Nuevo varapalo judicial para la División de Formación y Perfeccionamiento de la Policía Nacional en relación con los opositores que tras ganar un recurso se reincorporan a la oposición de la Escala Básica. Así, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid entiende que la citada División incurrió en «desviación de poder» para «impedir que se ejecutaran» sentencias previas al complicar «sobre manera» y con una «complejidad muy superior a la de los ejercicios propuestos en la convocatoria ordinaria» las pruebas psicotécnicas que en junio del pasado año y de forma extraordinaria realizó a un grupo de 28 ositores, 17 de ellos representados por el abogado J. B. R., que tras ser declarados no aptos recurrieron y ganaron ese recurso. Ahora la Justicia ha vuelto a dar la razón a estos opositores, entre los que se encuentra el tinerfeño F. D. V, de 53 años, al obligar a la Policía Nacional a ejecutar de forma «correcta» la sentencia «para evitar, en la medida de lo posible, nuevos comportamientos indeseados que pudieran provocar, además, una mayor dilación de este proceso» teniendo en cuenta que este grupo de opositores son de la promoción XXXII, que es la que se examinó en el año 2015.
Así, explica este letrado con despacho en Ávila, los autos del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en relación con este tema obligan a la División de Formación y Perfeccionamiento a convocar nuevamente a estos opositores a realizar los test psicotécnicos, que son la última prueba de esta oposición, «junto y al mismo tiempo que los que realicen los aspirantes al proceso selectivo en curso». Y no solo eso, apunta este abogado, sino que a estos opositores se les respetará la nota de corte de su promoción, en este caso la XXXII, que se estableció en el 4, 64.
Tras estos nuevos pronunciamientos del TSJ de Madrid se da un paso más para que el opositor tinerfeño pueda acceder como alumno a la Escala Básica de Policía, algo que de aprobar el examen psicotécnico, que ahora deberá realizar junto a sus 27 compañeros con la promoción en curso, le permitiría acceder a la Escuela Nacional de Policía de Ávila como alumno con 53 años, una edad insólita por poco habitual.