Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Han pasado cuatro años y toda una vida

27/05/2022

Hace ahora cuatro años se presentaba la moción de censura contra Mariano Rajoy. Aquello iba a cambiar la historia de España. La ha cambiado, de hecho. Ahora tenemos que pararnos un momento a pensar en si ha sido para bien, para mal o para regular. Y si se está actuando en consecuencia.
Todo ha mudado desde finales de mayo de 2018: desde la valoración ciudadana del anterior jefe del Estado --que es como revisar a fondo la Historia inmediata--, hasta la configuración de los partidos que protagonizaron aquel debate de la moción. Profundos cambios en Podemos, de cuyos dirigentes fundacionales solo queda Irene Montero; enorme mudanza en la oposición conservadora, con la práctica desaparición de Ciudadanos y un relevo total en el PP. Y el auge de Vox, naturalmente.
De los dirigentes políticos de hace menos de un lustro solo queda uno: Pedro Sánchez. Que es quien, a la vista del cambio total en torno suyo, deberá tomar decisiones clave para llegar con bien al final de la Legislatura. Porque tomando solamente como referencia todo lo ocurrido en el último mes, que ha incluido cosas de tan enorme gravedad como poner en peligro el diálogo con la Generalitat de Catalunya, la credibilidad de los servicios de información del Estado, profundizar en la crisis de las instituciones --empezando por la Corona-- y agravar las hostilidades internas en el Ejecutivo, se palpa la enorme dificultad de que todo siga como estaba hace cuatro años, sin más.
Pero lo cierto es que cada sesión parlamentaria, cada debate de proyecto de ley, cada acto institucional, ponen de manifiesto que lo más constructivo de la Legislatura, si algo de tal ha tenido -que sí lo ha tenido--, está agotado. Lo que se haga desde ahora será para prorrogar el actual estado de cosas, con un Gobierno partido en dos, con los 'socios' que apoyaron hace ahora cuatro años la moción de censura contra Rajoy en franca desbandada. La sociedad, lo muestra un mínimo análisis de las 'tripas' de las encuestas que estos días proliferan, está cansada y ha dejado de creer en las soluciones falsamente 'políticas'.
Tras lo ocurrido en el último mes, con el 'catalángate' estallando a instancias de Puigdemont --un gran enemigo del Estado--, y con el 'moncloagate', también insuficientemente explicado por Sánchez este jueves en el Congreso de los Diputados, o con la polémica sobre la Corona surgida de la extraña visita de Don Juan Carlos, resulta difícil hablar de 'normalidad democrática' en el país. Las instituciones han sido zarandeadas, desde la Monarquía hasta el poder judicial; los servicios secretos están en solfa y el panorama económico es incierto, con unos Presupuestos que hace tiempo dejaron de tener siquiera una apariencia de realidad.
Un país no funciona solamente por tener un Gobierno fuerte, como una democracia no es tal por el mero hecho de que se vote cada cuatro años. España está saliendo de una especie de 'shock' originado por circunstancias sin precedentes. Y, cuando los árboles nos dejen ver el bosque, comprobaremos que carece de sentido seguir haciendo lo mismo, casi de la misma manera, que se hacía hace cuatro años que han sido, en verdad, distintos a cuanto habíamos conocido o imaginado. No sé si Sánchez es consciente del enorme reto que tiene ante sí: no estoy entre quienes le critican por principio y por todo. Pero no estoy seguro de que sea capaz de afrontar, no tan solo al menos, el enorme desafío democrático que España tiene ante sí.