio fue terrible. Tuvimos que cerrar la sede. En la atención telefónica teníamos un teléfono y cuando estábamos lo cogíamos y cuando no estábamos, no. Si eso nos pasa sin el servicio de Infocancer, que las llamadas se atienden los 365 días al año 24 horas al día, las llamadas se hubieran perdido, pero pudimos atender a toda la gente. Les llamábamos e intentábamos ayudarles. Y luego, la verdad es que no teníamos los sistemas preparados pero al final ha funcionado fantástico y con las juntas locales tenemos ahora más contacto con medios telemáticos que antes. No es igual pero es un sistema que ha venido para quedarse.

¿Qué ofrece la AECC a pacientes y familiares hoy en día?

Tenemos la atención a pacientes y familiares, gente que tiene dudas. Muchas veces los pacientes solo necesitan acompañamiento, otros tienen problemas psicológicos, de poder comprender por qué ellos y en ese sentido la ayuda psicológica es muy importante. También la atención social, hay mucha gente que tiene que dejar de trabajar o con problemas de todo tipo, incluso para comprar medicamentos. En estas cosas esa es la atención social. También tenemos otras atenciones a pacientes que quieren una peluca, un gorro, un pañuelo, una prótesis de mama y también tenemos ese servicio.

Todos los servicios de la asociación son gratuitos y universales. Hemos tenido muchos casos de gente en situación ilegal y les prestamos los mismos servicios. Espero que esto se pueda mantener a lo largo de los años pero no es fácil porque las subvenciones públicas son muy pequeñas, no llegan al nueve por ciento, y hay que hacerlo en base a conseguir socios y hacer eventos, vender cosas. Esto también nos da mucha visibilidad, que es muy importante.

Tiene intención de seguir vinculado a la asociación ¿Cuáles son sus planes?

Mis planes son empezar a ser voluntario de hospital y paliativos.